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En la medida en que aquellos países que cuentan ahora con abundantes nuevos recursos tratan de resolver cómo administrarlos bien, surgen preguntas acerca de qué maneras los Gobiernos pueden canalizar los ingresos obtenidos a partir de los nuevos recursos hacia inversiones inteligentes, así como también cuáles son las lecciones aprendidas de experiencias anteriores. En el evento previo a las Reuniones Anuales titulado “Hacer que la riqueza de las industrias extractivas beneficie a los pobres”, un grupo de panelistas debatió tales temas.
Si se administran bien, los ingresos de ciertos recursos naturales —tales como el petróleo y el gas en Tanzanía y Mozambique; el mineral de hierro en Guinea; el cobre en Mongolia; el gas y el oro en América Latina, y el petróleo, el gas, la bauxita y el oro en Asia central—, pueden contribuir al desarrollo sostenible. Cuando son gestionados deficientemente, pueden representar problemas a largo plazo para los Gobiernos, las comunidades y el medio ambiente.
En el panel participaron: Marinke Van Riet, (i) directora internacional de “Publique lo que paga”; Ombeni Sefue, (i) secretario en jefe del Gobierno de Tanzanía; Samuel Walsh, (i) director ejecutivo de Rio Tinto, y Tan Sri Nor Mohamed Yakcop, (i) vicepresidente de Khazanah Nasional Berhad de Malasia. La sesión fue moderada por el renombrado experto en energía Daniel Yergin, (i) quien es también vicepresidente de IHS y autor del superventas La búsqueda: Energía, seguridad nacional y la reconstrucción del mundo moderno. (i)
En las palabras de apertura del evento, Sri Mulyani Indrawati, (i) directora gerente y oficial principal de Operaciones del Grupo Banco Mundial, planteó: “¿Quién está en las mejores condiciones para hacerlo bien?”. Ella dijo que aunque había reglas claras establecidas por la comunidad internacional, como por ejemplo el establecimiento de fondos soberanos de riqueza, el desafío seguía siendo cómo manejar esos fondos. Daniel Yergin lo corroboró señalando que “una nueva realidad nos ofrece información” con la pérdida de ingresos e incluso la enajenación de los recursos en muchas naciones ricas en estos. En la década pasada, avanzar más allá del gran ciclo de los productos básicos (i) condujo a un pensamiento renovado sobre cómo administrar mejor los recursos, especialmente en África.
¿De modo que cómo gestionan sus recursos países como Malasia a través de ciclos de auge y crisis?
Sri Yakcop explicó que esto estaba arraigado en la filosofía política del país. Malasia estableció los dos objetivos de terminar con la pobreza y promover la prosperidad compartida en 1970 y, gracias a la voluntad política y a medidas de disciplina sobre del gasto, las tasas de pobreza han disminuido de 49,3 % a 1,7 %. La empresa petrolera estatal Petronas (i) creció y también se benefició de esta filosofía. Protegida de las interferencias políticas, la compañía todavía informa directamente de sus actividades solo al primer ministro de Malasia. “Gastamos dinero hoy en las generaciones futuras: todos los recursos le pertenecen al gobierno federal; el 5 % está asignado a nivel estatal”, dijo.
Marinke Van Riet precisó que debido a la divulgación obligatoria de los pagos, el término de los silos establecido en el Estándar de la Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas (EITI), los vínculos entre el movimiento sobre Contrataciones Abiertas (i) del Banco Mundial —entrelazados con los mecanismos de apoyo técnico a los países clientes— así como una nueva política de salvaguardias, se está alcanzando la etapa de exigir la rendición de cuentas. Ella desafió, respectivamente, al director ejecutivo de Rio Tinto y al secretario en jefe del Gobierno de Tanzanía sobre los temas de la revelación obligatoria de los pagos y de la necesidad de contar con una visión a largo plazo del país.
Samuel Walsh destacó que el marco de inversión de su empresa está claro; es decir, que está a favor de publicar sus acuerdos con los Gobiernos ya que “no tenemos nada que ocultar”, aunque no publican contratos con sus proveedores debido a las reglas de contratación. “No poseemos ningún país”, dijo en referencia humorística a las relaciones con el Gobierno australiano. Ombeni Sefue parecía inspirado por el modelo malayo de crecimiento y concluyó que era importante desarrollar una relación de confianza que equilibre la necesidad del Gobierno de construir capacidades y las necesidades de inversión de la empresa petrolera.
Aunque la pregunta inicial de Sri Mulyani quedó sin respuesta, fue una discusión rica que dejó a una nutrida audiencia pensando más sobre los desafíos en este creciente sector y en la mejor manera de abordarlos.
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