Prevenir y controlar el VIH es esencial para cerciorarse de que todos podamos llevar vidas sanas y productivas. Es fundamental abordar esta enfermedad si queremos que todos comportamos los beneficios de la prosperidad mundial. La comunidad internacional ha hecho avances significativos en la lucha contra la propagación del VIH, así como en el aumento de la tasa de supervivencia de los ya infectados con el virus.
Sin embargo, las mujeres —y especialmente las jóvenes— siguen estando vulnerables frente a la enfermedad. Según el Informe de déficits y diferencias publicado por ONUSIDA, (PDF, en inglés) 1 de cada 4 nuevas personas infectadas con el VIH en África al sur del Sahara son mujeres adolescentes y jóvenes. En el mundo, alrededor de 16 millones de mujeres de 15 años de edad o mayores son portadoras del virus, y el 80 % de ellas vive en África al sur del Sahara. En esta región, las mujeres se infectan con el VIH por lo menos cinco a siete años antes que los hombres, principalmente por la transmisión heterosexual. Aunque algunas investigaciones indican que las mujeres más jóvenes tienen una mayor vulnerabilidad fisiológica a contraer el VIH, la evidencia también apunta a varios factores no fisiológicos que explican las desigualdades de género, que incluyen el acceso desigual a las oportunidades educativas y económicas, la vulnerabilidad a sufrir violencia por parte de la pareja íntima y tener relaciones sexuales con hombres mayores.
Percepciones de los riesgos
En un informe de 2011, Lammers, van Wijnbergen y Willebrands (i) analizaron la manera en que diversos tipos de información sobre el VIH influyen en el uso del condón por parte de los hombres y las mujeres. Su trabajo se basa en un estudio de 1979 hogares de vendedores ambulantes en Lagos (Nigeria) realizado en 2008. Además de preguntas socioeconómicas, la investigación incluyó consultas que pusieron a prueba los conocimientos acerca de la existencia, la prevención y el estigma asociado al VIH; el embarazo deseado, y las percepciones de los riesgos de involucrarse en relaciones sexuales sin protección.
Los investigadores observaron grandes diferencias en los conocimientos entre los hombres y las mujeres, y los factores de riesgo para los hombres y las mujeres variaron de manera significativa. Los mejores predictores para el comportamiento sexual riesgoso entre los hombres fueron las percepciones sobre el bajo riesgo de tener relaciones sexuales sin protección y no saber que los condones ayudan a prevenir el contagio. Entre las mujeres solteras, fue importante también la falta de conocimientos sobre los beneficios del uso del condón en términos de protección. Ambos factores, sin embargo, no explicó la conducta sexual de las mujeres casadas, lo que indica que ellas no tienen poder de negociación en las decisiones relacionadas con la prevención del VIH. Para las mujeres, independientemente de su estado civil, el estigma provocó una reducción en el uso de preservativos. Al finalizar el estudio, los investigadores pidieron enfoques diferentes para la prevención del VIH en el caso de los hombres y de las mujeres, señalando que se necesita un énfasis distinto en el caso de las personas casadas. También instaron a realizar mayores investigaciones sobre cómo influir en la percepción de los riesgos en los programas de prevención del VIH debido al gran poder predictivo que tienen las impresiones de alto riesgo referidas a las relaciones sexuales sin protección.
Videojuego sobre el riesgo de contraer el VIH en Sudáfrica
Como respuesta a estos llamados, un proyecto realizado en Sudáfrica en 2014 trató de aumentar la importancia de algunos factores relacionados con la información y el riesgo para los jóvenes vulnerables. Según ONUSIDA, Sudáfrica alberga al mayor número de personas que viven con el VIH en el mundo: 6,5 millones de habitantes. La tasa de prevalencia es más alta entre las mujeres, y este índice es aún más elevado entre las jóvenes. Lo preocupante es que las adolescentes tienen tres veces más probabilidades de ser seropositivos que los niños de su edad en Sudáfrica. Por esto, abordar este problema es crucial para enfrentar el VIH.
El Gobierno de Cabo Occidental en Sudáfrica, el Ministerio de Salud de Cabo Occidental e investigadores de la Universidad de Ciudad del Cabo se asociaron con Ideas42 (i) para encontrar una solución en materia de comportamientos. El equipo descubrió que las adolescentes creen que los hombres mayores son parejas sexuales más seguras comparados con los jóvenes de su propia edad. Esto, sin embargo, es incorrecto; los hombres mayores son realmente una opción más riesgosa, y registran tasas más altas de VIH que los adolescentes.
Para rectificar esta concepción errónea, ellos diseñaron un “videojuego sobre el riesgo de contraer el VIH”. Este se basó en las percepciones conductuales que es más probable que las personas aprendan algo nuevo tras ser expuestas reiteradamente a la información, y es más probable que recuerden lo que aprenden si se enseñan a sí mismas.
Se pidió a un grupo de adolescentes de ingreso bajo de Ciudad del Cabo que participaran en el estudio, y fueron asignados de manera aleatoria a un grupo de tratamiento o a un grupo de control. Los participantes del grupo de control leyeron un breve ensayo sobre el VIH y los riesgos de las relaciones sexuales, actividad que incluyó una discusión acerca de los riesgos relativos de acuerdo a la edad. Los participantes del grupo de tratamiento jugaron ocho rondas del “juego sobre el riesgo de contraer el VIH”, en el que se les informó la edad y el sexo de dos individuos elegidos al azar y se les pidió que eligieran cuál de ellos tenía más probabilidades de tener el virus, recibiendo comentarios inmediatos con respecto a si habían adivinado la respuesta correcta.
La probabilidad de los integrantes del grupo de tratamiento de identificar correctamente cuál de los dos individuos tenía más posibilidades de tener el VIH fue considerablemente mayor que la de los integrantes del grupo de control. Los primeros también contestaron más preguntas de manera acertada sobre el riesgo de contraer el VIH y la edad que los segundos. De acuerdo a Ideas42, (PDF, en inglés) “solamente el 7 % de aquellos en el grupo de tratamiento contestó erróneamente ambas preguntas, en comparación con el 35 % de aquellos en el grupo de control. Mientras tanto, el 63 % de aquellos en el grupo de tratamiento respondió de manera correcta las dos preguntas, en comparación con solo el 28 % de aquellos en el grupo de control”. Cabe señalar que los efectos también parecieron permanecer durante los tres meses siguientes. Los resultados indican que proporcionarles de manera más general a las mujeres jóvenes y las niñas la información del riesgo relativo de tener diferentes parejas y mantener relaciones sexuales sin protección e incentivarlas a aprender mediante un juego aumenta la importancia de los conocimientos.
La "ludificación" se ha convertido en un método popular en intervenciones educativas en los últimos años, y este estudio confirma los efectos positivos que han descubierto la mayoría de otros estudios sobre la aplicación de mecánicas de juego a entornos no lúdicos. Los juegos incorporan la competencia y la interacción social en las intervenciones conductuales y, de ese modo, aumentan la comprensión y la retención de la nueva información. El videojuego sobre el riesgo de contraer el VIH resulta alentador para futuros intentos de desarrollar intervenciones simples pero ampliables que puedan aprovechar las ventajas de los juegos para aumentar la comprensión entre los jóvenes de las nuevas ideas o los nuevos comportamientos. En este caso, los juegos permitieron subsanar las desigualdades de género y aumentar la capacidad de las mujeres y niñas de protegerse a sí mismas. Se trata de un pequeño paso para reducir la vulnerabilidad frente al VIH, pero potencialmente representa un importante avance para poner fin al VIH.
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