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¿Cómo pueden los maestros fomentar (o impedir) el desarrollo de habilidades socioemocionales en sus estudiantes?

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Las habilidades socioemocionales son el nuevo tópico de moda en educación . Los efectos que tienen estas habilidades en las trayectorias académicas y de vida de los estudiantes han cautivado la atención de gobiernos, ministros de educación, legisladores, expertos en educación, psicólogos (i), economistas (i), organismos internacionales (i), entre otros.  El objetivo es claro, pero la manera de alcanzarlo no tanto. Gran parte de la literatura se enfoca en el impacto de las habilidades socioemocionales en diversos resultados, mientras que sólo una fracción aborda los mecanismos específicos a través de los cuales los maestros pueden estimular el desarrollo socioemocional de sus estudiantes.
 
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¿Por qué son tan importantes las habilidades socioemocionales? (¡para el aprendizaje y la vida!)  
Las habilidades socioemocionales, también conocidas como habilidades no cognitivas, representan el conjunto de conductas, actitudes y rasgos de personalidad que ayudan a los individuos a “ entender y manejar las emociones, establecer y alcanzar metas positivas, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y mantener relaciones positivas y tomar decisiones responsables (i)”. En otras palabras, “ determinan la manera en que las personas hacen las cosas”. Algunos ejemplos de estas habilidades son la determinación, el auto control, el auto manejo, la comunicación efectiva, el comportamiento pro-social, entre otras.

 
Dado que las emociones son un componente intrínseco del aprendizaje y la vida, adquirir y desarrollar habilidades socioemocionales, particularmente a temprana edad, se asocia con mejores niveles de logro académico, escolaridad, empleo, ingreso y menores probabilidades de incurrir en conductas de riesgo. Así, desarrollar habilidades socioemocionales no sólo es un resultado del aprendizaje sino también una manera de aprender mejor. 
 
¿Cuál es el rol de los maestros en este proceso?
Todos hemos tenido maestros que han marcado nuestra vida, ya sea para bien o para mal. Si reflexionamos cautelosamente, la razón por la que estos maestros influyeron tanto es por la manera en que interactuaron con nosotros, nos hicieron sentir con respecto al aprendizaje y a nuestra autoestima.
 
En la escuela, los estudiantes observan, identifican, aprenden, experimentan y replican comportamientos, normas sociales, actitudes y habilidades socioemocionales. Los maestros constituyen una referencia para los estudiantes en el salón de clase e influyen en su desarrollo socioemocional a través de la manera en que modelan las habilidades socioemocionales, fomentan la interacción maestro-estudiante, dirigen y organizan el salón de clase, entre otras prácticas –ya sea de forma intencional o no. Los maestros que son competentes socioemocionalmente suelen manejar mejor sus emociones, gestionar el salón de clase de forma más efectiva, establecer códigos de conducta, desarrollar interacciones más comprensivas y alentadoras con sus estudiantes y, por ende, estimular el desarrollo socioemocional de sus estudiantes.
 
¿Qué tipo de prácticas positivas pueden implementar los maestros para desarrollar las habilidades socioemocionales de sus estudiantes?

Les presento seis prácticas que se basan en las investigaciones (¡aunque no son las únicas!). ¿Qué tipo de prácticas es mejor evitar?
Por más contradictorio que suene, los maestros también pueden tener una influencia negativa en el desarrollo socioemocional de sus estudiantes, aún sin quererlo. 
 
La enseñanza es, sin duda, una de las ocupaciones más estresantes considerando los múltiples retos emocionales, pedagógicos, administrativos y multifuncionales que conlleva. El estrés y el agotamiento docente se asocia negativamente con la calidad del ambiente del salón de clase y el aprendizaje y, por ende, con el desempeño académico, pero también con la calidad de la relación maestro-niño y el involucramiento en la escuela. Más allá de su propio estrés, la incapacidad de los maestros para enfrentar situaciones estresantes en el aula, o conducta inactiva, puede afectar su capacidad para manejar el mal comportamiento de los estudiantes.
 
El comportamiento de los maestros también puede tener una influencia negativa en el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Por ejemplo, si los estudiantes perciben que sus mentores siempre los rescatan de sus problemas, las tutorías pueden disminuir el costo de incurrir en conductas riesgosas que los estudiantes perciben –aún cuando tengan buenas intenciones– y consecuentemente incrementar la incidencia de estas conductas. Las (bajas) expectativas de los maestros sobre el desempeño de sus estudiantes también pueden modificar la percepción de los estudiantes sobre ellos mismos y sus conductas, según las etiquetas o expectativas que se les impongan. Otro comportamiento docente perjudicial que puede afectar negativamente las habilidades socioemocionales de los estudiantes es el ausentismo o la impuntualidad de los maestros, aunque la evidencia es mucho más limitada.

Entonces, ¿qué tanto podemos hacer?
Para que los maestros puedan modelar y enseñar habilidades socioemocionales, es necesario que ellos mismos las vivan y encarnen. Sin embargo, no todos los maestros lo logran de forma natural. Cuando los maestros carecen de habilidades socioemocionales, capacitación, acceso a recursos, creatividad o técnicas para estimular el desarrollo socioemocional de sus estudiantes, sus conductas y acciones pueden producir resultados negativos en términos de aprendizaje. La evidencia disponible –aún limitada– sugiere que capacitar a los maestros para que desarrollen estas habilidades puede incrementar el aprendizaje socioemocional (y académico) de sus estudiantes.
 
Por esta razón, es importante que los sistemas educativos y las escuelas alienten (y capaciten) a los maestros para que pongan en práctica técnicas y actitudes que contribuyan al desarrollo socioemocional de sus estudiantes, ya sea a través de intervenciones específicas para el aprendizaje socioemocional o bien de forma indirecta en el salón de clase.
 
Algunos países como Bután, Colombia, México y Perú ya comenzaron...

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