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La habilidad de desarrollar habilidades

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Las habilidades se han posicionado como uno de los temas más importantes, sino es que el más importante, en el ámbito educativo, precisamente cuando se registran los niveles educativos más altos en la historia mundial.

Justamente porque los policymakers se dieron cuenta de que más años de escolaridad no necesariamente se traducen en un mayor aprendizaje, desarrollo de habilidades o crecimiento económico, muchos países empezaron a implementar de forma progresiva, principalmente en los años dos mil, reformas educativas con enfoque en competencias. 
 
Sorpresivamente, estas reformas no siempre han logrado mejorar los resultados en aprendizaje, o al menos no al ritmo que se esperaba. Por ello, una pregunta relevante es ¿cómo podemos, en la práctica, enseñar habilidades en cada aula y asegurarnos de que lo que decide la autoridad educativa se traduce en resultados medibles en cada estudiante? 

Nunca antes ha habido tantos informes disponibles sobre políticas para el desarrollo de habilidades. Sin embargo, la mayoría de ellos se enfocan en recomendaciones para identificar brechas de habilidades e implementar estrategias de habilidades, a nivel agregado. Desafortunadamente, la evidencia sobre lo que los policymakers pueden hacer para desarrollar habilidades en las escuelas es más limitada. En mi experiencia como policymaker dirigiendo un programa de desarrollo de habilidades a gran escala, un paso crucial para facilitar este proceso, por más sencillo y obvio que parezca, es invertir tiempo suficiente en definir las habilidades que se busca enseñar, tan preciso como sea posible.
 
¿Pero qué son exactamente las habilidades?

Las habilidades son la capacidad de hacer algo bien. Así como el conocimiento alude a la manera en que percibimos, entendemos y recordamos la información, las habilidades se refieren a la manera en que elegimos, utilizamos y aplicamos conocimiento en diferentes circunstancias, al enfrentar retos diversos y frecuentemente impredecibles. Pensemos, por ejemplo, en escribir correos electrónicos: las personas podrán saber cómo escribir, e incluso qué es un email, pero eso no significa que saben cómo escribir emails bien, mucho menos cómo escribirlos en diferentes contextos y para diferentes audiencias y propósitos. Es decir, poder escribir es distinto que tener habilidades de comunicación. De hecho, una definición más técnica de habilidades –o competencias– involucra conocimiento, habilidades, actitudes y valores, lo que significa que, en el ejemplo del email, no solamente se espera que las personas hagan un buen uso de la gramática sino que además muestren empatía y respeto.
 
Además, las habilidades son:

  • Multidimensionales e interrelacionadas: las habilidades pueden ser (1) cognitivas, (2) socioemocionales o no cognitivas y/o (3) técnicas o relevantes para el trabajo, pero también pueden ser de orden básico u orden elevado. Distintos tipos de habilidades interactúan tanto que resulta complejo determinar qué habilidades desencadenan el desarrollo de otras, o clasificar ciertas habilidades en una sola categoría. Por ejemplo, las habilidades socioemocionales son necesarias para aprender y desarrollar habilidades cognitivas pero, al mismo tiempo, desarrollar habilidades cognitivas contribuye al desarrollo de habilidades socioemocionales.
  • Interdisciplinarias: la misma habilidad puede ser enseñada en distintas disciplinas con propósitos similares o diferentes –por ejemplo: resolución de problemas.
  • Transversales: la misma habilidad puede ser relevante para un amplio rango de ocupaciones o sectores, no solamente para la ocupación actual del individuo –por ejemplo: comunicación.
  • Transferibles: un objetivo esencial de las habilidades es que puedan ser transferibles y aplicables en ocupaciones y contextos diferentes –por ejemplo: toma de decisiones.
  • Adquiridas durante distintos períodos de desarrollo: las habilidades pueden ser adquiridas y desarrolladas durante distintos períodos de vida, según las necesidades y la madurez de los individuos. Generalmente, las habilidades cognitivas se desarrollan en la primera infancia e infancia y tienden a estabilizarse alrededor de la edad adulta, mientras que las habilidades relevantes para el trabajo se suelen adquirir durante la adolescencia y la edad adulta.
  • Evaluadas a fin de cuentas en el trabajo y la vida: aunque se supone que los individuos adquieren unas de las habilidades más importantes en la escuela, es años más tarde, en el trabajo y/o en la vida que podrán evaluar si las adquirieron o no. 
Entonces, ¿por qué es tan difícil enseñarlas (en la práctica)?

Para enseñar habilidades, los docentes necesitan objetivos que son claros, específicos y medibles.  Esto es particularmente relevante para enseñar habilidades socioemocionales, considerando que su evaluación es más compleja que la de las habilidades cognitivas. Dado que las habilidades son multidimensionales e interdisciplinarias, entre otras características, los docentes necesitan tener una idea clara de lo que se espera que enseñen, para que puedan monitorear el progreso en el salón de clase. Esto incluye definiciones sencillas y específicas para cada habilidad en un marco curricular.
 
Consideremos el siguiente ejemplo real: en 2008, la Reforma Integral a la Educación Media Superior ( RIEMS) de México presentó un marco curricular común con 11 competencias genéricas. Una de estas competencias se definió como “el estudiante elige y practica estilos de vida saludables”. En la práctica, enseñar este tipo de objetivos es difícil ya que los maestros no necesariamente pueden obligar a tomar decisiones saludables, mucho menos evaluar si las tomaron o no.
 
Algunas habilidades tienden a ser definidas como el resultado de una habilidad (en este caso, elegir estilos de vida saludables), no como habilidades en sí ( toma responsable de decisiones por ejemplo), lo que dificulta su enseñanza y evaluación. En el contexto del programa que dirigí, decidimos trabajar con psicólogos y maestros para establecer definiciones claras, comprensibles y sencillas para cada una de las 18 habilidades, incluyendo toma responsable de decisiones. Este paso nos permitió implementar el programa más rápido y ayudar a los maestros a llevar a cabo las actividades del programa.
 
Mientras más específicos seamos sobre lo que funciona, y lo que no, mejores resultados tendremos. Los invito a utilizar sus habilidades de policymaking para este propósito.
 

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