En mayo de 2023, un equipo del Banco Mundial visitó Secunda, una ciudad sudafricana donde existe una singular planta comercial de conversión de carbón en líquidos de la empresa Sasol, para participar en un taller sobre una transición verde justa (i) en Mpumalanga, una región rica en carbón. Durante la actividad, diversos líderes comunitarios y expertos mundiales analizaron los enormes desafíos de una transición verde, una conversación que tiene eco mucho más allá de las fronteras de esta pequeña ciudad.
En los debates, una cosa quedó clarísima: esta transición es más que un simple cambio tecnológico del carbón a las fuentes de energía verde. Es una narrativa profundamente arraigada en la historia humana, que afecta a los medios de subsistencia, las comunidades y toda una generación en un momento histórico.
¿Y no estamos en una encrucijada similar con respecto a la inteligencia artificial (IA)? Al igual que el cambio climático, la IA representa otra alteración importante que debemos afrontar de forma colaborativa. Ambos redefinirán nuestro mundo de maneras que solo estamos empezando a entender.
De nuestra experiencia abordando la transición climática se deriva información crítica para el debate en curso sobre la gobernanza de la IA. Los principios de justicia fundamentales —relacionados con la distribución, los procedimientos y el reconocimiento— que guían la acción climática también se aplican a la transición a la IA.
“Esta transición es más que un simple cambio tecnológico del carbón a las fuentes de energía verde. Es una narrativa profundamente arraigada en la historia humana, que afecta a los medios de subsistencia, las comunidades y toda una generación en un momento histórico”.
¿Cómo podemos hacer que la transición a la IA sea justa e inclusiva?
Encarar el cambio climático no se relaciona solo con la tecnología o el financiamiento; se trata fundamentalmente de las personas (i). Por ejemplo, en Sudáfrica, las comunidades que dependen del carbón están preocupadas por su futuro y sus medios de subsistencia y la cohesión social se enfrentan a cambios sin precedentes. He aquí tres maneras de garantizar la inclusión de todos:
1. Empoderar a través de la capacitación y la mejora de las habilidades
Implementar una estrategia proactiva para la diversificación económica, junto con el apoyo a los medios de subsistencia y la capacitación para el desarrollo de habilidades, puede transformar los desafíos en oportunidades, especialmente si las comunidades dirigen este cambio. Esto es lo que se denomina “justicia distributiva”: convertir las desventajas de los grandes cambios en nuevas oportunidades para los que más van a perder. Un principio similar también podría aplicarse a la inteligencia artificial. Goldman Sachs (i) advierte que las herramientas de IA, como ChatGPT, podrían reemplazar casi una quinta parte de los puestos de trabajo en todo el mundo. Durante ciclos anteriores de autonomización, los obreros perdieron sus empleos. En este momento, los trabajadores administrativos, en particular las mujeres (i), son vulnerables, ya que la IA sobresale en las tareas cognitivas (i), esenciales en el trabajo de oficina.
Al seguir un modelo de justicia distributiva, se podría capacitar a los empleados para gestionar sistemas de IA, aumentando así su productividad. Un estudio reciente (i) de Boston Consulting Group reveló que los consultores que utilizan IA completaron un 12,2 % más de tareas, un 25,1 % más rápido y con resultados de calidad un 40 % más altos que aquellos que no la usan. En el estudio también se destacó que la IA sirve como un nivelador de habilidades, y que los consultores con puntajes iniciales más bajos experimentaron un aumento del desempeño de un 43 % cuando utilizan esta herramienta.
En la actualidad, se estima que solo uno de cada ocho trabajadores a nivel mundial tiene las habilidades verdes necesarias (i), a pesar de los más de 67 millones de empleos disponibles en el sector en 2022 (i), y el 90 % de las mujeres carecen de estas competencias. Los esfuerzos colaborativos de los Gobiernos, las industrias y las instituciones educativas son esenciales para salvar esta brecha.
Abordar el desarrollo de habilidades en el campo de la IA es clave para el principio de justicia distributiva. Programas como la Iniciativa de Habilidades de IA de Microsoft (i) están proporcionando capacitación esencial en esta área a diversas poblaciones, y la educación mejorada con IA puede democratizar el aprendizaje de nivel superior, mitigar la fuga de cerebros e impulsar los mercados de talentos en las economías en desarrollo.
2. Garantizar la inclusión escuchando todas las voces
Esto es lo que pudimos presenciar en Secunda y, en términos más generales, trabajamos para asegurar que las comunidades sean escuchadas y participen en el diseño de soluciones climáticas como la infraestructura resiliente frente al clima o la extracción de minerales verdes. Además, las tecnologías de aprendizaje automático y la IA pueden impulsar la participación ciudadana (i) al incluir las intervenciones climáticas en las experiencias comunitarias, y su uso en el financiamiento climático (i) permite dirigir los fondos hacia proyectos de gran impacto, garantizando la transparencia y la rendición de cuentas “verde” (i).
En la transición a la IA que afecta al empleo, la atención médica y la educación, es esencial incorporar diversos puntos de vista sobre la gobernanza para asegurar la obtención de beneficios amplios. La inclusión en la IA también implica aumentar la participación y las competencias de la comunidad para proteger la confianza y la integridad de la información (i), algo fundamental en áreas como la justicia climática.
3. Defender la dignidad y la equidad de las comunidades marginadas
Respetar los derechos y valores de los diversos grupos sociales también es crucial en las “transiciones justas”, tanto en la transición climática como en la transición a la IA. Esto pone de relieve la dignidad de cada individuo y aborda los desafíos únicos que enfrentan las comunidades marginadas, y es precisamente en lo que se centra nuestra labor sobre las dimensiones sociales del cambio climático (i). En nuestro trabajo, subrayamos de qué manera los impactos climáticos afectan de manera desproporcionada a las mujeres (i) y a grupos marginados como los pueblos indígenas (i), agudizando las desigualdades sociales. Al destacar la importancia de la participación de la comunidad, abogamos por la utilización de los conocimientos locales para diseñar de forma conjunta soluciones eficaces y adaptadas a la mitigación y adaptación climáticas.
Investigadores han detectado casos en los que la IA perpetúa sesgos algorítmicos, como errores en el reconocimiento facial (i) de ciertas razas y determinados grupos étnicos y herramientas de IA para la evaluación de currículums (i) que discriminan por razón de género debido a que en el entrenamiento de los datos han participado predominantemente hombres. Para abordar estas cuestiones es necesario aplicar los principios de justicia por reconocimiento.
Hacia un futuro justo y sostenible en la era de la IA
Es crucial que nuestros avances tecnológicos no solo defiendan los principios de justicia, sino que también prioricen la sostenibilidad ambiental, abordando los impactos ecológicos de la mayor capacidad informática, esencial para la expansión de la IA (i).
Seguimos extrayendo valiosas enseñanzas en nuestro camino hacia un planeta más habitable. En este momento, cuando adoptamos la revolución de la IA, debemos aplicar las lecciones relevantes. En este nuevo mundo de prácticas ecológicas y de IA, juntos podemos promover un entorno en el que todos prosperemos de manera colectiva, unidos por principios de justicia y equidad.
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