Publicado en Development for Peace

Pobreza y fragilidad: la próxima década de reducción de la pobreza está en juego

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Pobreza y fragilidad: la próxima década de reducción de la pobreza está en juego Cox’s Bazar.

El año 2024 marcó un hito decisivo en el panorama global de la pobreza

Es momento de replantearnos dónde y cómo avanzar en el camino para reducirla. Esto se debe a que, por primera vez, la mayoría de las personas que viven en la pobreza -definida como menos de 3 dólares por persona al día a precios de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) e 2021 – residen en países en situaciones de fragilidad, conflicto y violencia (FCS por sus siglas en inglés), según clasificación del Banco Mundial. En 2024, se estima que el número de personas en pobreza extrema en estos países alcanzó los 415 millones (ver Figura 1).

Se prevé que esta tendencia continúe en aumento: para 2030, se estima que casi el 60% de quienes viven en pobreza extrema en todo el mundo -alrededor de 436 millones de personas de un total de 757 millones, residirán en estados frágiles. (Figura 1)

Figura 1. Para finales de esta década, más personas en pobreza extrema vivirán en países frágiles (FCS) que en países no frágiles.

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Los estados frágiles de África Subsahariana albergarán a la mitad de las personas que viven en pobreza extrema en el mundo

No hay lugar donde esta transición sea más evidente que en África Subsahariana. La región ya tiene la mayor carga de pobreza y fragilidad a nivel global. En 2024, albergó al 70 % de la población mundial que vive en pobreza extrema y a la mitad de los países clasificados como frágiles (FCS, por sus siglas en inglés).

Para 2030, se espera que la región concentre cerca del 80 % de la población mundial en situación de pobreza extrema. Solo los estados frágiles dentro de África Subsahariana albergarán casi la mitad del total global: 367 millones de personas (ver Figura 2). Esto representa casi el triple del número registrado hace dos décadas.

Esta convergencia entre pobreza y fragilidad sitúa a África Subsahariana en el centro del desafío del desarrollo global.

Una cuarta parte de las personas en pobreza extrema vivirá en solo dos estados frágiles

Entre los países frágiles de África Subsahariana, dos se destacan por la magnitud y urgencia de sus desafíos: Nigeria y la República Democrática del Congo. Para 2030, se estima que estos dos países albergarán, por sí solos, a una de cada cuatro personas que vivan en pobreza extrema en el mundo (ver Figura 2).

Esta concentración resalta un punto clave: no se podrá alcanzar el objetivo global de reducción de la pobreza si no realizamos avances en Nigeria y la República Democrática del Congo. El éxito en estos dos países será determinante para el rumbo de la pobreza global en las próximas décadas.

Figura 2. Para 2030, los países frágiles de África Subsahariana albergarán a la mitad de las personas en pobreza extrema en el mundo, y una cuarta parte estará concentrada en solo dos países: Nigeria y la República Democrática del Congo.

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La pobreza en contextos frágiles es profunda, multidimensional y persistente

La fragilidad no solo reduce los ingresos; también socava el desarrollo humano a lo largo de generaciones. Incluso en países que han salido de la clasificación de fragilidad, las cicatrices siguen siendo profundas.

Aproximadamente el 35 % de los niños menores de cinco años en contextos frágiles tiene un desarrollo físico limitado debido a la desnutrición crónica, frente al 22 % en contextos no frágiles. Los sistemas educativos son débiles: los niños en contextos frágiles reciben solo cinco años de escolaridad en promedio, en comparación a los países no frágiles, donde reciben 9 años. Asimismo, obtienen peores resultados en pruebas estandarizadas.

Al crecer, los jóvenes en estos contextos enfrentan perspectivas laborales muy limitadas. A pesar de que la participación en la fuerza laboral es alta, la mayoría del empleo es informal y vulnerable. Más del 60 % de los trabajadores depende de trabajos de baja productividad, como el trabajo familiar no remunerado, el autoempleo u otras actividades precarias. Las brechas de infraestructura agravan la situación: en los países frágiles, solo la mitad de la población tiene acceso a electricidad o internet, lo que los excluye aún más de los mercados, los servicios y las oportunidades digitales.

Ante la debilidad de la gobernanza y la limitada capacidad de prestar servicios básicos, la fragilidad y la pobreza se convierten en una trampa difícil de romper, incluso cuando la paz regresa o las crisis disminuyen.

No hay forma de erradicar la pobreza sin abordar la fragilidad

El mensaje es claro: El camino hacia la erradicación de la pobreza a nivel mundial es cada vez más frágil. Al ritmo actual, las perspectivas de reducir la pobreza en países frágiles más allá de 2030 siguen siendo desalentadoras. Incluso en los escenarios más optimistas —en los que estos países alcanzan un crecimiento económico anual per cápita del 4 % o implementan políticas redistributivas efectivas— la pobreza extrema seguiría afectando a alrededor del 24 % de la población en contextos frágiles hacia mediados de siglo. Esta es una clara advertencia de que los enfoques tradicionales ya no son suficientes.

El año 2024 marcó así un punto de inflexión crítico: la pobreza se concentra cada vez más en lugares donde las instituciones enfrentan mayores desafíos y donde la recuperación es más difícil. Esta realidad debe estar al centro de la agenda de desarrollo global. Porque no se puede erradicar la pobreza si no enfrentamos la fragilidad —de forma estratégica y con urgencia.


Nga Thi Viet Nguyen

Economist in the World Bank’s Poverty and Equity Global Practice

Xavier Devictor

Codirector, Informe sobre el desarrollo mundial 2023

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