El carbón ha sido un pilar de la energía de India. Representa el 63% del consumo energético de ese país y la demanda aumentará considerablemente en las próximas décadas. Se prevé que el uso de carbón para la generación de electricidad crecerá un 2% cada año, y casi duplicará su cuota en la capacidad de generación de India en 2030. Según el Organismo Internacional de Energía, es probable que esta nación se convierta en el segundo consumidor de carbón, superando a Estados Unidos en los próximos cinco años.
Debido a que el carbón es barato y abundante en el país, puede parecer la solución perfecta para los problemas de energía y electricidad. Sin embargo, su uso trae aparejados graves efectos sobre la salud, el medio ambiente y la economía. Aunque por una parte mejora la calidad de vida para la mayoría de los indios gracias al progreso económico, muchos podrían estar sujetos a los altibajos de este sucio contaminante. Además, mientras el mundo se acerca a un consenso sobre el cambio climático, el uso de carbón a este ritmo de crecimiento puede llegar a ser insostenible.
Dos estudios recientes arrojan luz sobre el enorme daño ambiental que provocan las centrales eléctricas de carbón en India. La profesora Maureen Cropper, junto a sus coautores de la Universidad de Maryland, estimó las muertes cardiopulmonares prematuras (i) asociadas con las emisiones de aire de 89 centrales energéticas de todo el país. La semana pasada, Cropper presentó su análisis en un seminario del Banco Mundial. La investigación atribuye un promedio de 650 muertes por central al año a la emisión directa de dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y las emisiones de partículas procedentes de las centrales de carbón.
Otro estudio publicado recientemente por Greenpeace, (i) de los autores Sarath Guttikunda y Jawahar Puja, presenta resultados más dramáticos que el análisis de Cropper. Este sugiere que en el periodo 2011-12, las emisiones de las centrales de carbón indias provocaron 80.000 a 115.000 muertes prematuras y más de 20 millones de casos de asma por la exposición a la contaminación causada por partículas, con un costo asociado de US$3.300 a US$4.600 millones.
Si bien hay complejas cuestiones metodológicas, las conclusiones de los estudios son ciertamente preocupantes, dado que se están planificando 455 nuevas centrales eléctricas de carbón en India, una cantidad que cuadruplica el número existente en la actualidad.
Una parte del problema es que el carbón de India es de baja calidad, con alto contenido de cenizas y bajo valor calorífico, lo que eleva su consumo por kilovatio-hora de electricidad generada por encima del de países como Estados Unidos y China. La otra parte es la falta de regulación. Actualmente no hay controles para contaminantes como dióxido de azufre y óxido de nitrógeno de las centrales eléctricas, lo que es alarmante si se tiene en cuenta que la energía a base de carbón representa más del 60% de la electricidad que se genera. Sin la existencia de normas, las centrales no tienen un incentivo para reducir las emisiones.
Sin embargo, ambos estudios ─Cropper y Greenpeace─ hacen hincapié en que se dispone de una serie de opciones de bajo costo que podrían disminuir significativamente las emisiones de las centrales energéticas, salvando con ello numerosas vidas. Según la investigación de Greenpeace, procedimientos obligatorios como la desulfuración de gases de combustión (FGD, por sus siglas en inglés) eliminarían un 30% de la contaminación causada por partículas de las centrales eléctricas de carbón en forma de sulfatos. Mientras el uso de la tecnología de FGD dependerá en gran medida del costo de los depuradores y la ubicación de la central, el estudio de Cropper sugiere una solución mucho más simple: el lavado de carbón.
El proceso de lavado de carbón que se utiliza por lo general para la eliminación de los contaminantes también aporta grandes beneficios para el medio ambiente y la salud. No solo reduce el contenido de cenizas del carbón, sino que también mejora su valor calorífico y elimina bajas cantidades de otras sustancias, como el azufre y contaminantes peligrosos. Además beneficia la salud, principalmente debido a la menor cantidad de carbón que se quema por energía generada, y las pequeñas disminuciones en el contenido de azufre del carbón quemado. De hecho, el estudio de Cropper estima que el lavado de carbón podría hacer descender en un 20% el número de fallecimientos por central. Actualmente, solo se lava el 4% del carbón de India y esto ofrece la oportunidad inmediata de aminorar el daño que provocan al medio ambiente y la salud las centrales energéticas de carbón, a la espera de normas más estrictas y la aplicación de estas.
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