Por más de 13 años, los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) han proporcionado un punto de referencia para medir el avance hacia importantes resultados de desarrollo: poner fin a la pobreza extrema, educar a los niños, empoderar a las mujeres, reducir la mortalidad y las enfermedades y garantizar la sostenibilidad ambiental. Los ODM han contribuido a movilizar el respaldo a programas de desarrollo y han alentado medidas más coherentes por parte de los donantes y asociados. Además han estimulado la demanda de tener mejores estadísticas y nuevas iniciativas para aumentar la capacidad de los países en desarrollo de producir y usar estos datos. Ahora que se acerca la fecha límite para los ODM, hay un esfuerzo en curso en dos frentes: en primer lugar, la aceleración del progreso hacia las metas en los últimos “1.000 días” antes de 2015 y, en segundo lugar, la definición de un programa de desarrollo posterior a dicho año, y el plazo y las metas que se usarán para realizar el seguimiento.
“A menos que se tenga una meta con una fecha límite, es muy difícil que las personas trabajen en conjunto con el compromiso de lograr algún tipo de objetivo”, dijo el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim.
El debate de los objetivos de desarrollo posteriores a 2015 está en marcha. Hay muchas ideas y muchas prioridades que compiten entre sí, que tendrán que ser conciliadas. Pero en lo que todo el mundo está de acuerdo es en la necesidad de estadísticas fiables para orientar las políticas y medir el progreso. En el comunicado final de la reciente reunión del Grupo de Alto Nivel de Personas Eminentes sobre la Agenda para el Desarrollo después de 2015 se señaló:
Necesitamos una revolución de los datos. Con demasiada frecuencia, los esfuerzos de desarrollo se han visto obstaculizados por la falta de la información más básica sobre las circunstancias sociales y económicas en que viven las personas. Se necesitarán mejoras sustanciales en los sistemas estadísticos nacionales y subnacionales, que incluyan los niveles locales y subnacionales y la disponibilidad, calidad y prontitud de los datos de referencia, desagregados por sexo, edad, región y otras variables.
Cuando se adoptaron los ODM, solo unos pocos países en desarrollo tenían la capacidad o los recursos para producir estadísticas de calidad o con la frecuencia necesaria para hacer un seguimiento a los avances y documentar los resultados. Muchos de ellos no habían llevado a cabo las reformas que requerían sus sistemas estadísticos, ni realizado recientemente un censo o una encuesta de hogares que pudieran entregar información sobre el ingreso, el consumo, o el estado de la salud. Las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial, los bancos regionales de desarrollo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) respondieron con la creación de nuevas asociaciones y la movilización de recursos adicionales para respaldar los registros de las naciones en desarrollo. El resultado ha sido una notable mejora en la calidad y disponibilidad de estadísticas para medir los objetivos y resultados fundamentales del desarrollo: la pobreza y la distribución del ingreso, la matrícula escolar, las tasas de mortalidad y morbilidad, la sostenibilidad de la deuda y las condiciones ambientales.
Los líderes de los bancos multilaterales de desarrollo abordaron el tema “Objetivos de desarrollo del milenio y el marco posterior a 2015: ¿Qué significan para nuestras organizaciones?” durante una reunión en febrero de 2013. En dicha ocasión, acordaron fortalecer la colaboración entre sus instituciones en materias relacionadas con los datos y la creación de capacidad estadística en los países miembros. Ahora, para reafirmar su compromiso en este ámbito, el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Islámico de Desarrollo, el FMI y la ONU han suscrito un memorando de entendimiento que establece los principios y modalidades de cooperación. Este documento será firmado el 19 de abril por los presidentes del Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo, y el secretario general de la ONU.
El seguimiento del programa de desarrollo posterior a 2015 requerirá una gran diversidad de información estadística obtenida a través de muchos canales usando diferentes instrumentos. En los países que carecen de la capacidad de producir –o usar– estadísticas oportunas y fiables, es necesario un enfoque sistémico con tal de lograrlo. Para que las iniciativas de creación de capacidad estadística –así como los propios objetivos– tengan éxito, deben contar con respaldo político, promover la difusión libre y gratuita de los datos y ajustarse a los planes nacionales en esta materia. Se trata de una gran tarea, demasiado grande para un solo organismo o incluso para varios que actúen de manera separada. Por eso estamos tan contentos –mientras nos encaminamos hacia 2015 y más allá-, de tener el apoyo de nuestros asociados más importantes en el proceso de lograr una colaboración cada vez más estrecha con los organismos nacionales de estadística.
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