Esta semana tuve el gusto de asistir a la conferencia “Las mujeres dan vida” (Women Deliver 2013) (i) en Kuala Lumpur, Malasia, el mayor encuentro mundial de la década que se centra en la salud y el bienestar de las mujeres y las niñas. El evento reunió a varios miles de personas de 140 países —entre ellos, muchos ministros y parlamentarios— con el fin de generar el impulso y el compromiso político con los derechos de las mujeres y las niñas y la salud reproductiva.
Escuchamos las voces de mujeres ricas y poderosas —como Melinda Gates y Chelsea Clinton— así como las voces que se ignoran con demasiada frecuencia, entre ellas las de las jóvenes, las minorías sexuales, las viudas, las mujeres con discapacidad y las que viven con VIH y sida. Me sentí realmente inspirada por la pasión de todos los participantes —de los cuales, por cierto, el 40% eran varones, una proporción bastante alta para eventos relacionados con el tema del género— y me hicieron recordar que el parto seguro y saludable de mis propios hijos es una experiencia que está muy lejos de la realidad de muchos millones de mujeres en todo el mundo.
Se pidió al Banco Mundial que preparara el documento de antecedentes para la conferencia, que presenté en la sesión plenaria de apertura. Destaqué cuatro mensajes esenciales:
- Podemos celebrar los logros que hemos alcanzado en materia de igualdad de género en las últimas tres décadas, pero aún queda más por hacer, sobre todo en lo que respecta a la salud materna.
- La inversión en la salud de las mujeres tiene un valor intrínseco, pero también es una estrategia económica acertada: genera sustanciales beneficios para los individuos, las familias, e incluso las naciones.
- La falta de capacidad de actuar de la mujer, junto con la escasa rendición de cuentas, son factores clave que llevan a resultados deficientes en materia de salud reproductiva.
- Y, por último, donde existen pruebas, es necesario actuar respecto de lo que sabemos que funciona; y donde las brechas de conocimientos limitan nuestra comprensión y responsabilidad por los resultados, hay que llenar estos vacíos.
El siguiente gráfico presenta los datos de la Encuesta Demográfica y de Salud en 54 países de ingreso bajo y mediano (último año disponible), y muestra que casi 4 de cada 10 mujeres casadas no tienen voz en su propia atención de salud. Y para las jóvenes las limitaciones de la capacidad de actuar pueden ser aun más graves. En conjunto, más de un tercio de las niñas se casa antes de cumplir 18 años, y se sabe que las novias jóvenes tienen menos probabilidades de terminar la escuela y más probabilidades de tener embarazos precoces riesgosos y ser víctimas de violencia.
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