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Los aterrizajes en Paro (Bhután) implican realizar una maniobra con forma de signo de interrogación y, al mismo tiempo, disminuir la altura rápidamente para evitar que el ala del avión toque las montañas de la cordillera del Himalaya que rodean el valle de Paro donde también está situada Timbu, la capital del país. Otro pasajero me informa que hay solo nueve pilotos en el mundo capacitados para hacer este tipo de descenso. Uso una de mis raras oraciones para rogar que sea uno de esos nueve pilotos el que está dirigiendo nuestro vuelo en este momento. Yo creo que es la falta de frecuencia de las oraciones lo que las hace tan eficaces; nuestro avión desciende suavemente y se posa en la pista de aterrizaje.
Durante mi visita de cuatro días, me reuní primero con estudiantes de economía de Bhután y de los países vecinos —India, Bangladesh, Sri Lanka, Pakistán, Nepal y Afganistán— a los que les ofrecí una conferencia. Ellos estaban congregados como parte de un programa auspiciado por el Banco Mundial, cuyo objetivo es impulsar la cooperación intelectual y el intercambio de conocimientos dentro de la región. Mi visita concluyó con una cena y una mesa redonda durante la cual conversé con encargados de formular políticas, líderes de opinión y ejecutivos empresariales del país. Entre estos eventos de apertura y de clausura, tuve dos reuniones con el interesante primer ministro, Tshering Tobgay, acerca de los desafíos que enfrenta Bhután y la región; me junté con el ministro de Hacienda así como con funcionarios de la autoridad monetaria central; conversé con el director del Centro de Estudios sobre Bhután, Dasho Karma Ura, y tuve una memorable charla con el quinto rey de Bhután, Su Majestad Jigme Khesar Namgyel Wangchuck.
Un hecho destacado del viaje fue una visita a dos proyectos de desarrollo de infraestructura urbana en los suburbios de Timbu, acompañado por el alcalde de la capital, Kinlay Dorjee, y la representante residente y economista superior del Banco, Genevieve Boyreau. El Grupo Banco Mundial está apoyando tales proyectos. En medio de todo esto me las arreglé también para caminar —con Joe Qian, del Banco Mundial— al mágico monasterio Cheri, bajando después de dos horas, con la sensación de que había pasado una semana en un campamento de meditación.
Bhután es un país asombroso, que incorpora de manera simultánea la tradición y la modernidad, algo que rara vez se ve en otra parte. Existe una herencia profundamente arraigada del budismo y de simplicidad innata que marca todos los aspectos de la vida. Esto se combina con una lucha por altos estándares ambientales, cultivos orgánicos y una tentativa de prohibir fumar no solo en los edificios y parques, sino que en toda la nación.
Gran parte del desafío en materia de desarrollo para Bhután proviene de esta doble característica de una tradición profundamente arraigada y de un impulso hacia una noción moderna de sostenibilidad. Esta es una nación que ha tenido un éxito notable en la lucha contra la pobreza extrema. El porcentaje de personas que vive bajo la línea de la pobreza de US$1,25 (ajustada en función de la PPA) bajó desde 47 % en 1981 a 3 % en 2011. En términos de porcentaje, este es el mayor descenso, ligeramente más rápido que la caída de China de 84 % a 6 % en el mismo periodo. Según lo informado en la Evaluación de la pobreza de Bhután de 2014 del Banco, el crecimiento en el país ha sido inclusivo y Bhután tiene un alto grado de movilidad social.
Sin embargo, existen algunas materias que preocupan. Después de un lapso de rápido desarrollo, que incluyó crecimiento de dos dígitos en 2011, la tasa de crecimiento del PIB disminuyó a 2,1 % en 2013 como resultado de la desaceleración mundial y de las tensiones macroestructurales internas, que incluyen un alto déficit en cuenta corriente. Por otra parte, ha aumentado el desempleo, aunque no es alto de acuerdo a los estándares de la zona del euro y, en particular, hay un alza perceptible del desempleo entre los jóvenes con educación.
No es fácil enfrentar estos desafíos manteniendo al mismo tiempo el admirable patrimonio cultural y los compromisos ambientales de la nación; este tema surgió virtualmente en cada foro de discusión y encuentro bilateral, tal como fue el caso del tema de la colaboración regional entre los ocho países de la Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional (ASACR), que es especialmente importante para Bhután, ya que es una pequeña nación sin litoral.
El gran negocio de este país es la generación de energía hidroeléctrica y su exportación a India. Otro sector con mucho potencial es el turismo. El país tiene una interesante política turística, que consiste en exigir, con excepciones mínimas, que cada visitante gaste por lo menos US$250 diarios. Aunque es comprensible la urgencia de seguir una política de turismo de “alto valor y bajo impacto”, no es obvio que el método que usan actualmente sea el óptimo. Para plantear solo una objeción, creo que Bhután podría cobrar más en la temporada alta y menos en la temporada baja para mejorar las tasas de uso y aumentar los ingresos provenientes del turismo. Además, puede usar un régimen de precios no lineal, y posiblemente incluso sistemas alternativos de subastas y aumentar los ingresos que obtiene de este sector.
No tengo soluciones precisas que ofrecer, pero sé que usando buen análisis y un poco de investigación operativa, la nación puede mejorar sus ganancias del sector turístico y aprovechar su capacidad de generación de empleo. Sé esto a partir de mi propia experiencia porque cuando trabajé en India y el Gobierno planeaba licitar el espectro 3G, nuestro cálculo era que tenía un valor de aproximadamente US$5000 millones.
Afortunadamente, el Gobierno decidió utilizar una subasta diseñada de manera profesional en vez de venderla al precio calculado por el Gobierno; el dinero que se recaudó resultó ser tres veces superior a la cifra estimada.
Es difícil no dejar de enfatizar la importancia de tener un buen diseño de políticas.
Con su éxito conseguido en materia de capital humano y salud, Bhután debe también ser capaz de desarrollar sus sectores de educación, tecnologías de la información y gestión de datos digitales. Estos avances podrían ayudar a absorber a su mano de obra capacitada.
Finalmente, de hecho hay campo para enormes progresos en el comercio interregional, en los viajes y en el turismo. Asia meridional es una de las regiones con menor integración económica en el mundo. El logro de avances en cooperación económica interregional no está por supuesto al alcance de cualquier país por sí solo. Mucho dependerá de la determinación colectiva y también de la resolución de India, el país grande de la región. Sin embargo, esto se debe tratar como una prioridad para Asia meridional y el pequeño Bhután puede jugar quizás un papel neutral para alentar a los principales países.
Las ciudades y regiones más exitosas y prominentes de Asia y, de manera más general, del Oriente son nombradas a menudo como “el lugar tal y cual del Oriente”. Después de cuatro días mágicos en Bhután, alojado pacíficamente en las altas montañas, con ciudadanos cálidos y amistosos, he decidido que, invirtiendo esta tradición, pensaré ahora en Suiza como el “Bhután de Occidente”.
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