Publicado en Voces

Así es como podemos cambiar el curso de la crisis del aprendizaje

Two pupils reading school material in their classroom in Hombolo Bwawani, Tanzania. Copyright: Arne Hoel / World Bank Hombolo Bwawani primary school, a village near Dodoma, Tanzania. Copyright: Arne Hoel / World Bank

Es un dato impactante que alrededor del 70 % de los niños de 10 años en los países de ingreso bajo y mediano no pueden leer y entender un texto sencillo (PDF, en inglés). Dado que la lectura es esencial para aprender (i), un niño que no sabe leer a los 10 años corre el riesgo de quedar rezagado permanentemente, aunque esté matriculado en la escuela. 

Lo que es aún más impresionante es que, en términos generales, en todos los países no se adoptan medidas suficientes para abordar la crisis del aprendizaje fundacional. Esto se puede atribuir en parte a un infundado optimismo y creencias erróneas de los encargados de la formulación de políticas, los maestros y los padres. Otros desafíos son un gasto reducido e ineficaz y la falta de voluntad política para impulsar cambios.

Los responsables de formular políticas, por su parte, tienden a sobreestimar la situación. Según una encuesta de 2020 (PDF, en inglés) en que participaron funcionarios de educación de rango superior de 35 países en desarrollo, el 47 % de los niños de 10 años de sus respectivos países podía leer y comprender, en comparación con datos de evaluaciones que indicaban que esa cifra llegaba solo al 23 %.

Los maestros también tienden a sobreestimar (PDF, en inglés) las habilidades de los estudiantes rezagados y, con frecuencia, dan por sentado que los alumnos se “pondrán al día” por sí solos. Los padres son igualmente optimistas. En África oriental, un estudio (i) reveló que más de la mitad de los niños no aprobaron las pruebas básicas de lectura, escritura o aritmética, aunque la mayoría de los padres estaban satisfechos con el desempeño del sistema educativo. Este hallazgo se repite en otros lugares (PDF, en inglés).

La creencia de que no todos los niños pueden aprender también obstaculiza la acción. Datos de 20 000 maestros de nueve países en desarrollo (i) indican que casi el 43 % de los docentes cree que “es poco lo que pueden hacer para ayudar a un estudiante a aprender” si los padres no tienen educación. Esta opinión es injusta y falsa.

Por último, en los países de ingreso bajo, el gasto por niño es insuficiente (entre USD 50 y USD 80 por niño en promedio) o, cuando es suficiente, no se asigna con eficacia para mejorar el aprendizaje. 

No podemos permitir que estos desafíos se interpongan en el camino para solucionar la crisis del aprendizaje. No es correcto —desde el punto de vista social, económico o ético— dejar atrás al 70 % de los niños. Se puede enseñar a los estudiantes rezagados, a través del sistema, y a escala. Se puede erradicar la pobreza de aprendizajes. Solo se necesitan enfoques diferentes. En el reciente informe “Cost Effective Approaches to Improve Global Learning” (Enfoques eficaces en función de los costos para mejorar el aprendizaje mundial), publicado por el Panel Asesor Internacional sobre Educación (GEEAP, por sus siglas en inglés) (PDF, en inglés), se arroja luz sobre lo que funciona y qué medidas se implementan para ello.

Un enfoque, destacado en el informe y utilizado por primera vez por la ONG de India Pratham (i), es la enseñanza en el nivel adecuado (i), lo que se conoce como el método “TaRL”. Los niños se agrupan por el nivel de aprendizaje que tienen, en vez del grado en el que están. Se imparte enseñanza apropiada para cada uno de los grupos, de modo que los niños adquieran competencias básicas de lectura, escritura y aritmética y avancen a grupos superiores en un corto período de tiempo. Esta intervención para ponerse al día da mejores resultados con los niños de 7 años o más y puede aplicarse en la escuela o fuera de la escuela en campamentos dirigidos por maestros, maestros auxiliares o incluso voluntarios.

El método “TaRL” ha demostrado ser eficaz y económico (PDF, en inglés), ya que por cada USD 100 (PDF, en inglés) invertidos se obtiene el equivalente a más de tres años de escolaridad de alta calidad. Datos sobre la aplicación del método “TaRL” proporcionados por Gobiernos estatales de India y Gobiernos de países de África muestran sistemáticamente mejoras de al menos 20 a 25 puntos porcentuales en cada ronda de implementación.

Si se utiliza bien, “la enseñanza en el nivel adecuado” ayuda a los niños a adquirir competencias básicas de lectura, escritura y aritmética, y hace que los futuros años de escolarización sean más productivos. Este método se ha probado rigurosamente a gran escala en India y Ghana y se ha implementado a gran escala en Côte d'Ivoire y Zambia. En 2021, Chile puso en marcha “Escuelas Arriba”, un programa nacional que incluye una etapa de recuperación para cada objetivo de aprendizaje. Otro enfoque para ayudar a los estudiantes a ponerse al día es el aprendizaje adaptativo (PDF, en inglés), que utiliza dispositivos con programas informáticos especializados para adaptar las lecciones al nivel de aprendizaje de cada estudiante.

En el informe, se destacan otras soluciones ampliables (PDF, en inglés). Las intervenciones pedagógicas estructuradas han demostrado ser eficaces a gran escala en numerosos países, especialmente para mejorar la lectura, escritura y aritmética básicas. Por ejemplo, el programa Tusome de Kenya y el Programa de Fomento de la Lectura de Papua Nueva Guinea (i) han producido grandes efectos en el aprendizaje. Si se implementan a gran escala, estos enfoques pueden sentar bases sólidas en los primeros años de escolarización y ayudar a reducir el número de niños que quedan rezagados y necesitan intervenciones de recuperación posteriormente. En un sistema escolar, las intervenciones de recuperación, como el método “TaRL”, ayudan a los niños mayores a avanzar hacia el nivel de aprendizaje de su grado, mientras que la pedagogía estructurada puede ayudar a sentar bases sólidas en los primeros grados.

Las comunidades también pueden ser muy importantes en la promoción del cambio. En Tamil Nadu, India, el programa Illam Thedi Kalvi (PDF, en inglés) contó con 200 000 voluntarios de la comunidad no acreditados para llevar a cabo actividades de apoyo diarias de 60 a 90 minutos de duración después de clases para 3,3 millones de niños en edad de asistir a la educación primaria, cuyo aprendizaje se vio afectado por el cierre de las escuelas debido a la COVID-19. Dos tercios del déficit de aprendizaje se compensó en los seis meses siguientes a la reapertura de las escuelas.

Pratham, en conjunto con Gobiernos estatales y otras entidades, dirigió un gran esfuerzo de voluntariado similar el pasado verano en tres de los estados más grandes de India: Bihar, Uttar Pradesh y Madhya Pradesh. Unos 300 000 voluntarios en edad de asistir a la escuela secundaria y la universidad ayudaron a 3,5 millones de niños durante 1 o 2 horas diarias durante un campamento de verano de un mes de duración. Esta iniciativa mejoró en más de 20 puntos porcentuales la capacidad de los niños de leer al menos un texto o un cuento (PDF, en inglés) sencillo correspondiente al nivel de segundo grado.

Cuando se trata de priorizar el aprendizaje: donde hay voluntad, hay un camino. El municipio brasileño de Sobral es un buen ejemplo. En 1997, el nuevo alcalde comenzó un proceso de reforma educativa que permitió a Sobral dejar de ser uno de los municipios con peores resultados y a ubicarse entre las municipalidades con mejor desempeño del país. Los cambios implicaron decisiones políticas difíciles y se enfocaron en mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Las reformas de Sobral ahora se han extendido al resto de Brasil.

En resumen, la esperanza no se ha perdido. Podemos cambiar el curso de la crisis del aprendizaje con soluciones rápidas, eficaces en función de los costos y ampliables que ya han dado resultados positivos para abordar las deficiencias en el aprendizaje fundacional.  Con objetivos claros y alcanzables y líderes políticos que los apoyen, el cambio es posible. El Gobierno, las comunidades, los padres y los maestros tienen que desempeñar un papel crítico y activo (PDF, en inglés).

Y sabemos que se puede hacer. Fue necesario el esfuerzo combinado de Gobiernos, familias y comunidades para lograr los grandes aumentos en las tasas de matriculación escolar que ahora, salvo algunas excepciones, son universales. El siguiente paso es garantizar que todos los niños que van a la escuela aprendan. Tenemos siete años más para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible relativos a la educación. Ahora es el momento de lograrlo. Para esta generación, y para el mundo.


Autores

Rukmini Banerji

Directora ejecutiva de la Fundación para la Educación de Pratham, India

Mamta Murthi

Vicepresidenta de Desarrollo Humano

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