Educación y fragilidad, conflicto y violencia: cómo mantener a los niños a salvo y aprendiendo

Girl attending class in a school in a refugee camp. Photo: Shutterstock Girl attending class in a school in a refugee camp. Photo: Shutterstock

Las noticias de hoy en día están dominadas por la oleada más reciente de refugiados que huyen de un conflicto violento y terrible. Al igual que en oleadas anteriores de personas desplazadas en todo el mundo, los 2.5 millones (y subiendo) de refugiados ucranianos están conformados de manera desproporcionada por mujeres y niños, cuyas vidas han sido trastocadas dramáticamente. Al trauma que están sufriendo actualmente y el choque de esta guerra se sentirá en el futuro, ya que muchos no podrán recuperarse completamente del hecho de que su trayectoria educativa se haya visto interrumpida.

Educación y fragilidad, conflicto y violencia (FCV) en números


Este reto enorme y creciente de que existan tantos niños viviendo en situación de conflicto y violencia requiere respuestas al mismo nivel y extensión. Nuestro compromiso con la educación en el contexto de Fragilidad, Conflicto y Violencia (FCV), que se sitúa en US$6.2 mil millones, ha aumentado rápidamente en años recientes, reflejando la creciente importancia de los temas de FCV en la educación. De hecho, estos proyectos representan ahora más del 25% del portafolio de US$ 23 mil millones del Banco Mundial para la educación. A medida que nuestro apoyo se incrementa para afrontar las crisis que van en aumento y son cada vez más largas (incluidas las inducidas por emergencias climáticas), las inversiones se realizarán en función a nuestro nuevo documento de posicionamiento sobre la educación en contextos FCV. Este documento establece que la educación es crucial para minimizar los efectos de la fragilidad y el desplazamiento en el bienestar de jóvenes y niños en el corto plazo, evitando la aparición de conflictos violentos en el largo plazo. Describe nuestra forma propuesta de avanzar para mantener a los niños seguros y aprendiendo en los contextos más difíciles, de acuerdo con los pilares de la Estrategia del Grupo Banco Mundial sobre Fragilidad, Conflicto y Violencia. A continuación, nos centramos en los principales mensajes estipulados bajo cada pilar.
 

Pilar 1


En primer lugar, la educación puede evitar conflictos y promover la paz si los servicios se brindan en respuesta a reclamos históricos, abordando exclusiones persistentes y ayudando a corregir desigualdades étnicas, religiosas, raciales, de casta, lingüísticas y otras. Hemos observado esto en el caso de Somalia. Para reconstruir el sistema educativo del país fue necesario realizar complicadas negociaciones en todos los estados, con el fin de garantizar que los esfuerzos federales destinados a financiar servicios no exacerbaran la desigualdad en las regiones o atizaran enfrentamientos civiles y las tensiones. El éxito de esta reconstrucción requiere el análisis detallado de los impulsores de conflicto, de modo que los riesgos y las opciones sobre la mesa deben ser tomados muy en cuenta y entendidos a cabalidad.

En segundo lugar, la educación entraña la promesa de promover la paz a nivel individual y social. Los enfoques curriculares y pedagógicos son ventajas únicas para promover la paz a través del sistema educativo. Estudiantes, maestros y líderes de escuelas deben contar con apoyo para aprovechar al máximo esta ventaja. A través de Ahlan Simsim, un programa dirigido por el IRC y Sesame Workshop, los niños refugiados sirios, junto con aquellos niños que viven en comunidades de acogida, aprenden a temprana edad las habilidades socioemocionales que establecen las bases sociales para la tolerancia y aceptación del otro.   

Eliminar las disparidades de género también multiplica los esfuerzos para consolidar la paz. Abordar las desigualdades subyacentes a las desigualdades de género, además de garantizar derechos humanos fundamentales, tendrá efectos multiplicadores en los esfuerzos para promover la inclusión, la cohesión social y, en última instancia, una paz duradera. Repetimos aquí lo que Malala Yousafzai y otros claman, más recientemente en relación al financiamiento de la educación de las niñas en Afganistán al nivel necesario para atender a la generación de niñas actualmente excluidas de recibir la educación debida.
 

Pilar 2


La Estrategia FCV del Banco Mundial requiere nuestro compromiso en situaciones de conflicto activo. En los años venideros, nuestras actividades en situaciones de crisis y conflicto activo aumentarán de manera importante. Serán necesarias más alianzas con actores humanitarios y actores que consoliden la paz, y deben explorarse también alternativas locales frente a alianzas globales tradicionales. En Yemen y Afganistán, la alianza con UNICEF ha sido una estrategia fundamental que ayudó a garantizar la continuidad de los servicios educativos usando, por ejemplo, mecanismos de la ONU para financiar salarios de maestros o a través de escuelas comunitarias dirigidas por la ONU.

Además de ampliar alianzas provechosas, probar nuevos acuerdos de colaboración con actores locales destacará de manera importante. Trabajar con quienes están más cerca de las escuelas y estudiantes afectados permitirá una respuesta más rápida a la crisis, arraigada en las estructuras de las comunidades a las que buscamos apoyar. Estas alianzas que no han sido probadas requerirán una mayor tolerancia al riesgo y adoptar acuerdos fiduciarios que sean lo más flexible posible.  
 

Pilar 3


La transición hacia la estabilidad requiere una secuencia de reformas que conviertan a las poblaciones afectadas por la crisis de ser beneficiarias de apoyo humanitario a ser participantes del desarrollo. Los sistemas de alerta temprana son una forma de desarrollar funciones estatales para identificar, evitar y/o manejar crisis futuras. Nuestro trabajo también fortalecerá las funciones estatales a través de protocolos vigentes para incorporar a personas desplazadas internamente y a refugiados en escuelas / sistemas educativos, construir infraestructura resistente al cambio climático y escuelas que puedan fungir de refugios de emergencia en momentos de crisis. También se fortalecerá la inversión en las capacidades estatales al nivel más cercano a los beneficiarios. Nuestro trabajo en Haití, por ejemplo, ha demostrado que las municipalidades y distritos son importantes fuentes de resiliencia y estabilidad, y proporcionan las bases sobre las cuales (re)construir.
 

Pilar 4


El apoyo a refugiados y a las IDP no debe excluir a las comunidades de acogida que a menudo enfrentan los mismos retos que generaron los desplazamientos forzados y, por lo tanto, tienen tanta necesidad como las comunidades a las que albergan. La integración en los sistemas de educación pública es a menudo la única solución viable de largo plazo en términos de financiamiento frente a situaciones de desplazamiento prolongado que afronta mucha gente. Invertir en las estructuras de educación pública existentes ayuda a evitar el peligro de crear sistemas paralelos con perspectivas menos claras de sostenibilidad a largo plazo. Experiencias en contextos tan diversos como Turquía, Líbano y Camerún han mostrado que el papel preferente del Banco Mundial de apoyar a gobiernos clientes nos ubica en un lugar privilegiado para apoyar la integración de la educación de los refugiados en los sistemas del país de acogida. Este es el mensaje principal del Pacto Mundial sobre Refugiados, liderado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y que nosotros apoyamos plenamente.

Las ideas bajo estos pilares informarán nuestros compromisos en contextos FCV. Serán cada vez más complejos y prolongados y se requerirá flexibilidad, tolerancia al riesgo, un paciente desarrollo de capacidades, así como un enfoque en garantizar igualdad de oportunidades. La respuesta operativa debe estar a la altura de la magnitud de las crisis de aprendizaje y fragilidad de las que somos testigo. El éxito de esta respuesta se basará en trabajar con y aprender de socios humanitarios que tienen programas antiguos en estos lugares. Estas alianzas –y socios– deben contar con el financiamiento adecuado para garantizar resultados en el largo plazo. También se necesitan nuevas alianzas con los actores locales más cercanos a las poblaciones que buscamos atender, de modo que nuestros compromisos se integren en las estructuras de la comunidad y se conviertan en fuente de estabilidad sobre la cual construir en el futuro.


Autores

Jaime Saavedra

Director de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial

Keiko Miwa

Country Director for Cabo Verde, Gambia, Guinea-Bissau, Mauritania, and Senegal, Africa

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