Dos madres vietnamitas cuentan sus historias: “Un largo viaje con mi hijo sordo”

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Proyecto de Divulgación de la Educación Intergeneracional para las Personas Sordas (IDEO), implementado entre 2011 y 2015 en las ciudades de Hanoi, Thai Nguyen, Quang Binh y Ho Chi Minh en Viet Nam, ha ayudado a preparar a 255 niños sordos menores de 6 años para la educación formal a través de la enseñanza del lenguaje de señas. Mediante el uso de un enfoque innovador, el proyecto creó "equipos de apoyo a las familias", integrados por un mentor sordo, un intérprete de este tipo de lenguaje y un maestro con audición normal, para enseñar la lengua de señas a los niños y sus familias en sus hogares. Sigamos el “viaje” de dos madres que apoyan a sus hijos sordos en el aprendizaje del lenguaje de señas. 

El lenguaje de señas es la lengua común en mi hogar (Nguyet Ha, mamá de Đào Quang Lâm, de 5 años)
 

 IDEO.
Nguyet Ha y su hijo Lâm en un evento celebrado
en Hanoi para la comunidad de personas sordas.
Foto: IDEO.


Đào Quang Lâm es nuestro primer hijo. Nació sordo. Desde que descubrimos su condición cuando tenía 10 meses, no hemos dejado de buscar maneras de ayudarlo, ya sea usando la medicina tradicional o la tecnología moderna, incluyendo audífonos y un implante coclear. Todos los esfuerzos no le permitieron lograr ningún avance.

Lo queremos mucho y nos sentimos tan mal por su mala suerte que lo hemos sobreprotegido. Lâm se convirtió en un niño muy dependiente y no podía hacer nada por sí mismo. No sentía la necesidad de comunicarse con las personas que lo rodeaban. Todo lo que hacía era señalar, llorar o gritar muy enojado cuando quería algo, porque no podíamos comunicarnos con él.
 
En abril de 2014, mientras Lâm estaba asistiendo a una clase inclusiva en la Escuela Xa Dan para niños sordos, nos presentaron el proyecto IDEO y el lenguaje de señas. Cada semana, los maestros venían a nuestra casa para enseñárselo y nosotros lo llevábamos al centro de lenguaje de señas para que estudiara con otros niños sordos. Nosotros mismos fuimos a clases para los padres. Con este método, Lâm captó muy rápidamente y pudo aprender tanto como sus compañeros con audición normal. Los maestros quedaron impresionados con su inteligencia.
 
Nuestra familia también ha aprendido mucho vocabulario en lenguaje de señas y de esa manera nos comunicamos entre nosotros. Cuando Lâm tenía tres años, tuvimos una niña, y él comenzó a separarse de mí y de su hermana. Yo no podía explicarle lo mucho que lo amaba. En mi primera sesión de lenguaje de señas, le pregunté al maestro cómo decir "Mami te quiere". Repetía las señas muchas veces todos los días, sosteniéndolo y besándolo. Con el paso del tiempo, el lenguaje de señas se convirtió en un lenguaje común en nuestra familia y nos mantiene unidos.

Nuestra vida cambió y Lâm es ahora mucho más independiente. Eso le gusta mucho y ya no tiene miedo de ir a la escuela. Lâm adquirió un rico vocabulario en lenguaje de señas. Su hermanita comenzó a comunicarse con señas con sus pequeñas manos y eso lo entusiasmó mucho. Cuando los cuatro nos sentamos juntos y practicamos el lenguaje de señas, nos sentimos muy felices y la casa se llena de risas.

Por la noche, cuando mi esposo y yo estamos en casa, solo usamos la lengua de señas para que mi hijo esté más tiempo inmerso en su entorno lingüístico. Lâm asistirá pronto a primer grado. Nuestro único deseo es que pueda tener la oportunidad de estudiar en el lenguaje de señas y estamos haciendo todo lo posible para que esto suceda.

Mi hijo es solo un niño con un lenguaje diferente (Phuong Ha, mamá de Khoi Nguyen, de 6 años)

Mi hijo Khoi Nguyen nació en 2009, en medio de mucha expectativa y alegría. A medida que crecía, aparecieron signos que mostraban que había un problema. No hablaba ni volteaba cuando lo llamábamos. Yo le enseñaba a hablar, pero él se negaba a aprender.
 
Después de saber que era sordo, mi esposo y yo tratamos desesperadamente de encontrar una terapia para él. Durante ese tiempo, lo envié a una escuela inclusiva. Tras ir dos meses allí, estaba malhumorado e inseguro. Un día sufrió un colapso y no pudo sujetarse de mí; sus ojos estaban ligeramente cerrados y su boca rígida. Nos asustamos mucho y dejamos de enviarlo a la escuela inmediatamente. Nuestro médico cree que puede haber sufrido una crisis nerviosa como resultado de la presión psicológica.
 
 IDEO.
Khoi Nguyen aprende el lenguaje de señas en su hogar con una mentora,
que también es sorda. Foto: IDEO.


Luego de pensarlo detenidamente, lo enviamos a la escuela Xa Dan a los 3 años y medio. Pero su temperamento seguía siendo un problema; a menudo gritaba y golpeaba a otros niños o a sí mismo. Creo que esto pasaba quizás porque no podía expresar lo que necesitaba y las personas no podían entenderlo. No teníamos manera de comunicarnos con nuestro hijo y educarlo. Estábamos muy desanimados y no queríamos continuar.

En 2013, se inició el proyecto IDEO en su escuela. En ese momento, yo no sabía qué era el lenguaje de señas. Me resistía a conversar con el equipo del proyecto ya que aún estábamos evaluando la posibilidad de un implante coclear. Un debate y una actividad organizada por el proyecto cambiaron mi manera de pensar y me dieron esperanza y fe. Conocí a personas sordas. Eran hermosas y compartían con nosotros, llenas de confianza, las historias de sus vidas, sus experiencias en cuanto a aprendizaje, crecimiento y logros. Estaba sentada allí mirando los movimientos de sus manos y escuchando al intérprete. Decidimos permitir que nuestro hijo se uniera al proyecto.
 
En julio de 2013, Nguyen comenzó sus primeras sesiones de lenguaje de señas con su maestro sordo. En un principio, no cooperaba y se negaba a aprender. El profesor fue muy paciente y yo estudiaba con ellos. Con el tiempo su actitud empezó a cambiar. Sus manos comenzaron a hacer señas simples, como las de ir al baño, comer y mirar televisión. Cuando se dio cuenta de que el lenguaje de señas es su propio lenguaje, accedió a aprender y logró grandes avances. Aprendió las señas para decir su nombre y cómo contar; aprendió acerca de los colores y la naturaleza. Ahora puede expresar sus sentimientos, ya sea de alegría, tristeza, dolor o enojo.

También asistí a clases de lenguaje de señas para los padres. Creamos una asociación para ayudarnos unos a otros a aprender. Pude empezar a hablar con mi hijo, a tener desde conversaciones simples a otras más complejas.

Cuando pudo finalmente comunicarse, mi hijo estaba menos enojado; le gustaba hacer señas y conversar. Después de la escuela, llegaba a casa y me contaba historias de la clase, algo que apenas un año atrás nunca hubiera imaginado. Nada podría describir nuestra felicidad. La vida de mi hijo ahora está llena de amor y cuidados de su familia y la comunidad; él tuvo la oportunidad de desarrollarse plenamente con el máximo apoyo del proyecto IDEO. El personal del proyecto, los padres, los mentores y los intérpretes en las ciudades de Hanoi, Thai Nguyen, Quang Binh, y Ho Chi Minh, todos nos reunimos para actuar por el futuro de las personas sordas en Viet Nam.

Cada vez que sus abuelos nos visitan, ellos dicen que “Nguyen ha madurado, que es muy inteligente y que sabe mucho”. Mi hijo es solo un niño con un lenguaje diferente.

 
 IDEO.
Phuong Ha, Khoi Nguyen y su hermana menor usan el lenguaje de señas para contar una historia
en un evento para la comunidad de personas sordas, que se realizó en Hanoi. Foto: IDEO.



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Autores

Huong Lan Vu

Online Communications