A principios de 2020, la mayoría de los países del mundo tomaron la decisión de cerrar parcial o totalmente las escuelas para contener la propagación del coronavirus (COVID-19). Esto dio lugar a que un número de estudiantes sin precedentes no pudieran asistir a la escuela en persona – en el pico del cierre de escuelas a finales de marzo de 2020, más de 1,600 millones de estudiantes se vieron afectados en todo el mundo. Más de medio año después, a mediados de noviembre de 2020, mientras los casos de COVID-19 siguen aumentando en muchas partes del mundo, más de 670 millones de estudiantes residen en países que están aplicando políticas de cierre total de escuelas, y más de 150 millones de estudiantes están en países donde las escuelas están parcialmente cerradas. El cierre de escuelas ha tenido consecuencias severas en las oportunidades que los estudiantes tienen de aprender, así como en su desarrollo socioemocional y cognitivo. Las estimaciones de las pérdidas de aprendizaje asociadas al cierre de escuelas sugieren que los estudiantes afectados pueden perder casi 10 billones de dólares en ingresos de por vida, lo que se suma a las consideraciones de los países para la reapertura de las escuelas.
A medida que los países evalúan cuándo y cómo reabrir las escuelas en condiciones de seguridad, una cuestión clave es cómo las escuelas apoyarán el aprendizaje de los estudiantes y la recuperación del aprendizaje. Durante el cierre de las escuelas, algunos estudiantes siguieron aprendiendo a través de diversas modalidades remotas, como plataformas de aprendizaje en línea, televisión y radio, y paquetes educativos impresos, mientras que otros dejaron de aprender por completo. Cuando las escuelas vuelvan a abrir sus puertas para la enseñanza presencial, los estudiantes regresarán con niveles muy diferentes de conocimientos y aptitudes, y los estudiantes desfavorecidos serán los que más probabilidades tengan de presentar las mayores pérdidas de aprendizaje. La clave para la recuperación del aprendizaje en este contexto es la alineación de la instrucción y de los apoyos educativos adicionales con respecto al nivel en que los estudiantes se encuentran en su trayectoria de aprendizaje. La evaluación del aprendizaje –el proceso de reunir y evaluar información sobre lo que los estudiantes saben, entienden y pueden hacer– es un elemento esencial en este proceso de análisis del estado del aprendizaje del estudiante, así como en el apoyo a la recuperación de sus aprendizaje y el avance hacia los objetivos y metas de aprendizaje. Como tal, la evaluación educativa debería ser un elemento clave de cualquier paquete de políticas educativas para el apoyo en la reapertura de las escuelas, ya que vuelve a centrar la atención en el aprendizaje de los estudiantes.
Para ayudar a los encargados de la formulación de políticas, los dirigentes escolares, los maestros, los padres y otros interesados en el proceso de aprendizaje a abordar preguntas importantes, como "¿Qué saben y pueden hacer los estudiantes cuando regresan a la escuela?" y "¿Están los estudiantes poniéndose al día con su trayectoria de aprendizaje anterior a la apertura de las escuelas?" El equipo Learning Assessment Platform (LeAP; Plataforma de Evaluación del Aprendizaje) ha preparado una guía en torno a evaluaciones del aprendizaje en el proceso de reapertura escolar. En la guía se ofrece orientación detallada sobre la forma en que pueden utilizarse diferentes tipos de evaluación educativa para apoyar el aprendizaje de los estudiantes y la recuperación del aprendizaje después de la reapertura de las escuelas. Se espera que los enfoques de evaluación del aprendizaje y los casos de países presentados en la guía también puedan ayudar a los países a crear sistemas nacionales de evaluación del aprendizaje más resistentes y orientar a países en caso de futuras perturbaciones que interrumpan la enseñanza presencial.
Por ejemplo, la evaluación en el aula se utiliza mejor para ayudar a los maestros a ajustar su instrucción al nivel de los alumnos y para proporcionarles una retroalimentación constructiva, que es crucial para la recuperación del aprendizaje. La evaluación a gran escala es la más adecuada para apoyar la adopción de decisiones informadas en todo el sistema para apoyar a las escuelas y los estudiantes, así como para informar sobre la asignación de recursos a las escuelas y los estudiantes que más lo necesitan, incluso en el contexto de un espacio fiscal limitado debido a las repercusiones económicas de la pandemia. Asimismo, en la guía también se aborda la forma en que los exámenes de alto impacto, que a menudo se utilizan para la certificación de estudios o la selección para el siguiente nivel educativo, tal vez requieran ajustes en el contexto de la reapertura de las escuelas.
En la guía de orientación se reconoce la diversidad de contextos y limitaciones a que se enfrentan los países, y provee orientación respecto a la preparación y ejecución de actividades relacionadas con la evaluación en contextos con distintos niveles de recursos. Por ejemplo, con respecto a la evaluación diagnóstica en el aula, la guía sugiere que se recurra a los instrumentos existentes para evaluar el aprendizaje y se dé prioridad a la evaluación de las habilidades fundamentales en los primeros grados escolares cuando los recursos son escasos, mientras que los países con más recursos podrían elaborar nuevos instrumentos de evaluación y ampliar las actividades de evaluación a otras asignaturas y grados.
A medida que los países consideran la posibilidad de incluir la evaluación del aprendizaje en el proceso de reapertura de las escuelas, en la guía se ofrece orientación sobre la forma de preparar y administrar las pruebas y de asegurar que los resultados de las evaluaciones se utilicen según lo previsto. En la guía se indican las principales medidas y su calendario aproximado en relación con la fecha de reapertura de las escuelas para informar este proceso y asegurar que se preste atención a cuestiones como el diseño de instrumentos, la logística, la capacitación de los administradores de las evaluaciones (ya sean maestros o agentes externos), el análisis de datos y la presentación de informes sobre los resultados. Es importante señalar que la guía también proporciona ejemplos de la forma en que los países de todo el mundo han aplicado ya (o tienen previsto aplicar):
- Países como Chile están llevando a cabo evaluaciones de diagnóstico de la alfabetización, los conocimientos básicos de aritmética y el bienestar socioemocional, tanto en persona como a distancia, para determinar cómo apoyar a los estudiantes durante la pandemia en curso.
- Como parte de su proceso de reapertura parcial de las escuelas, Kenia ha puesto en práctica evaluaciones en gran escala administradas por los maestros en el aula. Estas evaluaciones abarcan las materias pertinentes del programa de estudios para supervisar a los estudiantes cuando regresan a las aulas.
- Países como Corea del Sur han estado aplicando evaluaciones formativas continuas en el aula y en línea desde la reapertura de las escuelas.
- En el caso de algunos países como Viet Nam, los planes y la logística previamente elaborados para administrar una evaluación en gran escala podrían coincidir con la eventual reapertura de las escuelas. Se espera que esas evaluaciones proporcionen evidencia de las pérdidas de aprendizaje de COVID-19 y permitan adoptar decisiones de asignación de recursos para apoyar a las escuelas y a los estudiantes que se han quedado atrás.
A medida que los estudiantes regresen a las escuelas de todo el mundo en estos tiempos de incertidumbre, la primera prioridad será asegurar su salud y seguridad y apoyar su bienestar socioemocional. Volver a centrar la atención en el aprendizaje será la siguiente tarea, y el proceso de evaluación educativa de los estudiantes será clave para asegurar que el aprendizaje continúe cuando los estudiantes vuelvan a las aulas.
La guía a la que se hace referencia en este blog fue producida por el equipo de la Plataforma de Evaluación del Aprendizaje (LeAP) en noviembre de 2020 y podría ser actualizada en el futuro.
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