Esta tarde llegué a Cancún. El sol brilla. El mar es azul. El hotel Moon Palace –sede de las negociaciones– es un hermoso centro vacacional con playa propia de un kilómetro de extensión y arena blanca. Se insta a evitar el uso de chaqueta y corbata y muchos delegados visten las tradicionales guayaberas mexicanas.
Los anfitriones han hecho un excelente trabajo de diplomacia y logística en la preparación de este evento. ¿Por qué parece, entonces, que los turistas lo están disfrutando más que los representantes de los países participantes?
Porque nadie sabe cuáles serán los resultados. Cada uno de los presentes cree que otra persona debería proponer algo más y algunos lo están expresando con mucho sentimiento. Se ha ido el entusiasmo por un posible acuerdo forjado en Copenhague el año pasado. No hay en el horizonte un jonrón, una clavada, ni un hoyo en uno a la vista. La analogía ahora pertenece al fútbol americano: se trata de hacer avanzar el balón con paciencia por el campo de juego con la esperanza de marcar un tanto el año próximo, el siguiente o dentro de cinco años. Sobre todo, no hay que dejar caer la pelota para no perder terreno rápidamente.
Esta visión cautelosa quita valor a los posibles logros de Cancún. El paquete de decisiones que se está negociando es muy importante y podría mejorar considerablemente las perspectivas de un futuro más respetuoso del clima y a favor de los pobres.
¿En qué consistiría el éxito, entonces, al final de esta maratón de 12 días? Cuando termine, se podría haber logrado lo siguiente:
1. Bosques: La primera alianza REDD+ acordada mundialmente que proporcionará financiamiento suficiente para inversiones, pagos basados en los resultados e iniciativas de preparación para la inclusión de futuros mercados del carbono, garantizando de esta manera que los bosques tengan más valor vivos que muertos.
2. Adaptación: Un marco que garantice la asignación equitativa y adecuada de recursos para un crecimiento que se adapte al cambio climático, con especial atención hacia los países más vulnerables y un proceso que asegure el aprendizaje de lecciones y la asistencia técnica en esta urgente agenda.
3. Agricultura y carbono del suelo: Aprobación de un plan de acción para avanzar hacia la agricultura con un enfoque climático inteligente, incluyendo el compromiso de invertir en programas de tres frentes que proporcionen mayor productividad, más capacidad de adaptación al cambio climático y un aumento de la captación de carbono del suelo, para que la agricultura deje de ser un problema y se transforme en solución.
4. Financiamiento rápido: Tener claro que se estén entregando los US$30.000 millones en tres años que fueron prometidos en Copenhague el año pasado, y que se esté cumpliendo un nuevo compromiso de los países industriales de hacer realidad esta promesa, a pesar de los extremos obstáculos fiscales actuales.
5. El nuevo Fondo Verde: Acuerdo sobre el diseño de los principios del nuevo Fondo Verde, entre ellos la estructura y arquitectura básica de gobernabilidad, con hincapié en el logro de resultados, eficiencia y movilización de recursos y un proceso para llevar adelante el diseño detallado en los próximos meses.
6. Ampliación y reforma del mercado del carbono: Decisiones que reduzcan los altos costos y las ineficiencias del actual mercado del Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL), incluyendo el avance hacia más enfoques programáticos y señales claras de continuidad de los mercados del carbono después de 2012. Claridad sobre el proceso de incorporación gradual de los bosques y la agricultura en los mercados del carbono, con la consiguiente extensión de los beneficios para África y otras regiones de ingreso bajo.
7. Desarrollo y transferencia de tecnología: Acuerdo para la creación y financiamiento de una red de centros regionales y nacionales para la promoción de la transferencia de tecnología, adaptación y difusión.
8. Consideración especial para pequeños Estados insulares, África y países montañosos: Acuerdo de la necesidad de reconocer a los países y regiones más vulnerables en el diseño de programas y asignación de fondos para la adaptación, como asimismo para elementos clave de mitigación, como la energía renovable, que resulta especialmente atractiva en muchas de estas naciones.
9. Sector privado: Acuerdos e ideas para aprovechar los recursos y capacidades del sector privado en el logro de un desarrollo con bajos niveles de carbono y multiplicar el impacto de los fondos públicos a través de alianzas novedosas.
10. Crecimiento ecológico: Mayor impulso a la inversión con bajas emisiones de carbono a escala en los países desarrollados y en desarrollo. Se completó recientemente un importante análisis sobre crecimiento con bajo nivel de emisiones de carbono, y varios países en desarrollo lanzaron destacados programas con financiamiento de Fondos de Inversión en el Clima y otras fuentes. Estas iniciativas permiten comprobar que el crecimiento ecológico puede mejorar la competitividad, profundizar los conocimientos tecnológicos y ampliar el acceso a la energía y otros servicios a los hogares pobres.
De cualquier manera, nada de esto está garantizado de ningún modo. Para poder liberar la posibilidad de un paquete de estas características es necesario demostrar flexibilidad y buena fe en una serie de cuestiones técnicas y delicadas, como la forma legal, el futuro del Protocolo de Kyoto y el mecanismo de seguimiento, verificación y presentación de informes (SVPI). Esto demandará confianza e inspiración.
¿A qué se debe la participación activa del Banco Mundial en Cancún? La razón es que creemos que los 10 aspectos mencionados pueden hacer una verdadera diferencia en la vida de cientos de millones de personas pobres a corto plazo. Y junto con compromisos más profundos en el tiempo en materia de mitigación, esto podría modificar las reglas del juego. Estamos trabajando en cada una de estas áreas y en el debate de Cancún trataremos de tener influencia demostrando que el éxito es posible y que, de hecho, ya se observa en muchos lugares del mundo en desarrollo.
Las expectativas de Copenhague el año pasado eran demasiado altas. Este año en Cancún son demasiado bajas.
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