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La empresaria china Yang Lan pregunta cómo ayudar a los que no tienen

La pobreza puede estar disminuyendo, pero 1000 millones de personas todavía viven en la pobreza extrema. La desigualdad está creciendo en todas partes. ¿Qué está haciendo el Grupo Banco Mundial al respecto?

El presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, y el primer economista del Grupo Banco Mundial, Kaushik Basu, ofrecieron algunas respuestas durante la charla Generar prosperidad compartida en un mundo desigual con la empresaria china de medios de comunicación Yang Lan, que fue transmitida en vivo en el marco de la apertura de las Reuniones Anuales.

Izquierda: Joseph Jeune antes de recibir tratamiento para las infecciones de VIH, sida y tuberculosis en marzo de 2003. Derecha: Joseph Jeune después de recibir el mismo tratamiento en septiembre de 2003. (Foto: David Walton, Partners In Health).

Yang, presentadora de “Yang Lan 101” y una personalidad famosa en China, se centró en los dos objetivos establecidos por el Grupo Banco Mundial: reducir la pobreza extrema en el mundo a 3 % para 2030 y promover la prosperidad compartida aumentando los ingresos del 40 % más pobre de la población.

“Para muchas personas que viven en la pobreza, el mero término ‘Banco Mundial’ suena gigantesco y muy, muy lejano”, dijo Yang, pidiéndoles a Kim y Basu que les “expliquen a ellas la importancia de los dos objetivos del Banco Mundial en su vida cotidiana”.


Según Kim, “la prosperidad compartida” la encarna Joseph Jeune, un joven de Haití, quien pasó de ser la imagen de una persona demacrada a ser un rostro saludable tras tener acceso a medicamentos contra el VIH. En 2000 y los años siguientes, se supuso que tales drogas no funcionarían en los países pobres. Las fotografías de Jeune antes y después del tratamiento “se convirtieron en un símbolo de todo lo que era posible” en lugares como Haití y África, dijo Kim.

“Nuestro compromiso con la prosperidad compartida se refiere a historias como estas, donde las personas dicen que no es posible que los pobres puedan participar en la sociedad, que los pobres puedan obtener empleos, que los pobres puedan conseguir salud y educación. Y queremos que esas creencias se acaben para siempre”, señaló Kim.
 

Webcast: Generar prosperidad compartida en un mundo desigual


Yang preguntó si los dos objetivos del Grupo Banco Mundial son realistas. Precisó que una de las metas requeriría sacar a 50 millones de personas de la pobreza extrema cada año y se podría ver afectada por incertidumbres, tales como brotes de conflictos o enfermedades como la crisis actual del ébola.

Basu convino que reducir la pobreza hasta el 3 % a nivel mundial en 2030 es ambicioso —es un objetivo más que un pronóstico—, pero es factible si los países crecen por lo menos 4 % al año y la distribución de ingresos permanece igual.
“Siendo realistas, lo que estamos tratando de hacer es reducir la pobreza crónica. Conseguiremos eso en todas partes”, dijo Basu. Los objetivos anuales se han cumplido durante los últimos años, y una meta intermedia de reducir la pobreza hasta el 9 % en 2020 está bien encaminada, añadió. 

En todo caso, el recorrido final para conseguir el objetivo va a ser más difícil, reconoció Basu. La reducción de la pobreza requiere de políticas económicas basadas en datos, y no hay bastante información en muchos países en desarrollo. Los países también deberán mantener una tasa de crecimiento del 4 %.

Kim señaló que el Grupo Banco Mundial está estimulando el crecimiento y acelerando los avances a través de iniciativas, tales como un nuevo Mecanismo Mundial de Financiamiento de la Infraestructura que impulsará inversiones “de mayor volumen” en dicho sector en los países en desarrollo. El Grupo Banco Mundial también está analizando innovadoras herramientas de financiamiento para ayudar a los países a prepararse y responder rápidamente a crisis, como las epidemias.

“La epidemia del ébola nos demostró que no estamos preparados. … Si vamos a tener una oportunidad de terminar con la pobreza en 2030, debemos hacer funcionar estos instrumentos para que potencialmente sean barreras protectoras contra las perturbaciones”.

A nivel mundial, la desigualdad ha empeorado, dijo Yang, citando evidencias recientes de que la brecha entre ricos y pobres se está ampliando en todas partes. 

Kim indicó que el Grupo Banco Mundial está abordando la desigualdad a través del objetivo de la “prosperidad compartida”, que apunta a mejorar el acceso a necesidades básicas, como alimentación, vivienda, atención de salud, educación y empleos, para el 40 % más pobre de la población de los países en desarrollo.

La ampliación del acceso a la tecnología, los teléfonos inteligentes e Internet también va a hacer una diferencia, dijo Kim, porque las personas de bajos ingresos estarán cada vez más conscientes de cómo vive la clase media en sus propios países. “Debo asumir que aumentarán las peticiones de acceso a ese tipo de vida, a educación y a atención de salud”.

Autores

Donna Barne

Escritora del departamento de Comunicación Corporativa, Banco Mundial

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