En mi primer día en el Banco Mundial tuve que volar a Moscú para participar en la Conferencia de Gobierno Abierto. (i) Durante los siguientes cinco días, ofrecí clases magistrales sobre este tema a funcionarios gubernamentales, expertos de la sociedad civil, y partes interesadas; debatí sobre el enfoque adoptado por Rusia en esta materia, y aparecí en la televisión local analizando la importancia estratégica del gobierno abierto y qué significa para los ciudadanos. Y eso fue solo mientras estuve en Moscú.
Dos meses más tarde, visité Rusia de nuevo, pero esta vez estuve en Krasnoyarsk, Siberia. Por casualidad, mi viaje coincidió con dos cataclismos naturales en la región: un meteorito y un poderoso terremoto. Estaba disertando en el décimo Foro Económico de Krasnoyarsk (KEF), (i) un evento que se realiza desde 2004. Es uno de los más grandes y de mayor éxito en el país y convoca a los principales responsables de la formulación de políticas, inversores y líderes de opinión. El KEF de 2013, titulado “Rusia: Plan de trabajo para el cambio”, exploró nuevas políticas y modelos económicos destinados a transformar las instituciones y mejorar los niveles de vida. Fue aquí, en Krasnoyarsk, donde el entonces presidente Medvedev pronunció su famoso discurso de apertura de 2008 en que presentó las “cuatro íes” de la piedra angular del desarrollo del país: instituciones, infraestructura, innovación e inversión. Más tarde, agregó la quinta: intelecto. En el Foro, el primer ministro reiteró una vez más la importancia de la mejora del capital humano (fórmula 4 +1) como una premisa para el desarrollo económico sostenible.
En la visión que se presentó en el Foro, la innovación y el intelecto se refuerzan mutuamente: el desarrollo del capital humano y el aumento a largo plazo de la demanda interna de tecnologías inteligentes se han convertido en prioridades de Rusia. Se hizo especial hincapié en que el país debe encaminarse hacia una economía basada en la innovación y necesita políticas para fomentar esta transición. Del mismo modo, los expertos extranjeros (i) se hacen eco de este enfoque, sin embargo, aún quedan muchos desafíos, como se refleja en los Exámenes de la OCDE sobre las Políticas de Innovación de la Federación de Rusia. (i)
Me llamaron la atención especialmente los puntos señalados por Medvedev y el ministro de Gobierno Abierto, Mikhail Abyzov (haga clic aquí para ver los videos de todas las sesiones del KEF). Ambos destacaron la necesidad de fortalecer la incipiente democracia del país. Medvedev reconoció que un valor de referencia del 5% de crecimiento económico no se puede lograr sin una transformación democrática. Además, los dos respaldaron enérgicamente la política de gobierno abierto. Según ellos, la siguiente etapa después de “abrir el Gobierno” debería ser “hacer que el Gobierno sea más fácil de usar y entender”. Finalmente, el ministro Abyzov dijo que la meta de la política de gobierno abierto es la transformación de Rusia en un “otkrytoe gosudarstvo” o sea, un “Estado abierto”. Lo más destacado fue una pregunta que me hicieron: si mi opinión era positiva o negativa sobre el futuro económico de Rusia y cuál enfoque funcionaría mejor, si el de “arriba hacia abajo” o de “abajo hacia arriba”. Como soy optimista, hablé de un futuro positivo, en el cual el gobierno abierto puede ayudar a cambiar el Gobierno de Rusia y su pueblo puede ser cocreador de soluciones. El tiempo dirá si tenía razón.
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