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Todos conocemos el terrible daño que ha causado el ébola en Guinea, Sierra Leona y Liberia. El problema no se ha acabado aún. Una conferencia que se realiza hoy en Bruselas (i) está tratando de mantener el apoyo internacional a la meta de cero casos y ayudar a estos países a recuperarse. Save the Children ha observado esto de primera mano, colaborando en la lucha contra el ébola en los tres países. (i) Mientras estos esfuerzos continúan, también debemos aprender algunas enseñanzas que pueden aplicarse a todos los países. Las razones por las que el ébola se propaga son complejas, pero un nuevo informe que damos a conocer hoy titulado “A Wake-Up Call” (Una llamada de atención) se centra en la manera en que los inadecuados servicios de salud en los países permitieron que el ébola no pudiera ser contenido, revertido, o mitigado rápidamente. Los servicios de salud, carentes de fondos y personal, mal equipados y fragmentados, se vieron abrumados y necesitaron ayuda internacional masiva para empezar a combatir el problema. Los donantes han tenido que desempeñar un papel fundamental, sobre todo el Reino Unido en Sierra Leona, Estados Unidos en Liberia y Francia en Guinea.
Sin embargo, el mal estado de los sistemas de salud en Liberia, Sierra Leona y Guinea nunca fue un secreto, ni lo fueron los montos extremadamente bajos que podían gastar en salud. Aunque se habían logrado importantes avances en los últimos años, el Gobierno de Sierra Leona seguía gastando solo US$16 per cápita en 2012 en lugar de los US$86 recomendados —además de la falta de personal de salud— y había solo 51 médicos en todo Liberia. En nuestro informe, hemos creado un nuevo Índice de Acceso a la Salud que muestra que los tres países están lejos de ser los únicos que tienen sistemas de salud débiles. Hemos clasificado a los países con los niveles más altos de mortalidad infantil, según el gasto en salud, el número de trabajadores sanitarios, la cobertura de servicios básicos de salud y las tasas de mortalidad. Queda demostrado que muchos países cuentan con servicios de salud igual de malos o peores que los de los tres países en cuestión. De hecho, 28 países están a continuación de Liberia en el índice.
La crisis de ébola debe ser una llamada de atención para que todos tomemos medidas serias que ayuden a transformar los servicios de salud en todos los países en desarrollo. No hacerlo está causando muertes y sufrimiento innecesarios diariamente, pero también nos expone a futuros brotes de enfermedades infecciosas que, en nuestro mundo interconectado, tienen el potencial de dar lugar a pandemias. Investigadores de la Universidad de Washington han calculado que un nuevo brote de gripe (i) de la magnitud de la epidemia de gripe española de 1918 podría causar la muerte de casi 81 millones de personas en todo el mundo.
El año 2015 ofrece una oportunidad importante para tratar de cambiar esto a través de la promoción de la cobertura universal de salud. Aunque algunos dicen que garantizar el acceso universal a los servicios básicos de salud es inalcanzable, nuestros datos nos muestran un panorama diferente. Si bien las reformas de los servicios sanitarios y la corrección de las ineficiencias y la corrupción son muy necesarias, una gran parte del déficit anual de US$101 000 millones en el gasto de salud podría ser resuelto si los Gobiernos recaudaran más recursos internos mediante la mejora de sus sistemas tributarios, asignaran una mayor cantidad de sus fondos disponibles a salud y redujeran los flujos financieros ilícitos y la evasión fiscal. La comunidad internacional, incluido el Fondo Monetario Internacional, debe permitir que estos Gobiernos aumenten el gasto, pero también debe seguir prestando ayuda para permitir llenar las brechas, asegurándose de que esto ayude a crear servicios integrales de salud.
El déficit en el financiamiento para servicios integrales de salud revela que es mejor prevenir que curar. Para los tres países afectados por el ébola, este monto en 2012 llegó a US$1580 millones, solo un tercio de los US$4300 millones que se han comprometido hasta el momento en ayuda internacional para combatir el ébola. (i)
Además de prevenir brotes de enfermedades infecciosas, la falta de acceso a servicios básicos de salud provoca una carga diaria de muertes y enfermedades, incluyendo altas tasas de mortalidad materna, neonatal e infantil. (i) Si bien hemos tenido un gran éxito en reducir a la mitad el número de decesos de niños menores de 5 años desde 1990, no es seguro que se sigan logrando avances. Las tasas de mortalidad de recién nacidos no disminuyen con suficiente rapidez y el descenso de la mortalidad infantil ha distado mucho de ser equiparable con los niños de los hogares más pobres y las regiones más rezagadas. Solo 16 de los 75 países prioritarios (i) han mostrado un progreso suficiente entre sus poblaciones más pobres y marginadas.
La crisis de ébola es una oportunidad para ver que no podemos dejar que los países más pobres del mundo tengan servicios de salud peligrosamente inadecuados. Los objetivos de desarrollo sostenible (i) pueden representar un compromiso con un cambio histórico para poner fin a todas las muertes infantiles evitables, reducir las desigualdades y garantizar la cobertura universal de salud para las personas más pobres del mundo.
Justin Forsyth es director ejecutivo de Save the Children. Sígalo en Twitter: @justinforsyth.
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