Fortalecer el papel de las mujeres en el sector de las finanzas es una de las claves para impulsar el crecimiento económico , y esto tiene validez, por ejemplo, desde el acceso a servicios financieros básicos a la participación en los directorios de las empresas.
En todos los países, tanto las mujeres como los hombres necesitan acceso a servicios financieros para invertir en sus familias y negocios. Pero hoy en el mundo, el 42 % de las mujeres —alrededor de 1100 millones— está fuera del sistema financiero formal, y no tiene una cuenta bancaria u otras herramientas básicas para administrar su dinero.
La falta de acceso a servicios financieros hace que sea más difícil para las mujeres salir adelante, y también frena el desarrollo en muchos países. Esto se debe a que las mujeres tienden a invertir una mayor parte de su dinero en educación, atención de salud y bienestar de los niños. Estas prioridades no solo fortalecen a sus familias, sino que también sustentan la solidez a largo plazo de la sociedad.
Muchas mujeres son propietarias de pequeñas y medianas empresas en los países en desarrollo, pero más del 70 % no tiene acceso a instituciones financieras o no recibe servicios financieros adecuados para satisfacer sus necesidades.
El Directorio Ejecutivo del Banco Mundial aprobó recientemente la Iniciativa de Financiamiento para Mujeres Emprendedoras (We-Fi) para abordar los obstáculos que impiden a las mujeres montar un emprendimiento y hacerlo crecer. El objetivo es movilizar más de USD 1000 millones en financiamiento para mujeres emprendedoras a través de diversos esfuerzos de los sectores público y privado, tales como reformas normativas y financiamiento en condiciones concesionarias.
Además de que muchas mujeres no pueden acceder a los servicios financieros ni gozar de sus beneficios, otra parte del problema quizás es que tampoco participan lo suficiente en el funcionamiento de las instituciones financieras. En todo el mundo, la representación femenina en estas instituciones es decepcionante, ya sea como personal de operaciones, miembros de la administración o integrantes de los directorios.
Si las mujeres no están involucradas en el diseño de los productos financieros ni en la prestación de servicios, es posible que las necesidades y preferencias de la clientela femenina se reflejen en menor grado en el mercado. Esto contribuye a que las mujeres tengan menos acceso a productos y servicios financieros y que los proveedores financieros tengan menos éxito en el desarrollo de las empresas.
De hecho, el desafío de incluir las perspectivas de las mujeres en las finanzas llega a la cima de muchas organizaciones, incluso en las economías más grandes y desarrolladas del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, las mujeres representan menos del 10 % de todos los administradores de fondos y apenas unas pocas son directoras ejecutivas en los principales bancos. (i) Las mujeres también están muy poco representadas en el floreciente sector tecnofinanciero. En el Reino Unido, las mujeres ocupan solo el 9 % de los puestos de los directorios en las 50 principales empresas de tecnofinanzas; en casi el 70 % de estas firmas, los puestos en los directorios son ocupados solo por hombres. (PDF, en inglés)
Incluso a este nivel, la falta de la participación plena de las mujeres tiene un costo. Las investigaciones indican que las empresas cuyos directorios incluyen mujeres registran un mejor desempeño financiero (i) y un crecimiento superior al promedio. Y los equipos diversos tienden a lograr mejores resultados, (i) siendo el género un aspecto clave de la diversidad.
Además, encontrar un mejor equilibrio entre los géneros podría ayudar a ampliar el debate en los principales órganos encargados de la elaboración de políticas, y llevar a considerar una mayor cantidad de opciones normativas. Por ejemplo, son pocas las mujeres entre los 50 principales encargados de formulación de políticas en la mesa de toma decisiones mundiales del Consejo de Estabilidad Financiera. (i)
Pero las mujeres están avanzando en instituciones claves, (i) en particular a nivel de la presidencia de los bancos centrales. En Asia oriental, específicamente en Indonesia, Malasia y Filipinas, la representación femenina es elevada en los cargos superiores de los bancos centrales, llegando a 50 % o más de todos los puestos directivos. Al mismo tiempo, esta región tiene la menor brecha de género en el acceso a servicios financieros.
Es fundamental también disponer de buenos datos para medir los avances realizados en materia de género. El Banco Mundial se encuentra recopilando datos para la tercera versión de Global Findex, (i) una base de datos en que se incluye información sobre inclusión financiera desglosada por género. En este terreno, el Banco Mundial trabaja asimismo con Data2X, (i) una iniciativa de la Fundación de las Naciones Unidas, para centrar más la atención en los datos financieros relativos al género a nivel de los países.
En muchos frentes, el Banco Mundial se esfuerza en reducir la brecha de género en materia de financiamiento. La mayoría de los 2000 millones de personas que carecen de acceso a servicios financieros básicos son mujeres, por lo que es crucial disminuir las disparidades para lograr nuestro objetivo del acceso universal a servicios financieros (i) a más tardar en 2020. Y en la propia industria financiera, lograr la participación y el empoderamiento de más mujeres —por ejemplo, en los niveles superiores y en el sector tecnofinanciero en rápida expansión—, es también una de las claves para fomentar nuevas fuentes de crecimiento económico.
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