A escala mundial, la pandemia de COVID-19 ha propinado el mayor golpe a las familias y los niños que se recuerde. Los avances en capital humano —los conocimientos, las habilidades y la salud que las personas necesitan para desarrollar su potencial— se han revertido. Los hombres, las mujeres y los niños enfrentan retrocesos sin precedentes en materia de salud, educación, medios de subsistencia y seguridad, todo lo que tiene profundas consecuencias para su prosperidad futura.
El Día Mundial del Niño es un recordatorio oportuno de que la mayor riqueza de los países radica en su capital humano, incluidos sus niños y niñas, y los adultos jóvenes, que representan la promesa de un futuro más brillante. Sus talentos y productividad son el motor del crecimiento y la prosperidad futuros.
A menos que los países establezcan rápidamente políticas para detener la pérdida de capital humano y lograr que las familias se recuperen y los niños se vacunen y regresen a la escuela, experimentarán graves reveses en su crecimiento económico, y el potencial a largo plazo de sus niños y jóvenes se verá frustrado. Debemos poner las inversiones en las personas en el centro de nuestra respuesta a la crisis.
Ministros y líderes del campo del desarrollo de todo el mundo presentaron ejemplos y analizaron enfoques para reconfigurar la prestación de servicios en una era digital durante el Cónclave Ministerial sobre Capital Humano (PDF, en inglés)
Reconfigurar la prestación de servicios a través de tecnologías disruptivas y transformadoras
¿Qué se puede hacer para abordar esta crisis del capital humano? Tenemos la oportunidad de aprovechar los usos innovadores de los datos y la tecnología para mejorar la prestación de servicios a gran escala, llegar con más facilidad a las poblaciones marginadas y aumentar la eficiencia del gasto en capital humano. La era de las tecnologías disruptivas y transformadoras nos brinda la oportunidad de cambiar la prestación de servicios (PDF, en inglés) en los sectores de la salud, la educación, las redes de protección social, la agricultura y las finanzas, y en otras áreas fundamentales para el capital humano.
La crisis ha provocado transformaciones sin precedentes en el uso de la tecnología, impulsando avances en las redes de protección social ampliables mediante los pagos con dinero móvil; en la salud digital y la telemedicina, y en el aprendizaje a distancia y basado en la tecnología. Por ejemplo, en Togo se proporcionaron transferencias monetarias a través de pagos electrónicos como respuesta a la COVID-19 que estuvieron en marcha en 10 días, usando cuentas de dinero móvil junto con formas de identificación biométrica, así como datos satelitales y de teléfonos celulares para llegar a los más necesitados.
La adopción más rápida de soluciones digitales puede cambiar radicalmente la manera en que se prestan los servicios que protegen el capital humano, catalizando nuevas y eficientes formas de acumulación de capital humano. Por ejemplo, en India se puso en marcha una plataforma de educación a distancia gratuita (DIKSHA) para los maestros, y en 2021 se produjeron 10 millones de descargas. Mediante un canal satelital se han proporcionado más de 700 millones de horas de aprendizaje educativo.
Aprovechar estas oportunidades requiere innovación y colaboración
La respuesta colectiva a la pandemia ha generado nuevas alianzas entre los Gobiernos, el sector privado y la sociedad civil que han permitido una respuesta más rápida a la crisis de la COVID-19 y han servido como incubadoras de innovaciones. Por ejemplo, Clínicas del Azúcar —una empresa privada que proporciona servicios clínicos y de telemedicina a personas de bajos ingresos en "una ventanilla única" para la atención de la diabetes y la hipertensión en todo México— muestra cómo la tecnología ha ayudado a reducir el costo de la atención en un 60 % en relación con el sistema de atención de salud pública y a alinear la rentabilidad con el impacto social pagando a las empresas según los resultados obtenidos. Los datos y la inteligencia artificial se utilizan para adaptar los tratamientos y la comunicación a las necesidades de cada paciente.
Del mismo modo, en Bangladesh, BRAC —una innovadora ONG— respaldó la respuesta del Gobierno a la COVID-19 con la movilización de médicos y trabajadores de la salud, el desarrollo de un centro de cuarentena para los trabajadores migrantes que regresan a sus países y el uso de servicios financieros móviles para poner a prueba un programa de transferencias de efectivo no condicionadas, que el Gobierno amplió posteriormente para llegar a 20 millones de personas.
Poner a las personas en el centro de la recuperación de las pérdidas de capital humano
La tecnología por sí sola no es una solución suficiente para mejorar la prestación de servicios. Debe combinarse con un acceso mayor y más equitativo a los servicios, especialmente para las poblaciones marginadas, así como con diseños centrados en las personas para garantizar su eficacia. Hay un enorme potencial en la tecnología, pero debemos fomentar la confianza y un ecosistema de innovación para reunir a todos los actores a fin de desarrollar e implementar soluciones de forma conjunta. Por ejemplo, en Corea se ha desarrollado un enfoque "de alta tecnología y de mucho contacto" que pone a los maestros en el centro del proceso de aprendizaje, utilizando la tecnología como sistema de apoyo y permitiendo a los docentes focalizarse en las necesidades individuales de los estudiantes.
La pandemia dio lugar a una gran cantidad de innovaciones disruptivas, y ahora es el momento oportuno para ampliarlas y catalizar mejores resultados de capital humano: revertir la crisis del aprendizaje derivada del ausentismo escolar de los niños, permitir el acceso a servicios de salud de mayor calidad y más eficientes, ampliar las redes de protección social y conectar a las personas con mejores empleos.
El camino a seguir
La utilización de tecnologías para abordar la crisis del capital humano que afecta a los niños y sus familias y comunidades requerirá nuevas formas de trabajar juntos. Tres tipos de inversiones pueden servirnos de orientación: inversiones fundamentales en infraestructura tecnológica, recopilación y gestión de datos, plataformas de datos, ciberseguridad y gobernanza de datos; inversiones funcionales que aplican la tecnología para ampliar los procesos de prestación de servicios de alto impacto a fin de satisfacer las necesidades de capital humano, e inversiones en zonas y países de frontera en nuevas tecnologías y en políticas y procesos innovadores que las acompañan para cambiar las formas de trabajo actuales y lograr resultados más eficientes y eficaces en materia de capital humano. Juntos podemos superar los peligros de esta pandemia y prevenir la transmisión intergeneracional de malos resultados de capital humano para trazar un futuro mejor para todos los niños.
Obtenga más información en:
Cónclave Ministerial sobre Capital Humano: Reconfigurar la prestación de servicios en una era digital (PDF, en inglés)
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