Los trabajadores migrantes, que ganan dinero en empleos lejos de sus hogares, enviaron más de US$400.000 millones a sus familias en 2012. Estas remesas continúan siendo una fuente vital de ingresos para millones de personas de los países en desarrollo: el gasto diario de alimentación, vivienda, educación, atención de la salud y otros se pagan con lo que ganan los familiares en el extranjero. Mediante una transacción simple y repetitiva –el envío de dinero a sus casas– esos trabajadores realmente están mandando sentimientos alentadores de esperanza de un futuro mejor y amor por la familia.
Lamentablemente, una gran parte de estas remesas es absorbida por los costos del envío de dinero a nivel internacional. Teniendo en cuenta los bajos ingresos que suelen ganar los migrantes, y dada la pequeña cantidad de cada transacción, se gasta demasiado dinero en estas operaciones, lo que reduce el monto que llega a sus familias.
En el mundo, los servicios de remesas cuestan en promedio un 8,96% de la cantidad que se transfiere. Por ejemplo, cuando los migrantes mandan US$200, gastan un promedio de casi US$18.
Estos costos deberían ser más bajos y en algunas regiones del mundo lo son realmente. El envío de dinero desde los Emiratos Árabes Unidos cuesta, en promedio, cerca de un 4%. Sin embargo, hay también regiones en las que el costo asciende al 12%, e incluso en algunos países el migrante debe pagar más del 20%.
"Es más caro enviar dinero a África que a cualquier otra región del mundo, causando que los migrantes y sus familias tengan US$4.000 millones menos en sus bolsillos."
El problema ha sido desde hace mucho tiempo más serio en África. Pero en 2011, gracias a la contribución del Proyecto del Instituto Africano para las Remesas (AIR, por sus siglas en inglés), (i) el Banco Mundial puso en marcha la base de datos sobre precios de las remesas “Send Money Africa”, (i) con el objetivo de hacer un seguimiento del costo del envío de dinero a esa región.
Send Money Africa permite a los usuarios comparar los precios cobrados por diversos proveedores por el envío de dinero desde 16 de los principales países emisores de remesas (en toda Europa, Oriente Medio, América del Norte y dentro de África) a 28 países receptores africanos, gracias al seguimiento de los costos a lo largo de 54 “corredores nacionales”.
El costo de enviar dinero a África es demasiado alto, según la base de datos. Este valor llegó a 11,89% en diciembre de 2012 y ha seguido subiendo, y no ha bajado: el aumento alcanzó a casi 1 punto porcentual, de un costo promedio de 10,90% en julio de 2011, cuando la base de datos se publicó por primera vez, hasta el 11,89% actual.
El excesivo costo del envío de remesas representa menos dinero para los más pobres del mundo. Aproximadamente US$60.000 millones fueron remitidos al continente africano en 2012. El costo promedio por transacción del 11,89% significa una “pérdida” de más de US$7.000 millones en la tramitación del servicio.
El Banco Mundial está liderando los esfuerzos internacionales del “Objetivo 5x5”, (i) que ha sido aprobado por el Grupo de los Ocho (G-8) y el Grupo de los Veinte (G-20). Esta meta apunta a reducir los precios mundiales de las remesas un 5% para 2014, lo cual ahorraría a los migrantes africanos unos US$4.000 millones al año.
En 2007, tuve el privilegio de copresidir el grupo de trabajo mundial que ayudó a establecer el estándar reconocido internacionalmente para las transferencias transfronterizas de sumas pequeñas: Principios generales sobre los servicios de remesas internacionales (i) del Banco Mundial y el Comité de Sistemas de Pago y Liquidación del Banco de Pagos Internacionales(CPSS-BIS, por sus siglas en inglés). La experiencia proveniente de nuestro trabajo en sistemas de pago ha confirmado la importancia de abordar de manera integral los problemas identificados en dichos principios generales.
Se pueden implementar medidas concretas que provocarían un descenso de los costos de transacción a través de reformas integrales que aborden la transparencia, la competencia, la eliminación de barreras legales, el desarrollo de una mejor infraestructura del sistema de pagos, y la mejora del buen gobierno y la gestión de riesgos de los proveedores de servicios de remesas. La reducción de costos no significa necesariamente que disminuyan las ganancias de los proveedores, ya que el valor de estos servicios a menudo depende de factores externos. Menores costos, por otra parte, elevarían la frecuencia de las transacciones y, por ende, ofrecerían un mayor volumen de negocio a los agentes.
La puesta en marcha de estas medidas ahorraría millones de dólares a las familias que dependen de las remesas, y aumentaría la cantidad que queda en los bolsillos de los trabajadores migrantes y de sus familias. ¡Es así de simple!
Únase a la conversación