La decimoctava reposición de recursos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF-18) ha tenido un buen comienzo. En el primer año de este ciclo de financiamiento que dura tres años, el total de compromisos de la AIF —el fondo del Grupo Banco Mundial dedicado a los países más pobres— llegó a USD 24 000 millones . Esta cifra es más del doble que el promedio registrado en el primer año de la AIF-15 y la AIF-14, y un 40 % más alta que el volumen promedio observado en el primer año de la AIF-16 y la AIF-17.
Una parte de este crecimiento deriva de la manera en que estructuramos la AIF-18, como respuesta a los llamados del Grupo de los Veinte (G-20) y de la comunidad internacional, que instaron al Grupo Banco Mundial a innovar en todas las formas posibles para ayudar al mundo a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible antes de fines de 2030. Y pese a los enormes desafíos mundiales, nuestros donantes acordaron proporcionar USD 27 000 millones en forma de donaciones para apoyar la AIF-18, cuyos compromisos totales suman USD 75 000 millones.
Este es el monto más elevado en los 58 años de historia de la AIF, y significa resultados concretos para los países más pobres del mundo y las personas más vulnerables. Cuando finalice el ciclo de financiamiento de la AIF-18 en junio de 2020, esperamos, por ejemplo, haber proporcionado servicios de salud y nutrición esenciales a 400 millones de personas , inmunización a unos 130 a 180 millones de niños, una capacidad adicional de 5 gigavatios para producir energía renovable, y capacitación docente para beneficiar a más de 300 millones de estudiantes.
La AIF-18 se diferencia de reposiciones de recursos anteriores porque vincula estrechamente la reducción de la pobreza con el crecimiento económico, el empleo y la transformación económica, y con una gobernanza sólida —sobre todo avances en reformas de políticas— particularmente en países de bajo ingreso de África y Asia. En la AIF-18 también se involucra al sector privado a través de maneras innovadoras.
Por primera vez, estamos movilizando el capital accionario de la AIF y las contribuciones de los donantes para recaudar fondos en los mercados de capital y proporcionar recursos adicionales a los clientes. En abril, la AIF emitió el primer bono desde su creación con un rotundo éxito, recaudando USD 1500 millones provenientes de 110 inversionistas en 30 países; la suscripción fue 4,5 veces superior a lo previsto. Este nuevo modelo de financiamiento permite a la AIF atraer a otros financistas: tenedores de bonos, entre ellos bancos centrales; fondos soberanos de inversión, e inversionistas privados como compañías de seguros y fondos de pensiones, entre otros. El efecto multiplicador se traduce en que, por cada dólar invertido, la AIF puede movilizar USD 3. Esto aumenta los recursos de la AIF y fortalece nuestra asociación con el sector privado.
Asimismo, la AIF creó el Servicio de Financiamiento para el Sector Privado (SFSP) para trabajar estrechamente con IFC y MIGA, las instituciones del Grupo Banco Mundial dedicadas al sector privado. Este servicio movilizará una cifra estimada de entre USD 6000 millones y USD 8000 millones de inversiones privadas en los países más pobres, en particular en los Estados frágiles y afectados por conflictos. Con este enfoque se ayuda a mitigar las incertidumbres y los riesgos para los inversionistas, posibilitando una solución comercial que complementa otros instrumentos y estrategias del Grupo Banco Mundial. Nuestro Directorio ya aprobó 13 inversiones del SFSP para proyectos que movilizan USD 185 millones del SFSP y USD 609 millones de IFC y MIGA para atraer USD 800 millones adicionales de otros financistas.
En el marco de la AIF-18 se ha ampliado el Programa Regional de la AIF, mejorándose el apoyo a acciones colectivas que abarcan una diversa gama de soluciones regionales. En África occidental, por ejemplo, un programa regional proporcionará una prueba de identidad única reconocida por el Gobierno a una mayor cantidad de personas, facilitando su acceso a los servicios. Además, el Directorio aprobó ocho proyectos financiados por el subservicio regional para los refugiados, y hay muchos otros en preparación.
También se ha expandido el Servicio de Respuesta ante las Crisis (SRC), que ayuda a los países a enfrentar crisis económicas graves, desastres naturales y emergencias de salud pública para que puedan retomar el camino del desarrollo . Por ejemplo, se asignaron rápidamente USD 350 millones para encarar un brote de cólera en Yemen, sobrellevar una crisis económica en Mongolia y enfrentar los duros impactos de huracanes y ciclones en Dominica y Tonga.
La ventaja principal de la AIF son las alianzas y la manera en que trabajamos con otros organismos multilaterales y bilaterales e instituciones nacionales; el sector privado, y las organizaciones de la sociedad civil (OSC). También colaboramos con otros mecanismos para asegurar una respuesta rápida a las nuevas crisis. En mayo, por ejemplo, la AIF se sumó al Mecanismo de Financiamiento de Emergencia para Casos de Pandemia (MFEP) a fin de combatir el brote de ébola en la República Democrática del Congo. La AIF proporcionó USD 15 millones en financiamiento para atención de salud gratuita, suministro de medicamentos, remuneraciones prometidas por condiciones de trabajo peligrosas y logística, y el MFEP efectuó su primer compromiso financiero por un monto de USD 12 millones. En el mismo mes, el subservicio para los refugiados comprometió USD 130 millones en financiamiento adicional para proyectos en los sectores sociales de Camerún, ayudando al país a entregar asistencia básica a alrededor de 350 000 refugiados. Para socorrer a los refugiados y a las comunidades que los acogen, nos estamos asociando además con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, UNICEF, la Cruz Roja y otros organismos de ayuda humanitaria.
Además, en el marco de la AIF-18 se ha aumentado el apoyo para proyectos que abordan el cambio climático, y se espera que se dupliquen los compromisos para generación de energía renovable en los países clientes.
Se han logrado progresos muy importantes en el primer año de la AIF-18, y debemos continuar brindando servicios a nuestros clientes sin perder el impulso respecto de las prioridades de la AIF . Posiblemente veremos que la pobreza se concentrará en los Estados frágiles y afectados por conflictos, y que se registrará un mayor flujo de refugiados hacia países que ya tienen dificultades para prestar servicios básicos. Además, el cambio climático afectará los lugares donde las personas viven y trabajan, al tiempo que la tecnología evoluciona rápidamente y transforma la naturaleza del trabajo en numerosos sectores. Las mujeres estarán sumamente expuestas a todos estos cambios.
No obstante, lo que no cambiará es la propuesta de singular valor de la AIF. Tenemos el mandato, el conocimiento de diversos sectores y los recursos para ser el socio de preferencia a la hora de abordar los desafíos mundiales de modo de estar al servicio de los países más pobres del mundo. Nuestro éxito depende de que podamos asegurar la entrega de sólido respaldo para reformas de políticas y tener la capacidad de innovar y trabajar eficazmente tanto con los donantes como con los prestatarios.
Con el firme apoyo de nuestros asociados, podemos optimizar la utilización de los recursos de la AIF a fin de ayudar a nuestros países clientes a conseguir un crecimiento a largo plazo y a desarrollar capacidad para asegurar que sus resultados sigan siendo sostenibles e inclusivos en los próximos años.
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