Cuando se trata de enfrentar el tema del dinero obtenido de manera ilícita (a través de la corrupción o la evasión de impuestos, por ejemplo) y su efecto negativo en los resultados del desarrollo, los profesionales de la materia hemos sido culpables a menudo de ocuparnos superficialmente del problema, evitando abordar su causa básica. A través de recientes trabajos estamos tratando de corregir este dilema.
En un estudio realizado entre noviembre de 2010 y febrero de 2011 sobre el dinero obtenido ilícitamente y la economía, el Equipo de Integridad Financiera observó las experiencias de Malawi y Namibia.
Realizamos el proyecto con la mente abierta y sin ningún tipo de suposiciones, encontrando que en Malawi, la corrupción y la evasión tributaria como porcentaje del producto interno bruto (PIB) representan una carga significativa para el desarrollo económico.
Se estima que la corrupción equivale al 5% del PIB y la evasión tributaria a un desproporcionado 8-12% del mismo.
Mientras tanto, estimamos que los ingresos tributarios efectivamente recaudados por la Autoridad Fiscal de Malawi representan solo el 22% del PIB. Por lo tanto, si la autoridad nacional correspondiente percibiese correctamente todos los tributos que se le adeudan, los ingresos del Gobierno aumentarían un 50%. Esto equivale aproximadamente a lo que Malawi recibe en ayuda externa (11,7% del PIB).
Como declaró un funcionario de Rentas Públicas de este país al ser entrevistado durante el estudio: “Si recaudáramos todos los impuestos, no tendríamos que depender de la ayuda externa”.
La situación de la evasión tributaria de Namibia no es mejor, ya que los impuestos no cobrados equivalen aproximadamente al 9% del PIB.
Esto supera al porcentaje de la economía destinado a la educación y es casi igual al sector de la minería, que genera la mayor parte de los ingresos de exportación del país.
Lo que empeora la situación es que Namibia padece la mayor desigualdad de ingresos del mundo: El coeficiente de Gini, que mide la brecha entre ricos y pobres, se estima en 70,7.
La evasión tributaria desvía el dinero que podría invertirse en recursos productivos necesarios para diversificar la economía y enfrentar problemas sociales urgentes.
Además, la pérdida de ingresos por la corrupción y la evasión de impuestos representa una desviación (“fuga”) de los recursos financieros del presupuesto nacional hacia el gasto privado. Y este último tiene “efectos multiplicadores” mucho más bajos que los gastos, por ejemplo, en fertilizantes agrícolas, educación, salud e infraestructura.
Hay cuatro aspectos clave que los profesionales pueden extraer del estudio del Banco Mundial “Ill-Gotten Money and the Economy, Experiences from Malawi and Namibia” (El dinero obtenido ilícitamente y la economía: Las experiencias de Malawi y Namibia).
1. Las pérdidas causadas por la corrupción y la evasión tributaria son poderosos ejemplos de cómo las actividades criminales pueden tener potencialmente enormes efectos negativos sobre el desarrollo económico.
2. El dinero obtenido ilícitamente no se gasta en inversiones productivas que puedan tener un efecto multiplicador en la economía y beneficiar a la gran mayoría de la población, en lugar de solo a unos pocos elegidos.
3. Los responsables de las políticas gubernamentales y las instituciones para el desarrollo como el Banco Mundial no pueden permitirse el lujo de ignorar los problemas que se interponen en el camino del logro del progreso económico, porque significa que muchas personas seguirán siendo pobres. Por lo tanto, en el caso de Malawi y Namibia, la lucha contra la corrupción y la evasión tributaria debe ser incluida en el diálogo con los dos Gobiernos cuando interactuamos con los responsables de formular políticas.
4. El estudio confirma la importancia de que los países en desarrollo adopten, para su propio beneficio, regímenes jurídicos e instituciones debidamente adaptados para ir en busca del dinero sucio. Los regímenes deben reflejar los contextos políticos, económicos y sociales locales.
Como profesionales, es nuestra responsabilidad abordar directamente estos temas cruciales, ya sea la corrupción, la evasión tributaria o un desmesurado sector público. No importa cuán polémico o incómodo sea, no debemos ignorar este “elefante en la habitación” ni mirar para otro lado cuando sabemos que alguna de estas grandes cuestiones están afectando a un país cliente.
Debemos explorar iniciativas que apunten a las causas del problema, ayudando a los Gobiernos a aplicar soluciones a cuestiones críticas como la evasión tributaria en el corto plazo y probando programas de cambio del comportamiento a través de la educación de los jóvenes sobre los peligros de la corrupción en el largo plazo.
Esperamos que los responsables de las políticas tengan en cuenta nuestros hallazgos y hagan lo mismo.
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