Hoy es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Es un hito importante de la lucha para poner fin a la pobreza extrema antes de fines de 2030, un momento para que renovemos el compromiso colectivo de hacer más para alcanzar este objetivo, y de hacerlo mejor, así como de reflexionar sobre los avances logrados por la comunidad mundial de manera conjunta.
Desde 1960, la Asociación Internacional de Fomento (AIF) ha estado en primera línea de nuestra labor en los países más pobres. Las inversiones de la AIF ayudan a impulsar mayor estabilidad y progresos en todo el mundo al prevenir los conflictos y la violencia, generar inversiones privadas, crear empleos y fomentar el crecimiento económico, prevenir los peores efectos del cambio climático, y promover la igualdad de género y la buena gobernanza.
Con la ayuda de la AIF, cientos de millones de personas han salido de la pobreza gracias a la creación de empleos, y el acceso a escuelas, servicios de salud, redes de protección social, carreteras, electricidad, entre otras cosas. Nuestros resultados más recientes revelan sencillamente que la AIF es eficaz. Por ejemplo, entre 2011 y 2017, la AIF ayudó a más de 600 millones de personas a recibir servicios esenciales de salud, a 30 millones de embarazadas a recibir atención prenatal proporcionada por un proveedor de servicios de salud, a contratar a 8 millones de docentes, y a inmunizar a 250 millones de niños.
La movilización más amplia de estas inversiones, incluso atrayendo más recursos privados, es crucial en momentos en que aspiramos a hacer más y a hacerlo mejor.
La histórica decimoctava reposición de los recursos de la AIF (AIF-18) nos coloca en un rumbo firme para hacer precisamente eso. El compromiso de financiamiento por un monto sin precedente de USD 75 000 millones para 75 países de ingreso bajo en los próximos tres años fue un éxito para el multilateralismo. El paquete de financiamiento comprende fondos que la AIF prevé obtener de su primera incursión en los mercados de capitales. La hoja de ruta de políticas abarca algunos de los compromisos más enérgicos jamás vistos para combatir la pobreza extrema.
El financiamiento sin par nos está permitiendo duplicar los recursos para abordar la fragilidad, los conflictos y la violencia (más de USD 14 000 millones), así como las causas profundas de estos riesgos antes de que se produzca una escalada de ellos, y proporcionar financiamiento adicional para los refugiados y sus comunidades de acogida (USD 2000 millones). El mayor monto de financiamiento nos está ayudando a reforzar el apoyo para la preparación ante las crisis y la respuesta a estas situaciones, para la gestión de los riesgos de desastres, los pequeños Estados, la integración regional y la inversión privada.
El aumento del financiamiento entraña la intensificación del impacto. Entre los resultados previstos, para mencionar tan solo unos pocos, se cuentan el acceso a fuentes de agua mejoradas para 45 millones de personas, la inmunización de 180 millones de niños, y la creación de otros 5 gigavatios de capacidad de generación de energía de fuentes renovables. Nuestro nuevo planteamiento para atraer inversiones privadas en los mercados más pobres y más frágiles dará lugar a la creación de empleos y cubrirá los déficits de financiamiento con inversiones privadas adicionales por un valor estimado de entre USD 6000 y USD 8000 millones.
El camino hacia 2030 es largo y arduo. Pero la AIF-18 es un buen punto de partida . Con el compromiso común y la atención constante de la comunidad mundial, los objetivos están a nuestro alcance. ¿Cómo sabemos que es posible? Porque la AIF es eficaz.
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