Para 2050, unos 875 millones de personas habrán emigrado (PDF, en inglés) en el mundo, y por ello ha aumentado el interés acerca de la relación entre las políticas de desarrollo y un fenómeno tan complejo, como la migración. Increíblemente, las transferencias en efectivo, uno de los temas de desarrollo más candentes, no se incluyen en el debate.
El nuevo artículo Debería quedarme o debería irme, (PDF, en inglés) que escribí junto a Samik Adhikari, analiza la evidencia sobre cómo las prestaciones sociales basadas en efectivo afectan la movilidad interna o internacional de las personas.
Tres conclusiones llaman la atención.
En primer lugar, hay una escasez de estudios empíricos. Nuestro metanálisis tuvo en cuenta 269 artículos relacionados con el tema, de los cuales menos de una docena proporcionó pruebas sólidas y relevantes. Esto contrasta notoriamente con la evidencia de otros efectos principales en los mercados de trabajo (i) o en el capital humano. (PDF, en inglés)
Segundo, el diseño de los programas afecta de manera importante la movilidad. Todos los parámetros, como el volumen del beneficio, las características de los beneficiarios, y la previsibilidad y las condiciones de las transferencias, pueden contribuir al cálculo de la migración en los hogares.
Clasificamos los programas en tres grupos: entre los mecanismos que pueden fomentar implícitamente la migración, como las transferencias en efectivo no condicionadas, la probabilidad de migrar aumentó entre 0,32 y 25 puntos porcentuales. Estos programas en México (Procampo), (i) China (pensiones sociales) (i) y Sudáfrica (PDF, en inglés) atenúan los problemas de liquidez, y las nuevas tecnologías usadas en la ejecución pueden aumentar la portabilidad de los beneficios.
El efecto que estimula la movilidad aumentó en el segundo grupo de programas. Los vales piloto para cambiarse a una mejor vivienda en Estados Unidos (PDF, en inglés) o la cobertura de los gastos de transporte realizados durante el traslado a las ciudades en Bangladesh (i) se diseñaron para incentivar la migración, cuya probabilidad aumentó entre 20 y 55 puntos porcentuales.
Entre los programas que pueden disuadir implícitamente la migración, tales como las transferencias en efectivo condicionadas (México (i) y Brasil [PDF, en portugués]) y las obras públicas en India, (i) la probabilidad de moverse disminuyó entre 0,22 y 11 puntos porcentuales. Esto se debe a que los programas suelen “estar basados en el lugar”, y exigen que los beneficiarios trabajen y tengan responsabilidades compartidas en las zonas donde viven. El gráfico 1 resume los resultados de las evaluaciones de impacto analizadas.
Tercero, la migración puede verse afectada también por efectos secundarios. De hecho, los beneficiarios pueden usar los programas como garantía para obtener préstamos destinados a financiar la migración, como sucede en México. (i) O los programas podrían permitir emigrar a otros integrantes de la familia o de la comunidad, como se observa en China (“Dibao”) (i) y Sudáfrica.
En general, nuestra interpretación de la evidencia es que las transferencias pueden afectar el grado de probabilidad de emigrar. Esto es importante dada la magnitud de los flujos migratorios . Pero es probable que las transferencias no sean el factor determinante a la hora de decidir si se emigra o no. Las personas en los lugares pobres emigran debido a diversas razones: empleo, educación, servicios, matrimonio y seguridad, entre otras. De ahí la relación (PDF, en inglés) en forma de U invertida entre la migración y el desarrollo, esto es, en los niveles de ingresos más bajos, la migración aumenta incluso cuando los ingresos aumentan gradualmente, antes de disminuir en los niveles de ingresos más altos .
Sin embargo, en numerosos países de ingreso bajo y de ingreso mediano, la transformación estructural —un proceso apoyado por la movilidad interna rural y urbana— es en general irregular (PDF, en inglés) y a veces desconcertante. (i) El resultado de este proceso, que incluye la calidad y la distribución de los empleos y los servicios, podría afectar también en último término la migración internacional. Existe una agenda sin explorar acerca de cómo analizar las transferencias en efectivo, y la protección social de una manera más amplia, como parte de un proceso que abarca todo el sistema y en que la movilidad es el elemento central.
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