Publicado en Voces

Consejo de Seguridad de la ONU analiza fragilidad y recursos naturales

Imagine que es dirigente de un país africano y todo su presupuesto gubernamental anual es de US$1.200 millones.

Ese mismo año, un inversionista vende el 51% de su participación en una enorme mina de mineral de hierro de su país por US$2.500 millones, que equivalen a más del doble de su presupuesto anual.

E imagine haber ordenado una revisión de las licencias mineras otorgadas por los Gobiernos anteriores y enterarse que el inversor que realizó la transacción por US$2.500 millones había obtenido gratuitamente una licencia de explotación minera en su país.

Es lo que sucedió en Guinea. Es la historia que el presidente de Guinea, Alpha Condé, contó en la conferencia del Grupo de los Ocho (G-8) sobre comercio, transparencia e impuestos, que se realizó en Londres. Y es una historia que me pareció conveniente compartir la semana pasada en la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) sobre Estados frágiles y recursos naturales.

En términos estrictos de dólares, resulta claro que los recursos naturales tienen el potencial para financiar el desarrollo transformador en los Estados frágiles. Si se gestionan adecuadamente, los países pueden usar estos recursos para ayudar a romper el círculo de violencia y fragilidad. El éxito significa potencialmente estabilidad, desarrollo y fin de la dependencia de la ayuda.

Pero los recursos son finitos. Los Estados frágiles tienen una sola oportunidad de hacer correctamente la transformación de ellos. Si pierden la oportunidad, deben pagar el costo. Y el precio es alto: nuestra investigación muestra que las economías de desarrollo lento e ingreso bajo, que dependen en gran medida de los recursos naturales, tienen 10 veces más probabilidades que otras de sufrir guerras civiles.

No hay que equivocarse, algunas personas se están beneficiando, mediante la contabilidad ingeniosa, el secreto y la transferencia de beneficios. Como le dijo el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, al Consejo de Seguridad, África pierde más dinero cada año a través de una técnica de evasión fiscal, conocida como manipulación de los precios de transferencia, que lo que recibe en concepto de ayuda internacional para el desarrollo.

Es una pérdida que los países no pueden permitirse si quieren un futuro construido sobre la base de alianzas saludables entre el Gobierno y el sector privado, con un compromiso de transparencia y centrado en el uso de la riqueza de los recursos para ofrecer un mejor nivel de vida a la población.

Sabemos que la tarea no es sencilla. El Grupo del Banco Mundial tiene actividades en más de 70 países ricos en recursos naturales. Muchos se encuentran en África al sur del Sahara y muchos están en situaciones de fragilidad y conflicto, y se benefician de la asistencia de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), nuestro fondo para los países más pobres.

Es importante destacar que colaboramos con los países a través de toda la cadena de valor de las industrias extractivas. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que no tiene sentido fijar el sistema de cobro de regalías si los contratos se negocian mal o los ingresos se desperdician. Tenemos que empezar por el principio, en el momento de la negociación de los contratos, para que los países no estén en situación de desventaja en las conversaciones con grupos de abogados contratados por empresas internacionales. Estamos ayudando a los Gobiernos a negociar contratos a través del Mecanismo de Asistencia Técnica a las Industrias Extractivas y nuestro nuevo Mecanismo de Industrias Extractivas de África. También estamos respaldando a los países para que mejoren su marco legal y normativo en el sector de la minería e hidrocarburos, por ejemplo en Afganistán, Madagascar y Mauritania.

Y estamos colaborando en la aplicación de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI, por sus siglas en inglés) en 40 países, entre ellos Afganistán, Côte d'Ivoire, República Democrática del Congo, Guinea, Iraq y Timor-Leste.

Piense un momento en Liberia, un país asolado por las guerras civiles impulsadas ​​por los “diamantes de sangre”. Liberia fue el primer país africano en cumplir los requisitos de la  EITI en octubre de 2009. Y con la ayuda del Banco Mundial, Liberia fue el país que más rápido implementó la EITI, estableciendo voluntariamente una ley de recursos minerales que iba más allá de los requerimientos de la iniciativa para la administración de los recursos de manera sostenible. Las lecciones aprendidas allí se compartieron con otras naciones como Sierra Leona.

La experiencia nos señala que el papel de los grupos de la sociedad civil es fundamental. Ellos, en conjunto con los parlamentarios y los medios de comunicación, desempeñan un rol clave para que se produzcan mejores debates sobre políticas y mejores negociaciones contractuales, y una mayor capacidad para hacer cumplir los contratos y realizar el seguimiento de los mismos.

La transparencia es fundamental. Esta puede garantizar la igualdad de condiciones, y brindar a los ciudadanos las herramientas para exigir a sus Gobiernos -y el sector privado- la rendición de cuentas.

La transparencia puede empoderar a los investigadores para hacer el seguimiento del flujo de los fondos. Sobre todo, esta puede ayudar a que la riqueza subterránea y secreta sea el motor que acelere el fin de la pobreza y fomente  la prosperidad compartida, teniendo como pilares los resultados y la rendición de cuentas.

Para ayudar a lograr una mayor transparencia en torno a contratos, licencias y concesiones, y sus beneficiarios finales, hemos puesto en marcha la Alianza para la Contratación Abierta. Esta busca garantizar una eficaz divulgación y participación en todos los contratos públicos.

Además, hemos anunciado la Iniciativa para un Sector Privado Abierto y Colaborativo, que reúne una serie de herramientas para ayudar a impulsar el papel de este sector como agente de desarrollo.
Una de ellas es el índice de datos Open Company que permite buscar una empresa en un sitio web, ver la información del registro corporativo y generar una representación visual de la red empresarial a la que pertenece y la información de todas las compañías que están en dicha red.

Antes de que los países se sienten en la mesa de negociación con las empresas, se beneficiarían de una nueva serie de datos: el conocimiento de la dimensión exacta de los minerales bajo tierra. Es por eso que también estamos trabajando para crear el “mapa del billón de dólares” de África de modo de exponer todos los recursos minerales del continente.

El hecho es que hoy en día sigue sin conocerse gran parte de la verdadera riqueza mineral de esta región del mundo. La falta de información geológica y mineral ha afectado negativamente con demasiada frecuencia a los países africanos durante las negociaciones en esta área. El conocimiento sobre estos recursos podría ofrecer a África una ventaja competitiva.

Y el aprovechamiento eficaz de la riqueza mineral ayudaría a la región a romper el círculo de violencia y fragilidad, y ocupar el lugar que merece como motor del crecimiento inclusivo y el desarrollo sostenible.


Autores

Caroline Anstey

Former Managing Director, World Bank Group

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