La guerra en Siria y la posterior aparición y propagación del Estado Islámico (ISIS) captaron la atención del mundo y transformaron a la región del Levante de maneras que uno no hubiera podido imaginar antes de 2011. Mientras el número de muertos y refugiados y personas desplazadas internamente seguía aumentando, y las familias eran separadas y los barrios transformados en zonas de guerra, las economías cayeron y los lazos económicos regionales se rompieron. La crisis bélica cambió la región de manera profunda y, sin embargo, nadie realizó una evaluación sistemática de sus efectos económicos.
En un documento de trabajo del Banco Mundial publicado recientemente, intentamos abordar esta cuestión y cuantificar tanto los efectos económicos directos como indirectos de esta guerra en los países ubicados en la zona más amplia del Levante: Turquía, Siria, el Líbano, Jordania, Iraq y Egipto. El efecto directo proviene de la disminución en el tamaño y las habilidades de la fuerza laboral de Siria debido a la pérdida de vidas y el éxodo de refugiados, la destrucción de infraestructuras, el embargo comercial a Siria, los aumentos del costo de hacer negocios y la disminución de la productividad. El efecto indirecto captura los costos de oportunidad de las iniciativas de integración comercial previstas y destinadas a mejorar la logística comercial y a liberalizar el comercio de servicios en la región. Es importante tener en cuenta el efecto indirecto dado que la guerra interrumpió el comercio entre los países del Levante, que había aumentado siete veces entre comienzos y fines de la década de 2000. Puso fin a los planes de profundizar aún más los lazos comerciales intrarregionales tras la firma del acuerdo del “Cuarteto del Levante” en 2010. Se esperaban considerables beneficios de las profundas reformas de integración comercial, para reflejar significativas complementariedades económicas, como se muestra en un reciente estudio del Banco Mundial (2014).
Comprobamos que, hasta ahora, como consecuencia de la guerra, las seis economías de la región más amplia del Levante en conjunto han perdido cerca de US$35 000 millones en materia de producción, medida en precios de 2007. En otras palabras, el tamaño económico acumulado de estas economías, medido por su producto interno bruto (PIB), podría haber sido unos US$35 000 millones más grande de no haberse producido la guerra. ¡Estos costos totales de la guerra son iguales al tamaño del PIB de Siria en 2007!
Sin embargo, estas pérdidas se han distribuido de manera diferente. Siria e Iraq, los países más afectados por la guerra, han llevado la peor parte de los costos económicos directos de la misma, y de la pérdida de lo que podría haber sido una integración económica mucho más formal, ya que ambos países han sufrido la disminución constante del ingreso per cápita en un 23 % y un 28 % con relación a los niveles que podrían haber alcanzado si la guerra no hubiera estallado. No obstante, los costos directamente atribuibles a la guerra son importantes y representan una reducción del 14 % y el 16 % del PIB per cápita de Siria e Iraq, respectivamente. El embargo comercial a Siria ha sido un factor relevante para los costos directos, seguido por la disminución en el tamaño y las habilidades de su fuerza laboral debido a la pérdida de vidas y el éxodo de los refugiados, la destrucción de la infraestructura y el aumento en el costo de hacer negocios en zonas de conflicto.
Otros países de la región del Levante han incurrido en pérdidas del ingreso medio per cápita, pero no en la reducción del PIB debido a efectos directos de la guerra. La afluencia de refugiados en el Líbano, Jordania y Turquía ha aumentado el consumo, las inversiones y la oferta de trabajo y, por lo tanto, el tamaño de estas economías que reciben refugiados. Pero, en todos los casos, los ingresos totales han aumentado menos que el tamaño de la población, por lo que la guerra ha perjudicado las condiciones de vida allí, disminuyendo los ingresos promedio per cápita en un 11 % en el Líbano y un 1,5 % en Turquía, Egipto y Jordania con relación a los niveles que podrían haber alcanzado si se hubiera evitado la guerra. Los costos de oportunidad de la integración comercial prevista son mayores que los costos directos para Egipto, Jordania y Turquía.
En Siria, casi todos los sectores económicos se han visto perjudicados, pero la adquisición de propiedades ha sido particularmente afectada ya que la demanda de tierras ha disminuido de manera abrupta, reflejando la caída de la demanda debido a las enormes cantidades de refugiados que abandonan el país. Por el contrario, en el Líbano y Turquía, los propietarios de tierras y de negocios se han beneficiado, pero los trabajadores han perdido debido a que la llegada de refugiados sirios aumentó la demanda local de bienes y servicios, subiendo los precios, e incrementó la oferta de mano de obra. En definitiva, muchas personas han sufrido por el deterioro de la calidad de los servicios y la caída de los salarios a raíz de la intensa competencia por los puestos de trabajo.
Por lo tanto, los efectos directos de la guerra en la región son, lamentablemente, un eufemismo de los costos económicos reales de la guerra civil y la propagación de ISIS. Dado que la guerra ha interrumpido el crecimiento de un sólido comercio intrarregional y los planes para una profunda integración comercial, se deben incluir los beneficios que se hubieran obtenido con una mayor integración de este sector con el fin de proporcionar una evaluación precisa de los costos económicos de la guerra.
Aun así, esto todavía no toma en cuenta los costos fiscales de la prestación de servicios básicos a los refugiados en los países que los han recibido, ni el costo de la puesta en marcha de la infraestructura para apoyarlos. Estos costos podrían ser importantes para el Líbano, Jordania y Turquía, los tres países que han recibido al mayor número de refugiados. Los costos futuros derivados de la gran cantidad de muertos y de la reposición de capital físico y humano desaparecido también pueden ser cuantiosos, especialmente en Siria. Desde un punto de vista económico, la magnitud de estas crisis se ha calculado solo hasta mediados de 2014; la cifra final del impacto económico —incluido el humano, que es el más importante—cambiará obviamente según el curso que siga la guerra en el Levante.
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