El cambio climático presenta riesgos graves y cada vez más palpables en el sistema económico mundial, según una serie de estudios recientes que muestran el impacto que el cambio climático ya está teniendo en los medios de vida y el sector empresarial. Por ejemplo, el clima extremo, que puede ser exacerbada por el cambio climático, ha causado pérdidas económicas de 2,6 mil millones de dólares entre 1980 y 2012.
Hacer frente a estos riesgos constituye un imperativo económico y social. Al mismo tiempo, presenta oportunidades. Las inversiones climáticamente inteligentes, por ejemplo en infraestructuras limpias y eficientes, en la energía limpia, la agricultura resiliente, y los recursos hídricos, ofrecen rentabilidades estables y atractivas para los inversionistas y las comunidades, siempre que las condiciones sean adecuadas.
A finales de agosto estuve en Lima para la Semana del Financiamiento Climático, organizada por el Gobierno peruano, donde encontré muchas razones para ser optimista de que podemos convertir el desafío del cambio climático en una oportunidad económica. Este artículo comparte algunos temas clave que me llevé del evento.
1) Los ministerios de Finanzas se están apropiando de la agenda climática
La Semana del Financiamiento Climático comenzó con un panel de alto nivel conformado por los ministros de Medio Ambiente y Finanzas. El Ministro de Economía y Finanzas peruano, Luis Miguel Castilla, destacó el falso dilema entre la economía y el medio ambiente, indicando que el Perú quiere mostrar que los riesgos y oportunidades del cambio climático pueden ser incorporados en el proceso presupuestario y la planificación nacional. El MEF del Perú se une a sus homólogos de Colombia, México, Corea, Marruecos, Dinamarca, el Estado de Nueva York, y la Columbia Británica en las iniciativas de establecer los presupuestos, crear políticas fiscales favorables al clima (eliminando subsidios a los combustibles fósiles y dando un precio al carbono) y orientar las finanzas públicas para movilizar y reorientar la inversión privada hacia una infraestructura baja en carbono.
Como un ejemplo, el Departamento Nacional de Planeación de Colombia presentó un panorama impresionante de sus esfuerzos por crear un marco nacional integral que incluye una evaluación de los posibles impactos que el cambio climático puede generar en su desarrollo, junto con un plan para instituciones, políticas y presupuestos para la financiación pública que en su conjunto constituye una mezcla de oportunidades de inversión climática en las energías limpias, la resilencia, y la infraestructura eficiente.
2) Tenemos que abordar las dos caras del financiamiento climático
Otro tema clave fue el reconocimiento de que la financiación para el clima no es sólo acerca de la oferta de dinero a través de las nuevas, fondos y mecanismos innovadores (véase, por ejemplo, el Fondo Catalizador de la Asset Management Corporation del IFC o el Fondo Verde para el Clima). La otra cara de la moneda es igualmente importante: los gobiernos y los bancos deben trabajar para crear una demanda de financiamiento climático, es decir, una cartera de proyectos financiables. El trabajo reciente del Bank of America con el Comité Financiero de la Iniciativa Energía Sostenible para Todos de las Naciones Unidas concluyó que el mayor obstáculo para la colocación del financiamiento climático en los mercados emergentes es la falta de disponibilidad de negocios de alta calidad.
La necesidad de desarrollar una sólida cartera de proyectos también fue resaltada por representantes del Fondo Verde para el Clima (FVC), que ha puesto en marcha un programa de trabajo centrado en la preparación (readiness) de los países para recibir el financiamiento climático. Este programa colaborará con los países en desarrollo para mejorar el aprendizaje de las buenas prácticas en el diseño de políticas y programas que les permitan acceder al apoyo del FVC y el de otros donantes.
Hay más esfuerzos que están en marcha. Por ejemplo, varios donantes han creado el Laboratorio de Innovación Global del Financiamiento Climático, que está trabajando con los bancos, las agencias financieras públicas y otras partes interesadas para desarrollar un conjunto de herramientas innovadoras que pueden ayudar a resolver algunos de los desafíos más persistentes para las finanzas del clima. Una de las herramientas que el laboratorio está llevando a cabo es un Fondo para el Desarrollo Climático y las Finanzas. Este fondo - apoyada inicialmente por el banco de desarrollo holandés FMO y otros actores – combina el apoyo a las fases iniciales del diseño de proyectos con el financiamiento público de la cartera de proyectos generada. El Fondo reconoce que los bancos comerciales y los inversores institucionales no tienen el interés o recursos para especular en las primeras etapas de los proyectos climáticos, por tanto pretende llenar un vacío clave mediante la creación de demanda del financiamiento climático.
3) El financiamiento público juega un papel fundamental en el apalancamiento de la inversión privada
La tercera idea clave del evento fue que la financiación pública – incluyendo los presupuestos y los bancos nacionales, así como de fuentes internacionales como los bancos multilaterales de desarrollo y el FVC – juega un papel esencial en el establecimiento de nuevos mercados para la inversión respetuosa con el clima.
Mientras que en estos momentos el FVC se encuentra en fase de arranque, los Fondos de Inversión Climática (FIC) ofrecen importantes lecciones sobre el uso estratégico de las finanzas públicas. Una herramienta que los FIC han utilizado con éxito son los "Préstamos Programáticos" que unen la financiación con la ejecución de las políticas clave que pueden desbloquean la inversión privada. El Banco Interamericano de Desarrollo señaló buenos ejemplos en México y Chile, donde las finanzas públicas se combinaron con la asistencia técnica que fortaleció su entorno propicio y dio lugar a las inversiones en energías renovables, de gran éxito en estos países.
Los bancos y el sector privado participando en Lima también recalcaron la importancia de las finanzas públicas. El Banco Industrial y de Comercio Exterior de Chile (BICE) explicó la rápida expansión de la inversión en energía renovable en el país, haciendo hincapié en el papel fundamental de los préstamos de carácter concesional y las políticas favorables del Gobierno nacional, junto con las inversiones de las instituciones internacionales de financiación del desarrollo, como la IFC. Antes de que estos actores de finanzas públicas entraron al mercado y demostraron que las inversiones en energías renovables generan una rentabilidad positiva con un riesgo bajo, pocos bancos privados estaban interesados en las energías renovables como una oportunidad de inversión. Hoy en día, el BICE es uno de varios bancos nacionales que invierten en la energía renovable de Chile, con unos 500 millones de dólares comprometidos en este sector. El Banco de Crédito del Perú (BCP) se hizo eco de esta impresión de que las finanzas y las políticas públicas están ayudando al banco a re-articular la inversión verde como una oportunidad de crecimiento.
También el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) compartió un poderoso piloto de cómo combinar las finanzas públicas con las políticas favorables para crear un destacable mercado doméstico de la energía eólica. En 2001, el gobierno identificó un gran potencial para la energía eólica en el país, y el BNDES trabajó con el Ministerio de Energía para diseñar un conjunto de políticas específicas, incluyendo tarifas reguladas (Feed-In-Tariff), apoyo de BNDES para la producción de la turbina interna, y subastas inversas para proyectos eólicos. Hoy en día, la energía eólica es más rentable que la energía fósil, y el país espera instalar 13 gigavatios de capacidad hasta 2018, suficiente para abastecer a cerca de 13 millones de hogares.
Otra forma en que las finanzas públicas pueden apalancar el financiamiento climático es a través del rápido crecimiento del mercado mundial de bonos verdes. Este mercado pasó 20 mil millones el mes pasado y está ganando rápidamente emisores de e inversores en bonos verdes. La semana pasada, el IFC lanzó, por primera vez en el mundo, bonos verdes en soles peruanos, proporcionando un nuevo impulso a la financiación para el clima del Perú.
Estas lecciones de la vanguardia del financiamiento climático muestran que la creación de entornos atractivos de políticas, el uso estratégico de las finanzas públicas y la creciente toma de conciencia y el apetito de los bancos privados y los inversores están ayudando a convertir el desafío del cambio climático en una oportunidad de inversión. La Semana del Financiamiento Climático sentó las bases para una serie de reuniones de sobre las Finanzas del Clima previstas para el otoño; incluyendo la Cumbre del Clima del Secretario General de la ONU el 23 de septiembre, las Reuniones Anuales del Banco Mundial y del FMI en octubre, y las negociaciones de clima bajo la CMNUCC que tendrán lugar en Perú en noviembre y diciembre.
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