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Para mejorar el acceso a la vivienda en las zonas urbanas, desde los años ochenta varios países de América Latina han decidido apostar por los subsidios para la cuota inicial de la compra de una vivienda nueva. ¿Han funcionado? ¿Han llegado a las familias que más lo necesitan? ¿Podrán utilizarse para promover la renovación urbana que tanto necesitan nuestras ciudades?
Para responder estas preguntas e intercambiar experiencias, los funcionarios precisamente a cargo de diseñar e implementar políticas de vivienda en 8 países de América Latina (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay y Perú) se reunieron recientemente en Washington DC con representantes del Banco Mundial, Cities Alliance, The Urban Institute y del Programa de Housing Finance de Wharton.
Tres fueron los temas tratados que más llamaron mi atención:
- ¿Cómo alinear las políticas nacionales con los programas y acciones de los gobiernos locales en materia de vivienda, planificación y control urbano? Si bien cada país tiene una escala, contexto, circunstancias políticas e indicadores de desempeño distintos, existen retos comunes: ¿Cómo implementar políticas de vivienda nacionales trabajando con gobiernos locales con capacidades técnicas y financieras heterogéneas?; o ¿Cómo evitar o manejar los costos y mitigar los riesgos de la expansión urbana de baja densidad (formal e informal) en la periferia y en zonas de riesgo de las ciudades?. The Urban Institute sintetizó la experiencia de Estados Unidos trabajando con block grants que permitían canalizar fondos desde el gobierno central a las autoridades locales con la finalidad de que estos implementen programas de vivienda y mejoramiento urbano acorde con las necesidades de sus poblaciones. A pesar de que se trata de un contexto distinto al latinoamericano, los participantes estuvieron muy interesados en aprender lo que ha funcionado y lo que no.
- ¿Cómo debe ser la nueva generación de subsidios a la vivienda? Chile fue el primer país de la región en comenzar a experimentar con los subsidios a la vivienda en los años ochenta. De su experiencia y de la de los países que lo siguieron es posible extraer tres lecciones para mejorar su efectividad: (i) los subsidios a la cuota inicial deben ser parte de un portafolio de soluciones habitacionales y no el único instrumento de la política de vivienda; (ii) el incremento de oferta de la vivienda debe buscar asequibilidad pero también buena ubicación; y (iii) el modelo de “talla única” puede no ser aplicable a todos los segmentos de la población y la de zonas rurales o semi-rurales.|
- ¿Cómo financiar la renovación urbana? Quizás motivados por la desaceleración económica, diversas ciudades en América Latina ya están buscando nuevas formar para financiar la renovación de sus áreas urbanas. Por ejemplo, para renovar áreas subutilizadas en el centro de la ciudad, Medellín está explorando la posibilidad de introducir un instrumento para financiar la renovación urbana capturando anticipadamente parte del incremento futuro que generaría en la recaudación (tax-incrementing finance).
Tomando en cuenta el progreso acumulado y los retos pendientes, en mi opinión existen tres áreas que jugarán un rol clave para cerrar la brecha de asequibilidad a la vivienda en la región y mejorar las condiciones de vida de las familias de menores recursos que viven en zonas urbanas.
- Primero, cómo los países consigan capturar, organizar y analizar data muy detallada del mercado de vivienda para informar sus políticas públicas y de inversión.
- Segundo, cómo los gobiernos nacionales ajustan sus modelos operativos a un modelo descentralizado para empoderar las provincias y municipalidades para elegir el mix de políticas de vivienda que se adapte mejor a las necesidades de la población.
- Tercero, cómo los gobiernos pueden relacionarse mejor con el sector privado para incentivarlos a llegar a segmentos de ingresos más bajos que ahora están desatendidos, para utilizar tecnologías más eficientes, amigables con el medio ambiente y resilientes; y para perderle el miedo al tipo de mecanismos financieros modernos que podría financiar el tipo de renovación urbana que nuestras ciudades requieren tanto.
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