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La propiedad de teléfonos móviles está muy extendida. ¿Por qué sigue rezagada la inclusión digital?

La propiedad de teléfonos móviles está muy extendida. ¿Por qué sigue rezagada la inclusión digital? Fotografía: Arne Hoel/Banco Mundial.

El creciente uso de teléfonos móviles está ampliando la disponibilidad de recursos digitales para las personas de todos los niveles de ingresos. El 84 % de los adultos de los países en desarrollo ahora tienen su propio teléfono, un dato prometedor proporcionado por la nueva herramienta Digital Connectivity Tracker (Rastreador de la conectividad digital) de Global Findex (i).

Sin embargo, aproximadamente uno de cada cuatro de estos adultos tiene un teléfono básico más asequible, con una funcionalidad simplificada y sin un navegador de internet. Eso significa que solo dos tercios de todos los adultos tienen teléfonos inteligentes con todas las funciones que permiten el uso de aplicaciones y navegadores.

Sabemos que los teléfonos inteligentes son la principal vía que utilizan las personas en los países en desarrollo para acceder a internet, por lo que a menudo quienes no tienen dichos aparatos no pueden aprovechar  
las oportunidades de comunicación, información y generación de ingresos que ofrecen los canales digitales. Para crear oportunidades económicas digitales más equitativas, especialmente para los adultos y las mujeres más pobres, debemos abordar las barreras y los riesgos relativos a la inclusión digital, comenzando por el acceso a los teléfonos inteligentes.

La rampa de acceso para las actividades digitales

La tenencia de teléfonos inteligentes es uno de los principales factores que impulsan la inclusión digital, pero el acceso sigue siendo desigual, especialmente para las mujeres y los adultos de bajos ingresos. Las personas que pertenecen al 40 % de los hogares más pobres tienen 8 puntos porcentuales menos de probabilidades de poseer un teléfono que sus pares más acomodados, y las mujeres tienen 9 puntos porcentuales menos probabilidades que los hombres. Si bien la propiedad de teléfonos básicos está distribuida de manera más uniforme, la brecha se debe en gran medida a las disparidades en el acceso a teléfonos inteligentes, que son esenciales para el uso de internet y la participación en diversas actividades digitales.

A nivel regional, la tenencia de teléfonos inteligentes varía ampliamente, desde alrededor del 80 % de los adultos en Asia oriental, el Pacífico, y Europa y Asia central hasta solo el 33 % en África subsahariana y el 40 % en Asia meridional (véase el mapa 1). Estos patrones regionales reflejan fielmente las diferencias en la actividad digital, como el uso de los medios sociales, el aprendizaje virtual y la obtención de ingresos a través de plataformas digitales (véase el gráfico 1). En las regiones con poco acceso a teléfonos inteligentes, es aún menos probable que las mujeres posean estos dispositivos, lo que dificulta su participación en la vida digital y refuerza las mayores desigualdades.

Mapa 1: Propiedad de teléfonos inteligentes en todo el mundo

Gráfico 1: Casos de uso digital, por orden de popularidad

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Obstáculos para la inclusión digital

Los adultos que no poseen un teléfono inteligente a menudo enfrentan el mismo obstáculo: el costo. Con creces, la mayor parte de los encuestados en Asia meridional y África subsahariana, donde los niveles de tenencia son más bajos, dijeron que no podían comprar un dispositivo.

Superar estas barreras por el lado de la oferta puede no ser tan sencillo como ofrecer aparatos gratuitos o subsidiados. Investigaciones realizadas en Tanzanía (i) y Malawi (i), por ejemplo, muestran que, cuando las mujeres reciben dispositivos gratuitos, con frecuencia los venden para conseguir dinero en efectivo o un miembro de su familia toma el control de ellos.

Los esfuerzos para promover la conectividad digital también deben ir más allá de solo aumentar la accesibilidad de los dispositivos móviles. Si bien el costo encabeza la lista como la principal barrera para la inclusión digital, los consultados suelen mencionar también otros desafíos que les impiden ser dueños de un teléfono móvil. Entre estos se encuentran el costo de los datos móviles, la dificultad para leer y escribir, o la dependencia del teléfono de otra persona. Al igual que los costos de los dispositivos, la asequibilidad de los datos móviles no parece tener una solución simple. Por ejemplo, en las bibliotecas y cafeterías locales es común que se disponga de wifi gratuito, pero solo una pequeña proporción de adultos —el 5 % en promedio en las economías en desarrollo— aprovecha este servicio.

La falta de alguna forma de identificación también sigue siendo un obstáculo para acceder a la tecnología móvil y utilizarla. Para comprar una tarjeta SIM —esencial para conectarse a redes móviles y almacenar información del propietario— se necesita a menudo un documento de identidad. En muchos países, servicios como el dinero móvil y las plataformas de trabajo digital también exigen que la tarjeta SIM esté registrada a nombre del usuario para verificar la identidad y permitir la realización de transacciones o pagos.

En seis de las ocho economías con las tasas más bajas de tenencia de documentos de identidad (menos del 70 % de los adultos), el problema más común entre los adultos sin una identificación son las dificultades para comprar y registrar una tarjeta SIM. (Los datos sobre la identidad básica y digital se recopilaron a través de una asociación entre la iniciativa Identificación para el Desarrollo (ID4D) [i] y Global Findex).

Tener presente la seguridad y la protección de los consumidores

En todo esfuerzo para ampliar la inclusión digital también se deben tener en cuenta los riesgos que enfrentan las personas, especialmente aquellas con menos conocimientos digitales. Casi el 20 % de los propietarios de teléfonos móviles han recibido un mensaje fraudulento o un mensaje de texto de remitentes desconocidos solicitando dinero; ese porcentaje sube al 30 % en América Latina y el Caribe. Aunque solo una pequeña proporción envió realmente el dinero, las investigaciones apuntan a riesgos crecientes a medida que los estafadores adoptan la inteligencia artificial generativa para crear fraudes más convincentes. Además, alrededor del 10 % de los dueños de teléfonos móviles han sido acosados a través de mensajes telefónicos o plataformas en línea.

Eliminar los obstáculos a la inclusión digital, incluidos el costo, la facilidad de uso y la seguridad, requerirá una amplia colaboración entre los entes reguladores, los fabricantes de dispositivos, los proveedores de redes móviles y las organizaciones de defensa de los usuarios. Juntos, deben trabajar para abordar de manera integral los desafíos del lado de la oferta y, al mismo tiempo, apoyar los cambios educativos y conductuales necesarios para promover el acceso y el uso digitales seguros y eficaces.

 


Idah Z. Pswarayi-Riddihough

Directora a cargo de las operaciones en Mozambique, Madagascar, Mauricio, Comoras y Seychelles

Leora Klapper

Economista principal

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