El primer economista del Banco Mundial, Justin Lin, convocó a una mesa redonda abierta esta semana -la primera de su tipo-, constituida por todos los economistas en jefe de las oficinas regionales de la institución, para debatir las perspectivas económicas mundiales. Ha aumentado la incertidumbre en las economías emergentes, que hasta hace poco no solo se mantenían un tanto al margen de la crisis financiera en el mundo desarrollado, sino que experimentaban un constante crecimiento.
Esto cambió en agosto, cuando dichas economías vieron aumentar las diferencias agregadas en 70 puntos básicos en el transcurso de un mes. Los mercados de capital de los países en desarrollo también comenzaron a caer en conjunto con los de países de ingreso alto.
Según Lin, aunque la atención se centra en los países de ingreso alto, es importante vigilar la vulnerabilidad de los países en desarrollo, donde está aumentando la probabilidad de riesgos de deterioro económico.
Los posibles impactos varían ampliamente de región a región y entre los países dentro de las regiones. Asia oriental está sin duda en condiciones óptimas. Los países de América Latina experimentaron un gran progreso, pero en las últimas semanas aumentaron las preocupaciones. Un nuevo informe, Crecimiento a largo plazo de América Latina y el Caribe: ¿Hecho en China?, sostiene que la relación de la región con China ha sido una fuente de estabilidad, pero los vínculos comerciales por sí solos no impulsarán el crecimiento. Se necesitan políticas para aprovechar las oportunidades.
Aunque África sobrellevó con éxito la última recesión mundial, el volumen de sus exportaciones a Europa indica que sus economías sentirán el impacto de una desaceleración en el crecimiento del norte. Una política prudente en los últimos años hizo que muchos países tuvieran un poco de margen fiscal para administrar la crisis. Pero en caso de producirse otra crisis externa, la disminución de dicho margen podrá provocar recortes fiscales con repercusiones más dolorosas.
La región de Oriente Medio y Norte de África (MENA) podría enfrentar su segunda crisis este año, habiéndose producido ya la reducción de las perspectivas de crecimiento debido a la “primavera árabe”, pero la incertidumbre política en la región plantea una amenaza mayor que la inestabilidad financiera externa.
Según el informe Tendencias y perspectivas económicas de Oriente Medio y Norte de África: Inversiones para lograr crecimiento y crear empleo, el crecimiento en MENA dependerá de la gobernabilidad y la transparencia para reactivar la inversión.
El informe también aboga fervientemente por la inversión privada en la prestación de servicios y la manufactura como motores de la generación de empleo y el aumento de los ingresos en la región.
Las economías de Asia meridional pueden ser consideradas como India y todas las demás, siendo India el país más integrado en la economía mundial. Pero, en general, la región tiene la movilización de ingresos más baja y el mayor déficit fiscal y las deudas más altas. Muy vulnerables, por supuesto, son los socios comerciales de Europa en la región central y oriental del continente. Aunque una región que también incluye a Asia central tampoco se presta para la generalización.
Lin sugiere que los países en desarrollo “se preparen en caso de que el riesgo de deterioro económico se haga realidad”. El economista describe cuatro orientaciones de políticas, aunque el énfasis dependerá de las circunstancias del país. Estas incluyen identificar nuevos motores de crecimiento, asegurar la estabilidad del sector bancario, aplicar medidas fiscales contracíclicas y volver a equilibrar la exposición a los flujos de capital externo.
Únase a la conversación