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Un insólito inventor de Bangladesh crea protectores (escudos) faciales para combatir la COVID-19 (coronavirus)

Trabajadores de primera línea, en Bangladesh, usan protectores faciales fabricados por SM Anamul Arefin. Fotografía: Banco Mundial. Trabajadores de primera línea, en Bangladesh, usan protectores faciales fabricados por SM Anamul Arefin. Fotografía: Banco Mundial.

Cuando la COVID-19 (coronavirus) apareció en el mundo, dando lugar a una mayor demanda de equipos de protección personal, un joven ingeniero especializado en genética de Bangladesh se inspiró para encontrar soluciones  que sirvieran a su comunidad.

En estos tiempos sin precedentes, SM Anamul Arefin, un graduado de la Universidad Agrícola Sher-e-Bangla (SBAU), se convirtió en un insólito inventor, recurriendo a su impresora 3D para fabricar protectores faciales para doctores y enfermeros que trabajan con pacientes infectados con coronavirus (COVID-19).

Con solo el conocimiento práctico de cómo operar el dispositivo 3D, Arefin primero hizo los escudos para sus amigos y su comunidad. Luego, BRAC (i), una de las organizaciones no gubernamentales más grandes del mundo, solicitó 1000 escudos faciales para proteger a sus trabajadores sanitarios de primera línea. Desde entonces, BRAC ha pedido otros 4000 protectores.

“BRAC tiene una red de 50 000 trabajadores de la salud desempeñándose en terreno, por lo que estábamos buscando equipos de protección de alta calidad”, señaló Rakib Ovi, coordinador del Programa Laboratorio de Innovación Social de BRAC. “No había ningún proveedor verificado en los alrededores. Entonces encontramos el Fab Lab. Recogimos la idea de otros países que estaban imprimiendo estos elementos en 3D. Contactamos al Fab Lab, y se entusiasmaron con la idea. Nos dio gusto identificar una fuente local para satisfacer nuestra demanda”.

Con una máquina digital computacional que activa un dispositivo para cortar, el laboratorio puede producir 200 escudos al día. Con las impresoras 3D, el equipo del laboratorio puede producir 30 escudos diarios. 

Con una máquina digital computacional que activa un dispositivo para cortar, el laboratorio puede producir 200 escudos al día. Con las impresoras 3D, el equipo del laboratorio puede producir 30 escudos diarios.

Este enfoque ha ayudado a producir protectores faciales más baratos y de mejor calidad que otros utilizados en Bangladesh.

“Estos escudos faciales son simples, eficientes y asequibles. Como los médicos son vulnerables a la infección, nos han sido muy útiles”, afirmó el Dr. Al Amin, profesor de pediatría del Sharwarthy Medical College. “Después de atender a cada paciente, lavamos el escudo. A pesar del lavado y la reutilización, los escudos no se han deteriorado. Están bien hechos y son eficaces en función de los costos”.

A la vanguardia de la innovación

Fab Labs, una iniciativa mundial llevada a Bangladesh mediante el Proyecto de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior, tiene como objetivo mejorar el aprendizaje y la investigación  en el sector de la educación superior del país.

Fab Labs, aumenta las oportunidades de creación de prototipos y de investigación conjunta entre las universidades y las industrias. Sus plataformas de enseñanza, aprendizaje e investigación multidisciplinarias han demostrado ser valiosas para las industrias locales especializadas en prendas de vestir, muebles, agricultura y cuero, a través de herramientas de diseño y modelamiento digital que les ayudan a ascender en la cadena de valor.

El proyecto ha promovido la innovación académica en las universidades a través de un mecanismo de financiamiento competitivo conocido como el Fondo de Innovación Académica, y también financió el establecimiento de Fab Labs  en ocho universidades para comprometerse más con la industria.

Arefin muestra el equipo en su laboratorio. Fotografía: Banco Mundial.
Arefin muestra el equipo en su laboratorio. Fotografía: Banco Mundial.

Arefin tenía un sueño

Como investigador en la SBAU, Arefin trabajó con el profesor Suleman para desarrollar herramientas agrícolas urbanas a través de métodos manuales de fabricación. El Ministerio de Medio Ambiente y Bosques organizó una feria donde sus innovaciones ganaron el primer lugar.

Cuando el Banco Mundial se acercó a las universidades para desarrollar Fab Labs, Arefin presentó un proyecto, que resultó ganador, para ayudar a crear mejores herramientas usando tecnologías digitales.  Participó en una capacitación en India y se graduó como un “gurú de Fab Lab” o experto técnico.

“Siempre quise ser un investigador”, dijo Arefin. “Soñaba con encontrar soluciones a los problemas. Si todos buscamos empleos en el servicio público, ¿cómo va a avanzar el país? Necesitamos diferentes habilidades. Necesitamos personas que investiguen y creen nuevas soluciones a problemas antiguos.  Eso es innovación. Yo sentía que tenía que hacer algo diferente. Eso es lo que me entusiasma”.

Arefin recolecta ahora accesorios para desarrollar termocicladores que permitan amplificar segmentos del ADN para realizar pruebas de detección del coronavirus. Finalizó un diseño para un sistema de nebulización de desinfección basado en sensores y está en contacto estrecho con expertos técnicos en el Reino Unido para trabajar en un ventilador y otros equipos que sean útiles para enfrentar la pandemia.

Fab Labs, una iniciativa mundial llevada a Bangladesh mediante el Proyecto de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior, tiene como objetivo mejorar el aprendizaje y la investigación.

Arefin usa el protector facial que creó. Fotografía: Banco Mundial.
Arefin usa el protector facial que creó. Fotografía: Banco Mundial.

Arefin lamentó la falta de inversión en investigación en las universidades. Señaló que tanto el sector privado como el Gobierno deben promover la investigación y el desarrollo, agregando que se necesitan más fondos para dar espacio a nuevas ideas y lograr mayores avances y crecimiento.

“Si no hay espacios para la investigación en el país, los investigadores se irán. Se producirá una fuga de cerebros. Si queremos promover la innovación en Bangladesh, entonces todas las universidades deben tener Fab Labs”. 

Arefin siempre sintió curiosidad por la tecnología: cuando era niño, abrió el televisor para ver cómo funcionaba.  Más tarde, su familia no le permitió acercarse al computador, ¡temiendo que volviera a hacer lo mismo!

Ahora, puede ver que su inventiva ha ayudado a iniciar una nueva era de innovación que ayuda a enfrentar la COVID-19.

Trabajamos sobre el terreno con agricultores en todo el país. Cuando vi en las noticias que el Fab Lab estaba produciendo protectores faciales, pedí algunos para todo mi equipo. Las mascarillas son de mucha utilidad y todos en mi departamento están muy contentos.
Najim Khan
Funcionario de subdistrito para Belabo y Narsingdi (Ministerio de Agricultura)

Autores

Mokhlesur Rahman

Oficial superior de Operaciones

Shazia Omar Ahmed

Consultora de Comunicaciones y Promoción Pública del Banco Mundial.

Mustahsin-ul-Aziz .

Consultor del Departamento de Prácticas Mundiales de Educación del Banco Mundial.

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