Se supone que el amor es puro e incondicional. Un estudio reciente (i) de Ginger Jin, Fali Huang y mío sugiere que el amor es complicado: la cantidad de amor que se consigue puede depender de si usted o sus padres encontraron a su cónyuge, y si usted es parte de una familia en la que la ayuda en la vejez debe ser proporcionada por los hijos.
A través de la historia y en muchos países incluso hoy, los padres han desempeñado un papel importante en la conformación del matrimonio. Hasta hace un siglo en China, la mayoría de los matrimonios eran decididos por los progenitores. De hecho, había muchos patrones que pueden parecer extraños en los tiempos modernos (Cheung, 1972): el novio y la novia típicamente nunca se conocían hasta el día de la boda (de modo que la pasión no obstaculizara el aumento de la riqueza de la familia); a veces una muchacha era “comprada” a una edad muy temprana para educarla al interior de un hogar y prepararla para ser la esposa de un hijo (se les enseñaba a tener buena actitud y habilidades), y a las niñas se les inculcaba que las mujeres sin talentos eran automáticamente virtuosas (de manera que aprendieran las labores del hogar sin quejarse). En muchos otros países, como India, los matrimonios concertados siguen siendo comunes. Catalina la Grande se casó con Pedro III como parte de un convenio hecho en 1745 por la emperatriz rusa Isabel, que era la tía de este. Tales arreglos de los matrimonios eran al parecer comunes entre las familias reales de Europa en tal periodo.
Uno de los temas que tiene relación con los matrimonios concertados por los padres es el hecho de que en la mayoría de los países en desarrollo, y durante gran parte de la historia de la humanidad, el apoyo a los ancianos ha sido proporcionado por las familias, especialmente por sus hijos. Cuando los padres desean criar a un hijo con buenas habilidades, ¿cómo se pueden cerciorar de que este retribuirá su inversión proporcionándoles apoyo financiero en la vejez?
Becker, Murphy y Spenkuch (2015) sostienen que los padres gastarían recursos para manipular las preferencias del niño de modo que sea altruista con sus progenitores. De esta manera, el niño se compromete cuando crezca a dar ayuda a sus padres ancianos. Sabiendo esto, los padres, incluso teniendo apremios financieros, invertirán lo máximo posible en el niño.
Jin, Huang y yo estudiamos los datos de parejas de comienzos de la década de 1990 en China para examinar cómo los matrimonios concertados por los padres difieren de los independientes en términos de los resultados de la unión. En los primeros casos, la pareja fue concertada por los padres o parientes; en los segundos casos, por la pareja misma o sus amigos. Analizamos el nivel de armonía en el matrimonio —un indicador del amor— medido por el grado de conflictos domésticos y sus soluciones; el ingreso común de la pareja; las características de la esposa, y el número de hijos.
La percepción es que si bien los ingresos de la pareja y las características de la esposa —tales como la tendencia a seguir los valores tradicionales—, se pueden compartir con los padres pero eso es mucho menos en el caso del amor. El punto de que el amor no se puede compartir más allá de la pareja es ilustrado por un episodio de la serie televisiva “Seinfeld”. Jerry y Elaine, que antes fueron amantes y después solamente amigos durante mucho tiempo, vuelven a ser amantes. Viendo la conducta íntima de Jerry y Elaine, Kramer —el amigo y vecino de Jerry—, exclamó: “¡Ustedes dos me gustaban mucho más cuando eran amigos!”.
Incapaces de disfrutar plenamente del amor entre la pareja, los padres —al convertirse en casamenteros—, escogerían a alguien basado en parte en lo que a ellos les gusta. Dado que un componente clave de ayuda en la ancianidad se proporciona dentro del hogar, los padres y la nuera deben llevarse bien; por lo tanto, una nuera obediente sería deseable para los padres. Si eligen o no una nuera con capacidad de generar altos ingresos depende de las oportunidades del mercado laboral. En las áreas urbanas, existen más oportunidades de ingresos, y los padres tienen incentivos para escoger a nueras a las que les va bien en el mercado laboral (con las que se puedan llevar bien y que estén dispuestas a hacer las tareas de la casa). En las áreas rurales, las oportunidades de ingresos son escasas, y, en consecuencia, los padres eligen a nueras que se dediquen a las labores domésticas, y las cuales tienden a ser sumisas y a tener un nivel de educación más bajo.
Estas conjeturas se basan en los resultados de nuestra investigación. En realidad, las parejas concertadas por los padres tenían menor armonía en el matrimonio y las esposas seleccionadas por los padres eran más obedientes. La sumisión se refleja en si la esposa ve que la carrera de la mujer es menos importante que la del hombre; si ella piensa que la mujer puede tener buenos amigos hombres fuera del matrimonio, y si cree que la esposa puede rechazar las peticiones sexuales del marido. Además, los hijos en los matrimonios concertados por los padres estaban más convencidos de dar ayuda en la vejez, lo cual es coherente con la noción de que los progenitores que van a necesitar apoyo cuando sean ancianos tienden a manipular las preferencias de los niños para cultivar el altruismo hacia los padres.
Es interesante ver que las parejas concertadas por los padres ganan más dinero que las formadas de manera independiente en las áreas urbanas, pero menos dinero en las áreas rurales. La diferencia se puede explicar por las oportunidades de altos ingresos y por la menor dependencia en el número de niños para la ayuda en la vejez debido a la mayor aplicación de la política de tener un solo hijo en las áreas urbanas (en relación con las áreas rurales). De este modo, para asegurar el apoyo en la ancianidad, los padres que actuaban como casamenteros de sus hijos, que probablemente tenían más necesidad de ayuda en la vejez, trabajaban alterando la preferencia de sus retoños hacia el altruismo para la ayuda en la vejez, y escogían a nueras sumisas para asegurar la armonía doméstica con ellas a expensas del entendimiento con los hijos.
Aunque esto implica costos en términos de libre albedrío para los niños, la función de los padres casamenteros, cuando es importante la ayuda en la vejez y se confía en los hijos para conseguir apoyo, es útil para elegir a las nueras que entregarán la ayuda durante la vejez.
Para preservar el amor en un matrimonio, se debe facilitar un buen apoyo social para los ancianos de modo que los padres no se dediquen a manejar las preferencias de los niños y a escoger nueras obedientes; entonces, el amor puede realmente prevalecer.
¿Qué tan relevantes son los hallazgos de este informe para China ahora o para otros países? El papel de casamenteros de los padres sigue siendo frecuente en China, tal como lo ilustra la reciente foto de Bert Hoffman en un parque chino, en el cual los padres estaban ocupados cumpliendo esta función: los papeles en los paraguas son las descripciones personales de sus hijos. El rol de casamenteros de los padres también está difundido de manera extensa en India y muchas otras naciones. Las conclusiones que presentamos aquí podrían tener repercusiones en tales países.
Contenido relacionado: Último informe de Huang, Jin and Xu (2015)
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