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Una inversión en infraestructura a la vez para romper el ciclo de la pobreza en las zonas rurales

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Hace un par de años regresé a Dovi, el pueblo de mi madre, por primera vez desde mis años de escuela secundaria a mediados de la década de 1970. La aldea, situada en el fértil valle del río Oueme, era en ese entonces uno de los lugares más prósperos de Benin central: era el granero de la región de Agonlin. Tenía el segundo mercado más grande y una de las mejores escuelas primarias del país.

Ahora, el panorama ha cambiado por completo. En la actualidad, Dovi es el pueblo más pobre de la región a pesar de que la tierra sigue siendo muy fértil. No me tomó mucho tiempo darme cuenta de por qué sucede esto: el puente que unía a Dovi con las aldeas vecinas a través del río Oueme se derrumbó en 1992 y el mercado desapareció por completo poco después. Ver los puestos del mercado en ruinas y el estado de deterioro general de la aldea fue el momento más impactante y transformador que he experimentado en mi vida.

Al regresar a la ciudad de Cotonou, quedé obsesionado con las siguientes preguntas: ¿Dovi es un caso típico o atípico de la pobreza rural en África? ¿Cuáles son los vínculos entre la calidad del suelo, la infraestructura y la pobreza rural? ¿Por qué Dovi cayó en tal pobreza a pesar del hecho de estar asentado en un suelo rico y fértil? ¿Por qué simplemente no se reconstruyó el puente de manera que la zona pudiera reanudar sus actividades y seguir siendo próspera?
 
Con el fin de investigar estas cuestiones en mayor profundidad, mi colega Piero Stanig (de la Escuela Hertie de Buen Gobierno de Berlín) y yo fuimos a recopilar datos sobre la calidad del suelo, la pobreza, los costos del transporte, y otros posibles factores determinantes de la pobreza existente en 5334 unidades subnacionales de 46 países africanos. Comprobamos que Dovi, el pueblo de mi madre, no es un caso atípico, sino un ejemplo de la relación paradójica entre la fertilidad de la tierra y la pobreza rural en África. El documento resultante, titulado The Curse of Good Soil? Land Fertility, Roads and Rural Poverty in Africa (¿La maldición del buen suelo? Fertilidad de la tierra, caminos y pobreza rural en África), contiene las siguientes cuatro conclusiones más importantes: 

  • Existe una correlación positiva entre la calidad del suelo y la pobreza en África, lo que significa que las regiones donde la tierra es más fértil tienen en promedio más probabilidades de verse empobrecidas que las regiones donde el suelo es de peor calidad.
  • Los costos del transporte o el aislamiento son los principales motores de la pobreza rural.
  • Existe una falta de correspondencia entre la calidad del suelo y la infraestructura. Los caminos tienden a estar en mal estado en los lugares con buen suelo, como en las colinas y los valles, y en buen estado donde el suelo es de peor calidad, como en los terrenos planos cerca de la costa.
  • Cuando la infraestructura está mal mantenida o no existe, los hogares son más pobres en zonas de suelo más fértil que en zonas de tierra estéril. 
Atribuimos estos resultados, en gran medida, a una inversión pública insuficiente en infraestructura rural y la falta de influencia política de los pobres de las zonas rurales. También argumentamos que estos resultados pueden atribuirse en parte a una insuficiente inversión en capital humano. Ante la falta de caminos y transporte adecuados, los residentes pueden considerar que no tiene mucho sentido invertir en educación y otros motores de capital humano dado su aislamiento y sus abundantes recursos agrícolas. Por el contrario, en los distritos de suelos pobres con caminos en mal estado, los hogares tienen menores oportunidades de financiar la educación que los que viven en los distritos de suelos ricos con rutas viales en malas condiciones.

Sin embargo, queda por responder una pregunta: si el derrumbe del puente en Dovi tuvo un efecto tan devastador en la economía local, ¿por qué nunca fue reparado? Después de todo, la infraestructura que se desmoronó en Dovi ejemplifica la relación descrita anteriormente en la que una mala infraestructura está vinculada con zonas empobrecidas aunque fértiles, pero ¿qué impidió que las autoridades reconstruyeran el viaducto y reactivaran esta comunidad alguna vez floreciente? La respuesta se encuentra en las técnicas que usa la comunidad para afrontar los problemas y en la corrupción. Después de que el puente se cayó, la mayoría de los jóvenes abandonaron el pueblo y se mudaron a ciudades vecinas para convertirse en conductores de mototaxis, dado que la agricultura ya no era tan lucrativa como lo había sido antes. Con la pérdida de su nueva generación, Dovi perdió también su voz política. Se comprobó, además, que los políticos malversaron los recursos asignados a la infraestructura local, dejando así a Dovi sin la infraestructura esencial que necesitaba para reconstruir su economía.

Llegar al fondo de estas cuestiones pone de relieve la importancia de las iniciativas en curso emprendidas por algunos Gobiernos africanos y organismos de desarrollo para la construcción de infraestructura y el abastecimiento de energía en África. Pueblos aislados como Dovi, atrapados en un ciclo de pobreza, se pueden encontrar en todo el continente, a pesar de su gran potencial agrícola. Con sólidas inversiones en una infraestructura mantenida de forma adecuada, estas aldeas no solo podrían progresar económicamente, sino también hacer grandes avances en desarrollo humano.

Este blog forma parte de una serie que presenta investigaciones sobre la reducción de la pobreza en África.

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