Publicado en Voces

El mejor consejo: Hacer un intento

Uno de los mejores consejos que he recibido parece bastante simple: hacer un intento.

El Dr. Ted Alyea, residente superior en el Hospital Brigham y de Mujeres (i) en Boston, me dio esta sugerencia en 1991 cuando yo era un interno, el más joven de los médicos en ese recinto.

Estábamos parados fuera de la habitación de un enfermo en la Unidad de Cuidados Intensivos. Nuestro equipo estaba discutiendo el plan para tratar a un paciente muy grave cuando Ted me dijo: “Dinos lo que piensas que deberíamos hacer. Haz un intento”.

Durante las rondas con los pacientes, los internos se turnan fuera de la sala de un hospital presentando los antecedentes del enfermo; recitando lo que se sabe sobre la persona y la enfermedad o la condición que padece, incluyendo el recuento cuidadoso de los síntomas, los datos del laboratorio, el diagnóstico y el tratamiento actual. Luego, el interno y el residente senior ingresan en la sala para examinar al paciente y después el equipo decide un plan para el tratamiento.

Pero adoptar el consejo de Ted no era tan simple. El Hospital Brigham y de Mujeres es esencialmente un centro de referencia para el mundo. Casos extremadamente complicados llegan cada día, y algunos de los médicos más brillantes y talentosos del planeta tratan a estos pacientes. En este escenario, para un interno sin mucha experiencia, siquiera intentar dar una opinión parecía riesgoso. ¿Qué pasa si estaba completamente equivocado y recomendaba algo que podría dañar al paciente que estaba en una potencial situación de vida o muerte? ¿Alguien confiaría en mí de nuevo?

Incluso así, la tarea para mí era clara. Tenía que recopilar todos los datos, pensar con cuidado y estar preparado para defender mis recomendaciones.
Y había todavía algo más.

Ted lo puso de esta manera: “Haz un intento, y si alguien tiene una idea mejor, solo di: 'gracias, es una mejor idea'”. En otras palabras, había que tener el coraje de dar una opinión, pero también la humildad de agradecer a aquellos que te contradicen, incluso si era un colega, porque el objetivo más importante es hacer lo mejor para el paciente.

Ahora, dirijo una organización de más de 15 000 funcionarios. En el Grupo del Banco Mundial, una institución multilateral de 70 años de antigüedad, las jerarquías están bien establecidas y a veces los subalternos no tienen la oportunidad de expresar sus opiniones. Estamos comprometidos a hacer lo necesario para modificar la cultura, para que las personas en todos los niveles de la organización se escuchen unos a otros. Pero no es fácil y las enormes burocracias se resisten al cambio.

Malcolm Gladwell (i) escribió en su libro titulado Outliers (i) sobre el peligro de las culturas que no alientan el debate abierto en los distintos niveles de una organización. Describió varios accidentes de aviones de propiedad de una empresa asiática que fueron atribuidos, en parte, a una tradición de respeto que implicaba que los pilotos jóvenes raramente, si alguna vez, desafiaban a sus contrapartes superiores.

Una vez que se reconoció esto,  se aplicaron nuevos enfoque es la capacitación que dieron lugar a algunas de las líneas aéreas más seguras del mundo. Su punto es ineludible: los escalafones rígidos pueden frenar el desarrollo y, lo que es más importante, pueden ser mortales. Este tipo de jerarquías van en contra de la introducción y propagación de nuevas o buenas ideas. Los empleados se pueden alienar, transformándose en oyentes pasivos que observan cómo un avión se desploma o un paciente muere.

Desde aquellos días como interno en Boston, el consejo de Ted continúa inspirándome. Pero estoy muy consciente de lo difícil que es crear nuevas culturas de apertura y respeto en las organizaciones jerárquicas. Estamos avanzando en el Grupo del Banco Mundial, sin embargo nos queda mucho por hacer.

Coraje y humildad: solo hacer un intento y si alguien tiene una idea mejor, hay que decir: “gracias, es una mejor idea”. Este es el tipo de ambiente que los directores ejecutivos necesitan fomentar en sus organizaciones. Por su parte, el personal subalterno debe insistir en expresar sus ideas. Nunca se sabe: las vidas de personas pueden depender de esto.

Este blog fue publicado previamente en la serie Best Advice (i) de LinkedIn Influencers(i)


Autores

Jim Yong Kim

Ex Presidente del Grupo del Banco Mundial

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