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Los océanos necesitan coaliciones de trabajo

Los océanos nos necesitan

​¿Qué pasa con los océanos? En los eventos a favor de los mares parece que están participando más personas de diversos sectores. No importa si ellas representan a Gobiernos, empresas pesqueras, fundaciones privadas o grupos conservacionistas, todas están unidas por una sola causa: la necesidad de tomar medidas serias e inmediatas.
​Las cosas estaban realmente yendo viento en popa esta semana en la Cumbre Internacional de los Océanos (i) organizada por The Economist en San Francisco. Todos los oradores de alto nivel concentraron su atención en la necesidad de tomar medidas urgentes, dado que el cambio climático hace más graves los impactos de décadas de pesca excesiva, contaminación y pérdida de hábitats en los océanos del mundo.
 
Yo agregué la voz del Grupo del Banco Mundial en este encuentro. En los océanos, como en otras áreas, es necesario permitir que los países, las empresas y otras partes interesadas trabajen juntas para encontrar soluciones a problemas específicos. “Las coaliciones de trabajo” pueden intensificar la demanda de apoyo de países costeros e insulares para la creación de capacidad de adaptación de sus costas y recuperación de la salud de sus ecosistemas oceánicos.

Los países que están redefiniendo su futuro como “Estados oceánicos” son los líderes. El crecimiento, el empleo y la resiliencia que necesitan pueden provenir de sus economías azules y sus zonas costeras. En varios países, como Portugal, Irlanda y Mauricio, este nuevo enfoque cambia la mentalidad del sector público y privado.

A nivel mundial, la buena noticia es que contamos ahora con un mecanismo que permite superar la división entre los actores públicos, privados y de la sociedad civil, un mecanismo que puede ayudar a aprovechar la confluencia de intereses. A través de la Alianza Mundial a favor de los Océanos (i) –creada hace dos años durante la primera Cumbre Internacional de los Océanos– los países pueden encontrar el financiamiento y los conocimientos técnicos que necesitan para ajustar sus sistemas de gestión de los océanos, hacer cumplir sus leyes de forma eficaz y atraer inversores privados que busquen cadenas de suministro sostenibles.
 
Una plataforma ya es algo, pero tiene que tener tras de sí el poder de lucha para alcanzar el nivel que se necesita ahora en el ámbito marino. Es por eso que estamos trabajando en una Mesa Redonda sobre Inversiones en los Océanos –un órgano complementario de inversores de carácter filantrópico, privado y no gubernamental– que pueda adaptar su capacidad de financiamiento y de realización de proyectos a las demandas de medidas impulsadas por los países.

Todos coinciden en que debemos trabajar de esta manera. Ninguna organización o donante puede hacerlo solo por su cuenta.

La colaboración estratégica del sector público, privado y multilateral puede dar lugar a avances reales. Miremos, por ejemplo, Cartagena en Colombia. Se trata de una ciudad de más de 1 millón de habitantes donde, hasta hace poco, las aguas residuales sin tratar y otros desechos contaminaban las zonas costeras, enfermando a las personas, y alejando a los turistas. Una asociación público-privada –respaldada con un préstamo del Banco Mundial y muchos años de reformas jurídicas y normativas– ha logrado un gran vuelco de los problemas provocados por la contaminación de la ciudad. Ya cerca del 100 % de todas las aguas residuales de Cartagena está bajo tratamiento y los hogares reciben un suministro hídrico confiable. Los turistas están regresando, las playas están limpias y los beneficios económicos están quedando de manifiesto.

Podemos hacer los cambios necesarios si armonizamos todos nuestros esfuerzos de manera inteligente. ¡Súmese a esta coalición de trabajo!

Rachel Kyte
Vicepresidenta y enviada especial para el Cambio Climático del Grupo del Banco Mundial
@rkyte365


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Rachel Kyte

Vicepresidenta y enviada especial para el Cambio Climático del Grupo Banco Mundial

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