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Una semana en Río se convierte en una activa mañana de lunes

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Llegamos a Río+20 con la decisión de que uno de los resultados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible sea un plan de lo que deberán cambiar el lunes por la mañana los ministros de Finanzas, Desarrollo y Medio Ambiente y nosotros mismos, para lograr un desarrollo sostenible para todos.

Tenemos un plan.

Llegamos a Río+20 sabiendo que el crecimiento ecológico inclusivo es el camino hacia el desarrollo sostenible, y aquí resulta evidente que la comunidad internacional está de acuerdo.

El análisis que subyace al informe del Banco Mundial “Crecimiento ecológico inclusivo: El camino hacia un desarrollo sostenible” enmarcó muchos de los debates de la conferencia y ayudó a facilitar un nuevo enfoque sobre la contabilidad del capital natural, un componente fundamental del crecimiento ecológico inclusivo.

De acuerdo con los 59 países, las 86 empresas, y las 17 organizaciones de la sociedad civil que –al igual que muchos otros– respaldaron la campaña 50:50 facilitada por el Grupo del Banco Mundial, ha llegado el momento para considerar seriamente la idea de la contabilidad del capital natural.

De hecho, los eventos sobre este tema llenaron el Centro de Convenciones de Río, y el Gobierno y los grupos de la sociedad civil por igual destacaron la importancia de ir más allá del producto interno bruto (PIB).

Esta nueva energía y énfasis en torno a esta cuestión pueden ser el resultado más importante de Río+20.

Se trata de una oportunidad extraordinaria para que el Grupo del Banco ayude a los países a adoptar medidas prácticas para mejorar la toma de decisiones basadas en la comprensión del verdadero valor del capital natural y respalde las iniciativas del sector privado para que se ajusten a las acciones emprendidas a nivel nacional. La presión para actuar se hace sentir ahora que disponemos de un acuerdo marco de las Naciones Unidas para el capital natural, sustentado por 20 años de análisis intelectual. No solo nuestro evento sobre la contabilidad del capital natural con jefes de Estado generó un gran interés, sino también todos los encuentros sobre esta materia.

Tenemos muchas más solicitudes de países para respaldar la creación de capacidad para la toma de decisiones bien fundamentadas. Nuestro plan sobre el capital natural del lunes por la mañana está muy avanzado.

La promesa de la acción

A lo largo de la conferencia, las personas se sintieron atraídas por ideas y enfoques que prometían pasar a la acción. Paralelamente, el sector privado y las coaliciones de ciudades continuaron demostrando cómo liderar en el terreno de la sostenibilidad. Unos 1.500 directores ejecutivos de grandes empresas participaron en Río+20, lo cual es una demostración real de la importancia que tiene para ellos la sostenibilidad. No se trata de administrar los aspectos negativos, no obstante una y otra vez las empresas hablaron de sus futuros mercados, productos, empleados, potenciales inversionistas, y todas las formas de competitividad relacionadas con la sostenibilidad como un valor compartido.

Se describió a Río+20 como la Cumbre de los Mares, y por todas partes hubo discusiones sobre cómo avanzar en la protección y la gestión sostenible de los océanos. La Alianza Mundial a favor de los Océanos (i) atrajo nuevas energías y nuevos miembros –a partir de hoy son 105– y creó un sentido de urgencia en torno a la acción para recuperar la salud y la productividad de los océanos y la necesidad de crear una acuicultura sostenible. Nuestro equipo de planificación de dicha Alianza está avanzando bien.

La sensación abrumadora en la conferencia es que no podemos esperar los pactos internacionales para realizar lo que sabemos que hay que hacer. Tenemos que actuar ahora. Crear nuevos caminos para el crecimiento ecológico inclusivo; avanzar en cuanto a la energía y el desarrollo sostenible. Si lograr el acuerdo de 193 países para trabajar de manera concertada está más allá de los límites del liderazgo político en la actualidad, entonces los países y empresas, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad científica, y las ciudades serán parte de asociaciones y agrupaciones donde sus intereses estén alineados.

Un convenio internacional podría ayudar a movernos a la velocidad y en la escala que necesitamos, no solo en Río, sino también, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). En ausencia de eso, solo tenemos que continuar adelante con lo que sabemos podría beneficiar a los pobres y al medio ambiente.

Sigamos, pues, adelante con ello. El desarrollo sostenible (i) es una cuestión de todos. Nuestra tarea en el Grupo del Banco Mundial consiste en mostrar, conjuntamente con nuestros clientes, cómo puede producirse el cambio.

Mi plan para la mañana del lunes incluye actividades relativas al fortalecimiento de la capacidad para la contabilidad del capital natural (i), el apoyo a los océanos saludables, la promoción de ciudades sostenibles (i), la eficiencia de los planes económicos y la eliminación de malos subsidios (i), y medidas sobre los contaminantes atmosféricos que tienen efectos de corta duración (i).

¿Cuál es su plan?
 


Autores

Rachel Kyte

Vicepresidenta y enviada especial para el Cambio Climático del Grupo Banco Mundial

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