Es innegable que se han logrado avances en la reducción de la pobreza extrema en los últimos 25 años —disminuyendo del 36 % de la población mundial en 1990 al 8,6 % en 2018— y que las condiciones de vida de cientos de millones de personas han mejorado durante ese periodo.
Sin embargo, la reducción de la pobreza no ha sido uniforme entre los países y hoy se está desacelerando. La pobreza extrema continúa siendo persistentemente elevada en los países más pobres del mundo, donde el 31 % de la población vive con menos de USD 1,90 al día.
Muchos países están rezagados en sus metas hacia otros objetivos de desarrollo: 2 de cada 5 personas no tienen acceso a la electricidad, 1 de cada 3 carece de agua limpia y potable y 1 de cada 5 sigue sufriendo de desnutrición. Aunque algunos países han logrado avances, queda claro que persisten graves problemas.
Durante aproximadamente 60 años, la Asociación Internacional de Fomento (AIF) —la fuente de financiamiento en condiciones concesionarias del Grupo Banco Mundial— no se ha mantenido al margen de estos desafíos. La AIF proporciona financiamiento para el desarrollo en forma de donaciones y créditos que no tienen cargos por interés o estos son muy bajos para los Gobiernos en los países más pobres. En una época cuando aumentan las vulnerabilidades derivadas de la deuda en muchos países, los fondos de la AIF apoyan las inversiones críticas que pueden ampliar el crecimiento económico y ayudar a los países a superar los problemas específicos que enfrentan.
Con la asistencia de la AIF, los países han avanzado incluso en los entornos más difíciles. En la República Democrática del Congo, la AIF ha ayudado a la recuperación económica al vincular a los agricultores con los mercados a través de caminos rurales en 715 aldeas y crear 50 000 empleos en obras públicas especialmente para los jóvenes y las mujeres.
En Afganistán, proyectos respaldados por la AIF han permitido generar 5500 kilovatios de electricidad, construir 850 kilómetros de caminos y suministrar 63 millones de litros de agua potable diarios, beneficiándose a 4,5 millones de personas. Y en Haití, la asistencia de la AIF ha ayudado a inmunizar a 640 000 niños y asegurar la presencia de parteras calificadas en 20 000 nacimientos.
Sin embargo, el valor de la AIF se extiende más allá del financiamiento. Durante años, la AIF y sus asociados han dado prioridad al aprendizaje, la innovación y los resultados para brindar soluciones de vanguardia a estas cuestiones complejas . En las situaciones frágiles y de conflicto, la AIF está usando su base de conocimientos cada vez mayor para abordar mejor los riesgos y los factores que impulsan la fragilidad.
La AIF ha ampliado su apoyo para las soluciones regionales, ayudando a los países a aumentar los esfuerzos de integración en curso y participando en nuevas iniciativas interregionales y mundiales. En el Sahel, en su condición de principal donante de ayuda para los países de la región, el Banco Mundial está bien posicionado para convocar a clientes y asociados a fin de identificar soluciones para diversos desafíos de desarrollo, (i) en particular aquellos relacionados con las dimensiones regionales de la fragilidad. En camino a duplicar sus compromisos para tres años por un monto de USD 2500 millones que corresponden a la anterior reposición de los recursos, la AIF se propone aumentar aún más su apoyo a la región del Sahel, y se espera que el financiamiento llegue a USD 6500 millones, dependiendo del desempeño de cada país.
La AIF sirve de base para el apoyo del Banco Mundial a los Estados pequeños, que enfrentan desafíos únicos debido a su tamaño y con frecuencia a su aislamiento geográfico. Durante el actual ciclo de tres años de la AIF, los compromisos para los países que pueden recibir financiamiento de la Asociación han superado los USD 1700 millones, sobrepasando ya el total de USD 1200 millones del ciclo anterior. Este aumento ha sido fundamental para responder a los desastres naturales y fortalecer la resiliencia. Por ejemplo, el Proyecto de Transporte Resistente al Clima en el Pacífico está ayudando a construir infraestructura de transporte más resiliente en Samoa, Tonga, Tuvalu y Vanuatu.
La AIF tiene una capacidad única de cumplir un rol de liderazgo creíble para lograr programas de desarrollo tan diversos que incluyen temas como desechos marinos, preparación y respuesta para enfrentar las crisis, sostenibilidad de la deuda, igualdad de género y cambio climático.
En materia de cambio climático, la AIF está ayudando a los países a implementar sus objetivos relacionados con el clima. Durante los primeros dos años de la decimoctava reposición de los recursos (AIF-18), la Asociación ha dado un mayor apoyo a los países para adaptarse a los efectos del cambio climático (en total USD 7800 millones) y mejorar los esfuerzos de mitigación (en total USD 5900 millones). Además, todas las operaciones de la AIF se evalúan para determinar los riesgos climáticos y de desastres a corto y largo plazo.
La AIF está también aprovechando las fortalezas de todas las instituciones del Grupo Banco Mundial —entre ellas la Corporación Financiera Internacional y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones— para asegurar que los recursos, los conocimientos técnicos y las soluciones se maximicen en los lugares donde las condiciones son más complejas. Hace dos años, los accionistas de la AIF abrieron nuevos derroteros al poner en marcha el Servicio de Financiamiento para el Sector Privado de la AIF, un mecanismo dotado de USD 2500 millones y dirigido a ayudar a mitigar los riesgos y otros obstáculos para la inversión del sector privado en los mercados más difíciles del mundo, incluidos aquellos con una capacidad gubernamental débil, marcos jurídicos inadecuados, una falta de mercados de capital y escasa infraestructura.
Quizás tan importante como estas innovaciones es el modelo de la AIF dirigido por los propios países y orientado a los resultados que fomenta que los países encabecen su propio desarrollo. La AIF responde de manera rápida y flexible y asegura que los recursos que asigna a los países se destinen a abordar las preocupaciones y necesidades más acuciantes y, al mismo tiempo, ayuden a crear instituciones y sistemas adecuados.
La AIF continúa siendo una plataforma única que permite a otros asociados en la tarea del desarrollo funcionar a plena capacidad al reducir la fragmentación de la ayuda entre donantes y las cargas administrativas para los países clientes. Esto también le permite establecer alianzas sólidas y eficaces con otros organismos multilaterales y bilaterales e instituciones nacionales, las Naciones Unidas, el sector privado y la sociedad civil.
A medida que la AIF se encamina hacia el término de las deliberaciones acerca de la decimonovena reposición de los recursos (AIF-19) junto con sus asociados en diciembre de este año, hemos oído de manera clara y rotunda que la AIF debe continuar su labor para responder rápidamente a los principales desafíos de desarrollo que existen en el mundo en la actualidad.
Con sus asociados, la AIF ha elaborado un conjunto de medidas de política muy sólido para la AIF-19 que permitirá invertir en el crecimiento, las personas y la resiliencia de los países que tienen mayores necesidades. Establece un rumbo más ambicioso para la AIF, directamente enfocado en los resultados y los impactos, y una mayor demanda de los prestatarios de la AIF.
Una AIF-19 sólida nos permitirá asistir mejor a los países en estos tiempos difíciles. Agradecemos el apoyo de nuestra gran comunidad de donantes, que reconocen el valor de la alianza con la AIF y ayudan a hacer posible los avances en materia de desarrollo.
Durante las Reuniones Anuales de 2019 del Grupo Banco Mundial, la AIF respaldó los llamados de China, Francia, los Países Bajos, Arabia Saudita, Suecia y el Reino Unido para lograr una sólida decimonovena reposición de los recursos de la AIF (AIF-19). Y las declaraciones de apoyo para la AIF-19 (i) de Gobiernos de África, Oriente Medio, Asia meridional y sudoriental, y el Pacífico reafirman nuestra convicción de que una AIF dotada de los recursos necesarios puede y debería hacer más.
Reconociendo que el tiempo es escaso, es más importante que nunca actuar con urgencia para realizar el trabajo crítico que tenemos por delante. Instamos a los donantes de la AIF a sumarse a nosotros y a asegurar que logremos una sólida AIF-19 que satisfaga las ambiciosas metas que todos compartimos. Juntos, podemos continuar trabajando para reducir la pobreza, aumentar la prosperidad y conseguir nuestros objetivos comunes en favor de las personas más necesitadas.
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