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En 2016, se realizaron muchos esfuerzos para mostrar que la salud mental no ha sido considerada en las agendas mundiales de desarrollo y salud. Con el fin de impulsar la acción y cambiar esta situación, el Grupo Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) organizaron un importante evento en el marco de las Reuniones de Primavera del Grupo Banco Mundial y del FMI, que se realizaron en la ciudad de Washington.
Algunos países, como Canadá, tienen marcos bien diseñados, que se basan en amplias consultas a grupos locales, regionales y nacionales; organismos; Gobiernos, y grupos de poblaciones vulnerables como los pueblos indígenas y personas que han experimentado este tipo de problemas, y además en ellos existe un elevado nivel de compromiso político. Por estas razones, estos países pueden servir como buenos modelos para impulsar la agenda de la salud mental en el mediano plazo.
El documento de la estrategia de Canadá titulado “Changing Directions, Changing Lives: The Mental Health Strategy for Canada”, (i) junto con el marco de acción “Advancing the Mental Health Strategy for Canada: A Framework for Action (2017–2022)” (PDF, en inglés) adoptado para acelerar la aceptación y aplicación de la estrategia, ofrece algunas lecciones en materia de diseño y ejecución de estrategias nacionales integrales de salud mental.
Un aspecto clave de la estrategia de Canadá es que se caracteriza por tener una orientación humanista. En ella, se señala a las personas que sufren de problemas y enfermedades mentales y a sus familias como importantes factores de cambio en este ámbito. En el documento, se reconoce también que tanto el compromiso de los Gobiernos con el establecimiento de políticas y el financiamiento de los servicios como de otros actores con la reglamentación, la acreditación, la supervisión y la prestación de servicios son aspectos fundamentales para obtener buenos resultados.
Por su parte, el marco de acción se estructura en torno a cuatro pilares dirigidos a mejorar la salud mental y el bienestar de las personas en Canadá y los servicios que ellas necesitan:
- Liderazgo y financiamiento: la movilización del compromiso y el apoyo al más alto nivel político es fundamental para responder mejor en este ámbito, aumentar la capacidad de prestación de servicios integrados de calidad y basados en pruebas, y satisfacer de mejor manera las necesidades de diversos grupos de la población. Si bien el financiamiento es importante, se hace hincapié en que los líderes deben enfocarse en lograr la igualdad entre la atención de la salud física y de la salud mental, y fomentar la colaboración entre los sectores de salud, asistencia social, educación y justicia.
- Promoción y prevención: dada la naturaleza multisectorial de los problemas y las enfermedades mentales, se necesitan esfuerzos previos, por lo que se pone mayor énfasis en estrategias holísticas de prevención, la promoción del bienestar mental, una mayor conciencia y educación acerca de la salud mental positiva a lo largo de la vida y un enfoque más profundo de los factores sociales y culturales que determinan el estado de salud. La promoción y la prevención deben complementarse con acciones en favor de los derechos humanos, la inclusión social y la eliminación del estigma y la discriminación.
- Acceso y servicios: el acceso oportuno a servicios de salud mental de alta calidad, holísticos, integrados, centrados en la persona y basados en pruebas a lo largo de la atención a los pacientes debería ser una prioridad. Las personas que sufren y han sufrido estos problemas y sus cuidadores deben participar en todos los aspectos de la atención y en el proceso de formulación de políticas para mejorar realmente la disponibilidad y calidad de los servicios de salud mental.
- Datos e investigaciones: este pilar incluye medidas como el desarrollo de puntos de referencia y evaluaciones constantes del desempeño del sistema, así como la transformación del conocimiento sobre salud mental basado en pruebas en políticas y prácticas. Además, otras acciones abarcan el apoyo a la investigación interdisciplinaria integral e innovadora y la evaluación de problemas y enfermedades mentales y programas y tratamientos de salud mental; la facilitación de la participación de las personas que viven con enfermedades mentales en los estudios, y el mejoramiento de los sistemas de recopilación de datos y el monitoreo a nivel de la población para recopilar información completa sobre la salud mental, el bienestar, las enfermedades, el acceso a los servicios y los tiempos de espera y garantizar que los investigadores y los responsables de formular políticas tengan disponibles datos que han sido obtenidos con fondos públicos.
Canadá también se ha consolidado como líder en salud mental a nivel mundial. Muchos organismos canadienses han colaborado con asociados internacionales y nacionales. Por ejemplo, desde 2012, Grand Challenges Canada (GCC) ha invertido más de 35 millones de dólares canadienses en más de 70 proyectos innovadores en salud mental en más de 28 países de ingreso bajo y mediano, mediante los cuales decenas de miles de personas han recibido atención de salud mental. Las donaciones financiadas por GCC tienen el potencial de mejorar la salud de miles de personas más antes de fines de 2030. Este organismo también ha apoyado la creación de Mental Health Innovation Network, una red que difunde información y conocimientos importantes para el proceso de toma de decisiones entre autoridades normativas, investigadores, innovadores y la sociedad civil.
En la estrategia y el marco de acción sobre salud mental de Canadá, al definirse un amplio acuerdo social de distintas partes interesadas para apoyar la promoción de la salud mental y la prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales, queda en evidencia la importancia de considerar “una ética social distributiva” o “valores morales” alternativos en la formulación de las políticas públicas. Es decir, los objetivos socialmente inclusivos y los mecanismos participativos bien articulados incluidos en la estrategia ilustran que los objetivos sociales amplios son los parámetros básicos que, en última instancia, orientan y configuran las decisiones políticas e institucionales relativas a las estructuras organizativas, los mecanismos de financiamiento y los mecanismos de entrega de servicios más apropiados y contextualmente pertinentes. En la estrategia también se distinguen claramente los objetivos intermedios (mejor acceso, calidad, eficiencia y equidad) de los objetivos finales de los sistemas sociales y de salud mental integrados (mejora de las condiciones sociales y de salud mental y física; protección financiera, y satisfacción de los usuarios con los servicios recibidos), evitando el riesgo de confusión entre los medios y los fines de las medidas normativas.
Si bien se reconoce que la heterogeneidad de los contextos sociales, económicos y culturales nacionales impide la adopción automática de las experiencias de otros países, el intercambio de conocimientos entre los países y la adaptación de los aspectos pertinentes de esas experiencias internacionales a las realidades concretas de los países es uno de los beneficios de vivir en un mundo globalizado e interconectado. Si las políticas, los programas y los servicios de salud mental inclusivos mejoran los resultados de salud de las personas con problemas mentales y sus familias en todo el mundo, haremos bien en reconocer que estos buenos resultados dependerán de las decisiones sociales y políticas en cuanto a qué tipo de sociedad desea un país que de los procesos técnicos, como lo muestra la experiencia de Canadá. Las contribuciones a nivel internacional de Canadá también sirven de ejemplo para que otros países realicen aportes a la salud mental mundial.
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