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Redes de protección social cambian vidas

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Las historias de dos familias en un nuevo video producido con ocasión de las Reuniones de Primavera ilustran cómo las redes de protección social pueden cambiar vidas.

Al oír las palabras de Laila, una niña de Brasil que se beneficia del programa de transferencias de efectivo condicionadas Bolsa Familia, y Abeba, una niña de Etiopía cuyo padre trabaja en el Programa de Obras Públicas con Uso Intensivo de Mano de Obra de la Red de Protección Social Productiva para llevar comida a la mesa, se reafirman los objetivos de los programas de protección social: lograr sociedades más equitativas y ofrecer oportunidades a los pobres.

La cuestión de la equidad es muy sencilla: la transferencia de dinero hace que las personas sean menos pobres y reduce la desigualdad. Responde al valor de la equidad o la aversión por la indigencia. La Iniciativa del Piso de Protección Social de la Organización Internacional del Trabajo, por ejemplo, y el enfoque basado en los derechos en países como Brasil e India obtienen una gran motivación de este efecto de las redes de protección.

Las redes de protección social también ofrecen oportunidades a los pobres. Existen pruebas contundentes de que ayudan a las familias a alimentar a sus hijos, proporcionarles atención preventiva de salud y mantenerlos en la escuela, todos lo cual prepara a los niños para que ganen más una vez que empiecen a trabajar y permiten romper los ciclos intergeneracionales de pobreza.

Existe una cantidad pequeña pero creciente de pruebas que demuestran que las transferencias de efectivo ayudan a los hogares a invertir en sus medios de subsistencia, aumentando sus ingresos. De modo similar, existe evidencia incipiente de que los beneficios pueden alcanzar a comunidades enteras a través del incremento de la demanda, los efectos secundarios positivos de los beneficiarios a los no beneficiarios, y en el caso del programa de obras públicas, de la infraestructura o servicios que resultan de la mano de obra.
En el plano de la economía en general, las redes de protección social pueden actuar como estabilizadoras de la demanda agregada, mejorar la cohesión social y hacer posibles políticamente las reformas que propicien el crecimiento. Puede tratarse de cambios de los subsidios ineficientes e injustos o reformas del mercado laboral que ayuden a poner énfasis en una protección más eficaz y directa de los trabajadores más que en la protección de los puestos de trabajo.

 Más allá de los titulares

Un mensaje que los países deberían tener en cuenta es que los programas de protección social son necesarios durante épocas de crisis y de prosperidad.

Existe un entendimiento común y muchas pruebas de que en momentos de grandes crisis el efecto en los hogares puede ser devastador, como cuando los precios de los alimentos aumentaron tan rápido en 2008, o cuando la crisis financiera mundial llevó a las economías a la recesión, o cuando ocurren desastres naturales. La familia puede perder los bienes de los que dependen sus medios de subsistencia, pueden quedar afectadas la salud y la educación de los niños, y estas pérdidas pueden ser irrecuperables. Estas familias necesitan acceso oportuno a las redes de protección social para evitar esos efectos devastadores.

No obstante, lo que recibe menos atención es la necesidad de redes de protección en tiempos de prosperidad, aunque la cantidad de personas que sufre la pobreza continua o las crisis específicas de los hogares – como enfermedades o fallecimientos del jefe de familia, accidentes o discapacidades o la pérdida de un empleo–  es mucho mayor que la de aquellos que se ven afectados por el tipo de crisis que aparecen en los titulares de las noticias.

En Europa oriental y Asia central, la región más afectada por la crisis financiera, 2,8 millones de personas perdieron su trabajo entre diciembre de 2008 y diciembre de 2009, pero ya había 9,4 millones de desempleados antes del inicio de la crisis. En Pakistán, las inundaciones de 2010 afectaron a 20 millones de personas, pero ya había 35 millones de paquistaníes luchando contra la pobreza. El alza de los precios de los alimentos de 2008 aumentó la cifra de personas desnutridas en 63 millones, pero ya había cerca de 1.000 millones de desnutridos en el mundo.

Todas estas personas eran pobres o sufrían desnutrición o estaban desempleadas, incluso sin llamar la atención en los medios de comunicación, y también ellas necesitan redes de protección social.

Muchos países han logrado enormes avances en los últimos años en el suministro de este tipo de redes a su población, pero todavía hay un largo camino por recorrer, algo que se aborda en la nueva Estrategia de protección social y empleo del Banco, que será dada a conocer esta semana.

Mis colegas del Banco se ocuparán de las deficiencias y los desafíos de las redes de protección social y el camino a seguir, mañana y pasado mañana en sus blogs. Esté atento.

Recursos relacionados

Video: Redes de protección en el mundo en desarrollo

Estrategia de protección social y empleo del Banco

Sitio web: Redes de protección social

Redes de protección social: Una infografía

Artículo: Cerrar brechas en nutrición, género y oportunidades

Webcast y blog en vivo: Labor de las redes de protección social (18 de abril de 2012)

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Autores

Margaret Grosh

Senior Advisor of Social Protection and Jobs

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