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El futuro de la ayuda y formas de hacerla más eficaz

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Tengo algunas noticias buenas y otras no tanto sobre la ayuda. En primer lugar, la buena noticia. El panorama de la ayuda ha sido testigo de tres cambios importantes en la última década que han tenido un efecto transformador y positivo en su naturaleza.

Uno de estos cambios fue la mayor atención hacia la calidad de la ayuda, especialmente en los resultados alcanzados en el terreno. El Banco Mundial y la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los más pobres, dieron mayor importancia al efecto real en la tarea realizada y lo demuestran los resultados.

El segundo cambio fue el aumento sustancial de la cantidad de la ayuda, incluido el alivio masivo de la deuda de los países más pobres y endeudados del mundo. Los mayores volúmenes de ayuda y el alivio de la deuda ayudaron a lograr grandes avances en varios de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM).                                       

Y en tercer lugar, el respaldo a los países en desarrollo ya no se centra solamente en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sino que cuenta cada vez más con los países de ingreso mediano para reforzar la asistencia.

Ahora las noticias no tan buenas. Se avanza sobre los ODM, pero no lo suficiente. Se logran resultados, pero podrían ser mejores. Y la fragmentación de la ayuda sigue obstruyendo el progreso. Todavía se duplican los esfuerzos y los donantes siguen reforzando las asignaciones de ayuda. El resultado suele ser una coordinación más deficiente y mayores costos de transacción para todos, especialmente en forma de cargas adicionales para los países en desarrollo. Estos costos más altos representan una fuente inaceptable de derroche en un ambiente ya fiscalmente tenso para muchos países donantes. Podemos hacerlo mejor.

Otro temor es que los esfuerzos de movilización de recursos de la década pasada no puedan sostenerse y en realidad estén en riesgo de revertirse.

Y mientras más y más países de ingreso mediano están surgiendo como nuevos asociados en el desarrollo, todavía tenemos que comprender cabalmente esta alianza y aprovechar su potencial. Necesitamos un diálogo más inclusivo que incorpore los asociados en el desarrollo tradicionales y nuevos para encontrar las mejores maneras de trabajar juntos en respaldo de los países de ingreso más bajo. Este diálogo podría beneficiarse de la escucha y aprendizaje mutuos y del intercambio de información.

En el Banco Mundial se tomaron un par de medidas concretas para facilitar esta participación. Por ejemplo, el nuevo programa de desarrollo abierto permite el libre acceso a la gran cantidad de datos y conocimientos almacenados del Banco, lo que posibilita a otros comprender lo que hacemos y unirse al debate, mejorando en última instancia las estrategias y resultados del desarrollo. De hecho, el Banco Mundial –el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional de Fomento (AIF)- fue nombrado recientemente líder mundial en materia de transparencia de la ayuda en el Índice de Transparencia de la Ayuda de Publish What You Fund. La AIF también se encuentra entre los 10 más destacados del Índice de Eficacia de la Ayuda del Centro para el Desarrollo Mundial por todas las medidas adoptadas en este sentido.

Al mismo tiempo, estamos tomando medidas para la creación de una coalición mundial que una a los donantes tradicionales con nuevos asociados en la ayuda. Un ejemplo de ello es la última ronda de reposición de la AIF, durante la cual los socios emergentes aumentaron sus contribuciones, mientras que los donantes tradicionales ampliaron sus donaciones a pesar de la presión fiscal.

El debate sobre la eficacia de la ayuda que se realiza esta semana en Busán debe examinar atentamente la arquitectura cambiante de la ayuda, las tendencias que oculta, los desafíos y las oportunidades. Esto incluye la búsqueda de formas de fortalecer este nuevo tipo de coalición que dará forma a la arquitectura de la ayuda en el futuro y es también el más prometedor para lograr resultados de desarrollo duraderos.


Autores

Axel van Trotsenburg

Director gerente sénior, Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial

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