Publicado en Voces

La preparación para los desastres puede ayudar a salvar vidas y ahorrar dinero

Tropical Cyclone Pam, a Category 5 storm, ripped through the island nation of Vanuatu on March 13 and 14. © UNICEF
El ciclón tropical Pam golpeó la isla de Vanuatu el 13-14 de marzo. © UNICEF

Sendai, Japón. Si no contamos con una mejor preparación para los desastres, como terremotos o maremotos, fenómenos meteorológicos extremos, o futuras pandemias, estamos poniendo en riesgo las vidas de las personas y el desarrollo económico. Tampoco podremos convertirnos en la primera generación en la historia de la humanidad que acabe con la pobreza extrema.
 
Hace apenas unos días, el mundo volvió a experimentar la vulnerabilidad ante los desastres, después de que el ciclón tropical Pam, una de las tormentas más poderosas que haya tocado tierra, devastó las islas de Vanuatu. Algunos informes concluyeron que hasta un 90 % de las viviendas sufrió graves daños en Port Vila. Durante el paso de la tormenta, estaba en Sendai participando en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres, que se celebró pocos días después del cuarto aniversario del Gran Terremoto del Este de Japón de 2011. Ese sismo y el posterior tsunami causaron la muerte de 15 000 personas y daños por un monto estimado de US$300 000 millones.

Desafortunadamente, en los últimos 30 años, en el mundo ha habido más de 2,5 millones muertos y casi US$4 billones en pérdidas debido a desastres naturales parecidos. Más de tres cuartas partes de estas muertes se produjeron en naciones en desarrollo, y casi la mitad de ellas en países de ingreso bajo.
 
Por ejemplo, en 2010, el terremoto de Haití destruyó más de una década de avances en materia de crecimiento. En 2013, el tifón Haiyan condenó a casi medio millón de hogares filipinos a la indigencia, aumentando las tasas de pobreza a un 56 % en las zonas más afectadas. Y en los últimos 16 meses, casi 10 000 personas han perdido la vida a raíz del virus del Ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona. 
 
Llegar a tener cero casos de ébola
 
Todavía tenemos trabajo por hacer para controlar la epidemia de ébola. Las personas seguirán muriendo y las consecuencias económicas serán graves hasta que consigamos tener cero casos. El Grupo Banco Mundial, por ejemplo, estima que en 2015 el crecimiento económico de los tres países se reducirá en unos US$1600 millones a causa del virus. Antes de la epidemia, estos tenían algunas de las tasas de crecimiento más altas del mundo; ahora se esperan índices cercanos a cero o inferiores.
 
A pesar de estas cuantiosas pérdidas de vidas y dinero, en las últimas dos décadas la comunidad internacional comprometió un poco menos de US$110 000 millones para el alivio y la prevención de desastres así como para la preparación ante este tipo de catástrofes. Es una suma pequeña si tenemos en cuenta que, cada año, los costos relacionados con la recuperación de los desastres en todo el mundo alcanzan ahora aproximadamente a US$200 000 millones. Además, solo un poco más del 10 % de la asistencia en caso de desastres ha sido destinado a la prevención y la preparación. Compárese esto con Japón, líder mundial en la gestión del riesgo de desastres, que asigna un 80 % de su presupuesto para la preparación ante situaciones de esta naturaleza.
 
La conclusión es que, para salvar vidas y promover el crecimiento económico, debemos continuar aumentando nuestra comprensión de cómo gestionar los desastres e implementar estos conocimientos con decisión. El Gobierno de Japón ha apoyado la tarea fundamental de ampliar sus conocimientos especializados y compartir sus propias experiencias con el mundo. El primer ministro Abe y su gabinete han sido nuestro principal asociado en esta área y el apoyo continuo de Japón es esencial si queremos ayudar a los países a prepararse para futuros desastres.
 
Debemos responder con mayor rapidez a los desastres
 
Uno de los pasos más importantes que podemos dar para promover la preparación es garantizar la disponibilidad inmediata de fondos antes de que ocurra un evento. Esto nos ayudará a evitar una de las fallas del mundo en la lucha contra el ébola, es decir una respuesta lenta al brote. Para que lo hagamos mejor la próxima vez, el Grupo Banco Mundial y muchos asociados están desarrollando el concepto de un mecanismo de emergencia para casos de pandemia. Nuestro objetivo es crear un instrumento financiero que permita desembolsar rápidamente una gran cantidad de fondos pocas horas después que haya ocurrido un brote, que cumpla con ciertos criterios objetivos.
 
Otra de las metas de un mecanismo para casos de pandemia es estimular mayores inversiones de los países en el área de la preparación. Esto significa que una capacidad de respuesta mundial que esté verdaderamente a la altura del desafío —incluso de la peor pandemia— deberá tener las siguientes características: mecanismos financieros que permitan el rápido desembolso de recursos, coordinación técnica mundial sólida liderada por una Organización Mundial de la Salud fortalecida, e intervenciones que hayan sido bien ensayadas y que incluyan a una gran cantidad de otros actores. Estos últimos podrían ser grupos de profesionales de la medicina, expertos en logística, y empresas farmacéuticas, de transporte y de comunicaciones. El respaldo de las Naciones Unidas y el apoyo de otras instituciones financieras multilaterales y del sector privado también serían importantes.
 
Pero quizás el elemento más fundamental de la preparación para una pandemia es la creación de sistemas sanitarios sólidos en todos los países. Estos sistemas deben ofrecer una cobertura universal de salud de modo que todas las personas tengan acceso a servicios esenciales y la pobreza no sea una prueba de fuego para recibir atención. Nuevamente, Japón ha liderado el camino en este sentido, promoviendo la cobertura universal de salud a nivel mundial. Garantizar el acceso a la atención médica para todos es también una prioridad tanto para los países de ingreso bajo como mediano.
 
A medida que el Grupo Banco Mundial colabore con sus asociados para mejorar la gestión del riesgo de desastres, estaremos aprovechando la experiencia de Japón en materia de preparación para tales eventos y entrega de atención universal de salud. Esa sabiduría acumulada demuestra al mundo que la adopción de medidas preventivas adecuadas puede salvar miles de vidas y ahorrar pérdidas económicas por miles de millones de dólares. También puede ayudar a poner fin a la pobreza extrema.

Publicado por primera vez en LinkedIn.


Autores

Jim Yong Kim

Ex Presidente del Grupo del Banco Mundial

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