Durante 35 años, el Grupo Banco Mundial ha medido la pobreza mundial para hacer un seguimiento de los avances en la erradicación de lo que se considera la privación más grave de las necesidades humanas básicas: la pobreza extrema. Este objetivo es un elemento central de la misión de nuestra organización.
La introducción de la línea internacional de pobreza en 1990 (i) nos proporcionó un punto de referencia mundial que captaba el costo diario para satisfacer las necesidades básicas de una persona en un país de ingreso bajo, que en ese momento era de USD 1. Desde entonces, la línea se ha actualizado varias veces con el fin de reflejar los cambios en los precios y costos para satisfacer las necesidades básicas. La última actualización, que tuvo lugar este mes, la fija en USD 3 por persona al día.
Sin embargo, esta cifra sigue siendo extremadamente baja y pone de manifiesto el costo en los países más pobres del mundo. Para obtener una visión más integral de la pobreza, también observamos otros umbrales que evidencian el costo en países con niveles de ingresos un poco más elevados. El Banco Mundial introdujo dos líneas de pobreza adicionales en 2017, una para los países de ingreso mediano bajo y otra para los países de ingreso mediano alto. Las tres líneas de pobreza reflejan el valor medio de las líneas nacionales de pobreza de los países en sus respectivos grupos de ingresos.
En 2024, además, elaboramos el indicador de la brecha de prosperidad, que ayuda a monitorear el déficit que enfrentan los países de ingreso bajo y mediano con respecto a los niveles mínimos de subsistencia típicos de los países de ingreso alto.
Estos datos pertinentes y oportunos nos han permitido estudiar las tendencias a largo plazo de la reducción de la pobreza mundial, que indican dónde se ha avanzado y dónde no. La información que surge de esta medición también ayuda a la comunidad internacional a poner de relieve las esferas que necesitan una mayor atención en materia de políticas para combatir la pobreza en todo el mundo.
Este indicador muestra cómo ha cambiado significativamente la pobreza desde la década de 1990. En ese momento, la gran mayoría de las personas que vivían en situación de pobreza se encontraban en tres regiones: Asia oriental y el Pacífico, Asia meridional y África subsahariana. Desde entonces, el porcentaje de personas afectadas ha disminuido drásticamente en Asia oriental y el Pacífico y en Asia meridional, y se ha concentrado cada vez más en África subsahariana.
Las estadísticas demográficas del mundo también han cambiado considerablemente. En 1990, casi el 60 % de las personas vivía en países de ingreso bajo, mientras que hoy la proporción es de menos del 10 %. Mientras tanto, los países de ingreso mediano albergan actualmente a alrededor de tres cuartas partes de la población mundial.
Evolución de las mediciones
A medida que los niveles de vida en todo el mundo han evolucionado con el tiempo, también lo ha hecho la forma en que medimos la pobreza mundial. Hemos actualizado las líneas de pobreza varias veces para tener en cuenta el aumento del costo de vida, mejorar las mediciones del consumo de los hogares, y debido a los cambios que se han producido en las líneas nacionales de pobreza.
Un elemento central de estas actualizaciones es la paridad del poder adquisitivo (PPA), que nos ayuda a entender cómo difieren los niveles de precios de un país a otro. Las PPA se utilizan para convertir las líneas nacionales de pobreza y el valor de los ingresos y el consumo de los hogares a una moneda común para los países, al tiempo que capturan las diferencias en los costos de vida en todo el mundo.
La primera actualización de la línea internacional de pobreza tuvo lugar en 2001, y las revisiones posteriores se hicieron en 2008, 2015, 2022, y el presente mes. Esta última actualización, que también se aplica a las líneas de pobreza de los países de ingreso mediano, es posterior a la publicación, el año pasado, de un nuevo conjunto de PPA basadas en los precios recopilados en 2021 por el Programa de Comparación Internacional (i). También refleja los cambios en las líneas nacionales de pobreza, que explican en gran medida el aumento, especialmente en el caso de la línea que se utiliza para monitorear la pobreza extrema.
Sobre la base de la revisión de estos factores, la línea internacional de pobreza para los países de ingreso bajo ha subido de USD 2,15 a USD 3 por persona al día. En los países de ingreso mediano bajo, pasó de USD 3,65 a USD 4,20 al día, y en los de ingreso mediano alto subió de USD 6,85 a USD 8,40.
Sin embargo, independientemente de los montos actualizados, la línea internacional de pobreza sigue midiendo el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema de la misma manera en que lo hace desde 1990, es decir, muestra la proporción de personas que viven en la pobreza absoluta, según los estándares de los países más pobres del mundo.
Los datos en el centro
Los datos proporcionados por los países a través de sus encuestas de hogares son fundamentales para medir y monitorear la pobreza a nivel nacional, regional y mundial. Las encuestas de hogares incluyen datos representativos sobre los ingresos y los hábitos de consumo y gasto de las personas, así como sus condiciones de vida, especialmente de grupos que, de otro modo, no aparecen en otras fuentes de datos administrativos o digitales.
En los últimos años, el alcance y la calidad de la información entregada por las encuestas de hogares ha mejorado enormemente, sobre todo en los países de ingreso bajo y mediano bajo, lo que nos permite tener una visión más clara acerca del bienestar y la vida cotidiana de la población.
Por ejemplo, muchas encuestas capturan ahora todos los bienes y servicios que consumen los hogares, incluidos los alimentos fuera del hogar, la vivienda y los bienes duraderos, como los teléfonos móviles. Estos datos mejorados ponen de relieve las medidas específicas de privación monetaria de los países y, en última instancia, nos permiten realizar un mejor seguimiento de la pobreza mundial.
Pero sabemos que podemos hacer más para mejorar la precisión, la puntualidad y la importancia normativa de las encuestas de hogares, y seguiremos trabajando con los países para fortalecer su capacidad estadística y ayudarlos a subsanar las persistentes lagunas en los datos.
¿Hacia dónde vamos?
En la actualidad, 1500 millones menos de personas viven en la pobreza extrema en comparación con 1990. Sin embargo, la reducción de la pobreza mundial se ha desacelerado considerablemente en la última década debido a varias crisis interconectadas, entre ellas el lento crecimiento económico, el elevado endeudamiento, los conflictos y la fragilidad, y las graves perturbaciones relacionadas con el clima. Se estima que unos 808 millones de personas siguen viviendo hoy en situación de pobreza extrema. Al ritmo de avance actual, se necesitarán décadas para erradicar la pobreza extrema.
Aunque las líneas mundiales de pobreza nos proporcionan una perspectiva de alto nivel, solo deben utilizarse para realizar análisis comparativos entre países. Para evaluar las tasas de pobreza de un país en particular, el parámetro de referencia más adecuado es la línea nacional de pobreza. Estas cuestiones son fundamentales para los Gobiernos a la hora de diseñar políticas que mejoren la vida de sus poblaciones y las ayuden a salir de la pobreza y la indigencia.
También debemos reconocer que la pobreza es multidimensional y que existen numerosos indicadores no monetarios esenciales para entender el bienestar de las personas, como el acceso a la educación, la salud, el saneamiento, el agua y la electricidad. Las diferentes mediciones de la pobreza ayudan a proporcionar una visión más amplia y pueden orientar las decisiones de política para mejorar las vidas de los más pobres y vulnerables.
Para avanzar en la misión del Grupo Banco Mundial de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida en un planeta habitable, nos basamos en datos sólidos, que constituyen los cimientos de las políticas. Estos datos son cruciales para monitorear las tendencias de la pobreza y motivar a los países a garantizar que la reducción de la pobreza siga siendo una prioridad esencial en materia normativa. Los esfuerzos para mejorar la forma en que medimos la pobreza mundial aseguran que seguimos avanzando en la dirección correcta.
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