La cadena de bloques (blockchain) y las criptomonedas similares a Bitcoin podrían transformar la manera en que efectuamos pagos y hacemos negocios. También son tecnologías muy prometedoras como método para combatir la corrupción.
Los avances tecnológicos han permitido acrecentar extraordinariamente la rendición de cuentas y la transparencia en las finanzas públicas para reducir la corrupción. Por ejemplo, si un Gobierno decide construir un camino, ahora puede determinar cómo se gasta cada dólar, identificar a todos los usuarios de los fondos y asegurarse de que únicamente quienes están autorizados a gastar dinero lo hagan para los fines previstos originalmente y dentro del plazo permitido. Las investigaciones sobre fraude y corrupción que ahora demoran un promedio de 15 meses (i) podrían realizarse simplemente pulsando un botón y a una fracción del costo. Lo que es más importante, este tipo de seguimiento financiero desalentaría los sobornos en el sector público, que oscilan entre los USD 1,5 billones y USD 2 billones anuales, es decir, aproximadamente el 2 % del PIB mundial. (PDF, en inglés) Ello, a su vez, intensificaría el impacto en el desarrollo. Todo lo que se necesitaría sería adoptar una criptomoneda y usar software de cadena de bloques.
La adopción de una criptomoneda —una moneda digital que emplea criptografía para dar seguridad a las transacciones— como forma de pago en un proyecto permite la identificación de cada usuario de la moneda, a diferencia de las formas de pago tradicionales como los billetes y las monedas. Si bien las criptomonedas más populares, como el bitcoin, son anónimas y solo utilizan una clave para identificar al usuario, es posible incluir información personal, como el número del documento de identidad, para que dejen de serlo. El uso de criptomonedas también permite las transacciones inmediatas y la transferencia de la propiedad sin fronteras (“dinero con alas”), lo que reduce el tiempo y el costo de las operaciones, ya que no se necesitan intermediarios financieros.
Un Gobierno o una institución de desarrollo podrían utilizar una criptomoneda no anónima existente o crear una propia y darle nombre, por ejemplo, “cleancoin”. El valor de la criptomoneda puede estar determinado por el mercado o, preferentemente, puede estar vinculado a una moneda física para reducir la volatilidad (el bitcoin, por ejemplo, presenta una gran volatilidad desde su creación).
La adopción de la blockchain ayuda a rastrear el uso de la criptomoneda. La blockchain es una lista, en constante crecimiento, de transacciones (bloques) efectuadas con criptomonedas y registradas cronológicamente. Es administrada por una red de iguales (mineros) que adhieren colectivamente a un protocolo para validar nuevos bloques. Una vez que se registran todos los datos de las transacciones de un bloque, este no se puede modificar retroactivamente, ya que, para ello, habría que modificar todos los bloques subsiguientes. Puesto que los datos se almacenan en numerosas computadoras, hay poco riesgo de que se pierdan y, dado que están encriptados, conservan su confidencialidad. La cadena de bloques es un libro mayor público de todas las transacciones en una criptomoneda y, como tal, en él se pueden hacer búsquedas y estas se pueden rastrear.
A diferencia de lo que ocurre con el dinero tradicional, la ausencia de anonimato y la rigurosa trazabilidad dificultan la corrupción. Otras dos características ayudarán a combatir eficazmente el fraude y la corrupción. En primer lugar, los bloques deberían contener más datos de los que se suelen almacenar, de manera que haya información suficiente para hacer cumplir las normas relativas a fraude y corrupción. Por ejemplo, en el bloque se pueden consignar la naturaleza del gasto, y el proyecto y la actividad vinculados a los fondos. En segundo término, la verificación de un bloque debería incluir la comprobación de que los datos adicionales satisfacen los requisitos del contrato inteligente. Un contrato inteligente contiene cláusulas lógicas programadas en el código que inician procesos previstos en las condiciones del contrato. En estas condiciones se pueden definir los requisitos que deben cumplirse para liberar fondos o las fechas en que estos estarán disponibles, entre otros aspectos. El cumplimiento del contrato contribuye a evitar que se produzcan gastos indebidos.
Estas cuatro características se pueden incorporar usando tecnología de Ethereum, una plataforma de software de código abierto basada en el uso de cadenas de bloques que permite la creación de nuevos tipos de criptomonedas que no sean anónimas y la inclusión de información adicional en los bloques y el uso de las características de los contratos inteligentes. Una vez organizada la plataforma, el Gobierno o la institución de desarrollo podría sencillamente destinar la criptomoneda a las actividades presupuestadas. Las personas o las empresas a las que se asignen las actividades estarían autorizadas para tomar la criptomoneda y gastarla en bienes y servicios, procedimiento que se verificaría en la plataforma de Ethereum conforme al protocolo y al contrato establecidos. La verificación estaría a cargo de mineros internos o externos que serían recompensados con una participación en la criptomoneda o una comisión por la operación.
Se proporcionaría acceso a la criptomoneda mediante billeteras virtuales (que no necesitan una cuenta bancaria, lo que representa una ventaja en los países en desarrollo con escaso acceso a los servicios financieros). Los tenedores finales de la criptomoneda pueden convertirla en una moneda fiduciaria en un mercado de cambios, que podría ser un mercado primario administrado por la institución de desarrollo o el Gobierno, o un mercado secundario (gráfico 1). El objetivo es que la transición de la criptomoneda a la moneda fiduciaria se produzca lo más cerca posible del beneficiario final del dinero. Esto permitirá controlar al máximo la manera en que el dinero se gasta y reducir las oportunidades de hacer mal uso de los fondos.
La criptomoneda y la cadena de bloques podrían ayudar a prevenir el fraude y la corrupción , reducir los costos de la aplicación de las medidas al respecto —gracias a la facilidad para acceder a la información y la rapidez de los controles cruzados— y contribuir a supervisar la ejecución y vigilar la eficiencia y la eficacia del gasto, lo que aumentaría el impacto en términos de desarrollo.
Publicado originalmente por la Brookings Institution en su blog Future Development.
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