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Djibouti: el lugar donde confluyen el desplazamiento forzado y la migración

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En el contexto de una próxima reunión de alto nivel de la ONU para analizar los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes, este blog ofrece una perspectiva en terreno acerca de la situación de Djibouti con respecto a los flujos de refugiados y migrantes . Para preparar el Proyecto de respuesta de desarrollo a los impactos del desplazamiento, visité el campo de refugiados de Ali Addeh en la región de Ali Sabieh, que ha albergado principalmente a refugiados de Somalia durante más de dos décadas. También visité la ciudad de Obock, que ha acogido a refugiados de Yemen en el campo de refugiados de Merkazi después de la crisis de 2015, y tomé contacto con migrantes del Cuerno de África que viven en la ciudad.
En Ali Addeh, se aprecian dos realidades sorprendentes. La primera se relaciona con las sequías que hicieron disminuir la cantidad de ganado que poseían los pastores de las comunidades de acogida locales. Esto los dejó más vulnerables y empobrecidos que los refugiados en los campamentos. Una refugiada que buscaba leña hizo hincapié en que las comunidades de acogida locales necesitaban urgente apoyo e intervenciones de desarrollo.
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El puerto de Obock, punto de partida del viaje. (Foto: Benjamin Burckhart)

La segunda realidad se relaciona con la ausencia casi total de hombres y mujeres de entre 16 y 30 años de edad, tanto en los campos de refugiados como en las comunidades de acogida. En las conversaciones que sostuve, quedó claro que este grupo al ver las pocas oportunidades económicas en el entorno local se había trasladado a la capital en búsqueda de empleos informales, poco calificados y con baja remuneración. Cuando hicimos un seguimiento de estos jóvenes, encontramos que muchos quedaron varados en “Balbala”, un barrio precario contiguo a Djiboutiville, la ciudad capital. Sus pocas habilidades y la falta de recursos los habían dejado más vulnerables que antes. Algunos, por supuesto, habían continuado el viaje hasta Obock para explorar la posibilidad de viajar a Oriente Medio y Europa.

En la visita a la ciudad de Obock pudimos ver otra cruda realidad, pero esta vez relacionada con la región del Cuerno de África. En 2015, cerca de 100 000 personas –ciudadanos de los diferentes países del Cuerno de África y habitantes de los campamentos de refugiados de la región– habían atravesado los hostiles territorios de Djibouti, donde las muertes por deshidratación son comunes, para llegar a Obock. La ciudad es considerada la puerta de entrada a los países de Oriente Medio, y Yemen es el principal y más cercano destino.
Consultas con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), personal del Gobierno local, miembros de la comunidad local y migrantes, nos revelaron que a pesar del conflicto en Yemen y el desplazamiento inverso de personas hacia Djibouti, no había una disminución significativa en el número de jóvenes que intentaban continuar el viaje. Lo único que había cambiado era el tiempo que tomaba a estos migrantes para abandonar las costas de Djibouti con destino a Yemen –debido al mayor costo del viaje en barco a través del estrecho de Bab el Mandeb que une el Cuerno de África con la Península Arábiga– lo que había llevado a que los migrantes hicieran trabajos ocasionales en Obock para reunir este dinero adicional.

Una visita al Centro de Recursos para Migrantes perteneciente a la OIM nos permitió conocer a varios migrantes. Algunos estaban recibiendo tratamiento médico por las lesiones sufridas y/o las enfermedades contraídas, durante el viaje a Djibouti,

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Centro de Respuesta al Migrante en Obock, perteneciente a la OIM.
(Foto: Benjamin Burckhart)
o mientras estaban en Yemen atrapados en el conflicto. Más de 3300 migrantes africanos habían muerto desde 2006 debido a travesías infructuosas hacia Yemen a través de aguas muy peligrosas. Otros estaban esperando la tramitación de sus documentos para ser enviados de regreso a sus países y comunidades de origen. Se trataba esencialmente de un grupo de personas con cuerpos maltratados y espíritus quebrados.

Para nosotros, la situación puso de manifiesto el debate a nivel mundial, regional y nacional acerca de las causas y consecuencias del desplazamiento forzado en comparación con la migración voluntaria e involuntaria en el Cuerno de África. En Djibouti, hay varios patrones de desplazamiento. El desplazamiento interno de habitantes de Djibouti que se trasladan de las zonas rurales a las zonas urbanas se atribuye a las sequías. Los jóvenes, tanto refugiados como locales, se están desplazando de las regiones poco desarrolladas de Djibouti a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida y oportunidades económicas. El desplazamiento de personas, especialmente jóvenes, desde Djibouti y otros países del Cuerno de África hacia Oriente Medio, a través de Obock y Yemen, está motivado por la búsqueda de una vida mejor.

Estos flujos dentro y a través de Djibouti, independientemente de que se consideren un desplazamiento forzado como resultado de los conflictos y la persecución o la migración, tienen más puntos en común que diferencias en términos de costos: las dificultades que enfrentan los que intentan estos desplazamientos; la vulnerabilidad a la explotación física, sexual y psicológica; el trauma, la enfermedad y la muerte, y los sueños rotos y espíritus quebrados. Los puntos en común también se extienden a las soluciones: inversiones en países y regiones para mejorar las oportunidades de bienestar social y económico de las comunidades locales, especialmente los jóvenes, y esfuerzos para mejorar las habilidades y competencias que permitan una migración más segura y fácil y así mitigar la vulnerabilidad.

El caso específico de Djibouti, que es uno entre muchos otros, ejemplifica por ende la confluencia e incluso la fusión de las rutas del desplazamiento forzado y la migración en el tiempo. La motivación para desplazarse de los refugiados y los migrantes y las vías usadas son similares, convirtiéndose los refugiados de Ali Addeh en migrantes económicos al desplazarse fuera de Djibouti, su primer país de asilo.

Estas realidades observadas en el terreno exigen que haya una pausa y se reflexione acerca de qué soluciones sostenibles y duraderas se pueden proponer, mientras trabajamos para fortalecer la colaboración entre los asociados en la tarea del desarrollo, los organismos humanitarios, los Gobiernos de los países y las organizaciones regionales.
 
 

Autores

Varalakshmi Vemuru

Practice Manager, Social Sustainability and Inclusion Global Practice, Europe and Central Asia

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