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El progreso del Banco Mundial: ¿Estamos satisfechos?

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En casi todas las reuniones en las que participé en estos últimos días –ya sea con funcionarios gubernamentales, asociados en el desarrollo o la sociedad civil– se destacaron las palabras "resultados", "rendición de cuentas", "apertura" y "eficacia".

No es que el enfoque en los resultados o la rendición de cuentas sea algo nuevo o inesperado, pero creo que cada uno de nosotros ha reconocido la urgencia de producir y mostrar resultados de manera abierta y transparente, y de hacer una pausa y evaluar lo que estamos haciendo y en qué medida esto ayuda a nuestros países asociados y las personas que viven allí. 

La transparencia es lo que trata de presentar nuestro Sistema de calificación institucional (pdf) junto con el Informe de resultados.

Modesta contribución a éxitos de los países

El sistema de calificación institucional -una autoevaluación-, es realmente una herramienta de rendición de cuentas diseñada para proporcionar una imagen del desempeño general del Banco Mundial, incluida su modernización empresarial, en el contexto de la ayuda que presta a los países clientes para el logro de resultados en materia de desarrollo. ¿Estamos satisfechos? ¿Dónde tenemos que hacer algo más?

Las cifras del Informe sobre los resultados reflejan las alianzas con los países que han producido resultados. Al igual que otros funcionarios del Banco, he tenido la suerte de contribuir de una manera modesta a los éxitos logrados por los países.

Cuando era economista principal para Brasil, contribuimos al diseño de proyectos como “Bolsa Familia”.

En Indonesia, comprobé de qué manera el programa gubernamental BOS-KITA (Asistencia operacional para las escuelas: Mejora de los conocimientos en pro de la transparencia y la rendición de cuentas) para fortalecer la administración escolar descentralizada, permitió mejorar la calidad del gasto y los resultados de la educación.

Entonces, ¿qué nos dicen las cifras? Dicen que lo estamos haciendo bien en muchas áreas, los países están progresando y una parte muy importante de las operaciones respaldadas por el Banco logra sus objetivos y genera cambios positivos en la vida de las personas.

En Afganistán, por ejemplo, se redujeron un 22% las tasas de mortalidad de recién nacidos y un 26% las de niños en solo tres años. En Burkina Faso, el 94% de la población de Ouagadougou — 1.480.000 personas — tiene ahora acceso a agua potable.

Solo en el ejercicio de 2011, el Departamento de Tesorería del Banco Mundial asesoró a unos 40 países sobre gestión de la deuda pública para ayudar a crear instituciones sostenibles y de buen desempeño.

Por ejemplo, Albania, Georgia, Jamaica, la República Democrática Popular Lao, la ex República Yugoslava de Macedonia, Serbia y Sierra Leona recibieron apoyo para las nuevas leyes de deuda pública.

 ¿Podemos hacer mejor las cosas?... ¡Sí!

Estamos tratando de enfocarnos más en la creación de instituciones eficaces a nivel nacional, dado que son fundamentales para la eficacia general en términos del desarrollo de un país. Sin embargo, reconocemos que es un gran desafío y difícil de alcanzar.

Las otras áreas que el sistema de calificación señala que hay que mejorar son de nivel más interno,  –incluida la conexión de los conocimientos entre las diferentes partes del Banco–,  pero igualmente importantes para el logro de un cambio duradero en la institución.


Autores

Joachim von Amsberg

Former Vice President, Development Finance

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