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La ciencia de la lectura puede ayudar a revertir la crisis de capacidad lectora en los países de ingreso bajo y mediano

La ciencia de la lectura puede ayudar a revertir la crisis de capacidad lectora en los países de ingreso bajo y mediano En los países de ingreso bajo y mediano, casi el 60 % de los alumnos no pueden leer un texto simple y apropiado para su edad al finalizar la escuela primaria. Derechos de autor: Doug Linstedt/Unsplash.

Este blog se publicó originalmente en Comunidades de Investigación de Springer Nature (i). Puede verlo en esta página (i), y leer el artículo completo en esta página (i).

Aprender a leer es el logro más importante en la educación primaria. La capacidad de leer permite que una persona adquiera nuevos conocimientos, y es la base del empleo, la participación política, y la salud y el bienestar a lo largo de toda la vida. Por lo tanto, no es de extrañar que la aspiración de que todos los niños tengan competencias básicas de lectura y escritura esté consagrada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (Objetivo 4: Educación de calidad).

Prácticamente todos los niños pueden aprender a leer si reciben la instrucción adecuada y tienen la oportunidad de practicar. Sin embargo, a pesar de los altos niveles de matriculación en la escuela primaria, en los países de ingreso bajo y mediano, casi el 60 % de los alumnos no pueden leer un texto simple y apropiado para su edad al finalizar la escuela primaria. Según algunas estimaciones, este porcentaje es aún mayor después de la pandemia.

Estos datos confirman el enorme fracaso de los sistemas escolares en todo el mundo. En nuestra investigación publicada en Nature Human Behavior, nos preguntamos por qué tantos niños que van a la escuela no aprenden a leer. Específicamente, procuramos averiguar si los alumnos de los primeros años de educación primaria están adquiriendo las habilidades secundarias básicas que sustentan la lectura.

Evidencias de la ciencia psicológica, a menudo llamada la ciencia de la lectura (i), describen una serie de competencias secundarias que debe adquirir un niño antes de poder comprender lo que lee. Para aquellos que aprenden idiomas alfabéticos, las habilidades secundarias son el conocimiento de los nombres y sonidos de las letras de su alfabeto. Los niños pueden usar este conocimiento para decodificar palabras simples: por ejemplo, para deletrear los símbolos impresos del vocablo “gato” (g->/g/, a->/a/, t->/t/, o->/o/). Aprender a saber cómo se usan las letras para representar el lenguaje es necesario porque, de lo contrario, los niños perciben estos símbolos visuales como simples líneas, garabatos y puntos arbitrarios. 

Reunimos datos para averiguar las habilidades secundarias de lectura que tenían más de 500 000 estudiantes en 48 países durante los primeros tres años de enseñanza de la lectura. Para ello, utilizamos una herramienta conocida como Evaluación de Lectura en los Primeros Grados (EGRA), que permite diseñar pruebas de lectura adecuadas en los distintos idiomas y países, y comparamos los puntajes de estas pruebas con valores de referencia bien establecidos sobre el nivel para ser considerado un buen lector, y para saber si hay necesidad de recibir apoyo adicional.

Nuestros análisis mostraron fracasos dramáticos en la adquisición incluso de habilidades secundarias más básicas como saber los nombres y los sonidos de las letras. Solo una pequeña proporción de los puntajes de lectura en nuestra muestra alcanzó los valores de referencia mínimos para el desarrollo satisfactorio de la lectura, y el rendimiento se alejó aún más de los puntos de referencia con el paso de cada año. En el tercer año de enseñanza de la lectura, el 96 % de nuestras muestras obtuvieron puntajes tan bajos en el conocimiento de los sonidos de las letras que se situaron por debajo de un valor de referencia de riesgo grave establecido, lo que indicó la necesidad de una intervención intensiva. Como era de esperarse, encontramos una relación fuerte y positiva entre cada una de las habilidades secundarias evaluadas y la comprensión lectora. Los alumnos no pueden entender el significado del texto si no conocen las letras o no saben qué representan.

Nuestro trabajo indica que los estudiantes en los países de ingreso bajo y mediano avanzan con gran lentitud, lo que hace casi imposible que alguna vez puedan leer con fluidez. El costo de este fracaso en las oportunidades de vida de los niños se agrava a medida que los alumnos crecen y necesitan utilizar la lectura para acceder al plan de estudios de la escuela secundaria. Los resultados adversos en la enseñanza de habilidades de lectura básicas también reducen la eficacia general de las inversiones mundiales en educación, porque los estudiantes no pueden aprovechar esas inversiones.

Nuestras conclusiones ponen de relieve la necesidad de una respuesta urgente en materia de políticas. Hasta ahora, los marcos (i) que rigen el modo en que los organismos internacionales de desarrollo comparan la alfabetización en los países de ingreso bajo y mediano se centran en la comprensión lectora. Ese enfoque debe cambiar para que los alumnos puedan decodificar el texto escrito en sonidos con fluidez, idealmente a mediados de la escuela primaria. Las metas en torno a la comprensión establecidas en estos marcos no se pueden alcanzar si los niños no pueden convertir secuencias de letras en palabras. 

La ciencia de la lectura proporciona un camino claro para abordar el fracaso de las políticas documentado en nuestro artículo. Tenemos más de 30 años de evidencias que muestran que proporcionar instrucción utilizando la fonética sintética es clave para desarrollar habilidades de decodificación fundamentales que son la base para aprender a leer. La fonética sintética es un programa estructurado de lecciones que generalmente se llevan a cabo de manera diaria durante los dos primeros años de la escuela primaria, y está diseñado para enseñar explícitamente a los alumnos cómo se relacionan las letras del sistema de escritura con los sonidos del idioma. Nuestros resultados sugieren que este conjunto de evidencias no se está utilizando para orientar la enseñanza en los países de ingreso bajo y mediano, y nuestras conclusiones coinciden de manera más general con el juicio de que educación no es lo mismo que aprendizaje. En nuestras muestras, los estudiantes asistían a la escuela, pero no aprendían. Es fundamental que la enseñanza de la lectura basada en datos empíricos se acompañe de evaluaciones periódicas de las habilidades de decodificación y de lectura más amplias de los alumnos. No se debería esperar hasta el final de la escuela primaria para descubrir que los estudiantes no saben leer.

Los países de ingreso bajo mediano suelen destinar cerca del 4 % de su PIB a la educación, y mejorar la alfabetización se ha convertido en un tema central para los organismos internacionales de desarrollo. La lectura es la capacidad aprendida más indispensable para el éxito general de los estudiantes, y todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible dependen de que la población esté alfabetizada. Al estudiar rigurosamente el fracaso de los sistemas educativos de los países de ingreso bajo y mediano de no dotar a los alumnos de las habilidades básicas para aprender a leer, esperamos que los responsables de formular políticas den prioridad al diseño y la implementación de la instrucción basada en evidencias que produce resultados satisfactorios.

 


Kathleen Rastle

Profesor de Psicología Cognitiva, Royal Holloway, Universidad de Londres

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