La mayoría de nosotros puede recordar nuestro primer día en la escuela, la oportunidad de hacer nuevos amigos y compartir experiencias dentro y fuera del aula. De la misma forma, podemos recordar nuestro día de graduación y compartir con nuestros amigos el cierre de una etapa en nuestras vidas y el inicio de un nuevo capítulo lleno de sueños. Millones de estudiantes han perdido estas y muchas otras experiencias formativas durante los últimos 18 meses. La pandemia de COVID-19 no solo ha causado pérdidas de aprendizaje, sino que también ha impactado interacciones complementarias que eran parte de estar en la escuela o en una institución de nivel superior. La pérdida de la estructura diaria, la disminución de la interacción con nuestro grupo social, el miedo a enfermarse, la incertidumbre del futuro, el distanciamiento social, entre otros factores, han afectado y siguen afectando el bienestar de los estudiantes. Estudios en los EE. UU., Alemania, España, Argentina, China, Pakistán, Bangladesh, Malasia y Brasil muestran un aumento en los niveles de ansiedad, estrés y síntomas de depresión.
Según la OCDE, los estudiantes tenían entre un 30% y un 80% más de probabilidades de presentar síntomas de depresión o ansiedad que los adultos en Bélgica, Francia y los Estados Unidos durante 2021. Además, UNICEF encontró que entre estudiantes de entre 13 y 29 años en nueve países de América Latina y el Caribe, el 27% siente ansiedad y el 46% reporta menos motivación para realizar las actividades que solía disfrutar. Si bien la comunidad educativa global a menudo enfatiza la importancia de la resiliencia (es decir, la capacidad de resistir, gestionar y superar las tensiones y los impactos acumulativos) en los sistemas educativos, también es importante pensar en la resiliencia socioemocional que los estudiantes necesitan durante estos tiempos.
Una revisión de evidencia sobre el uso de tecnología educativa (EdTech) en países en desarrollo encontró que las intervenciones que buscan cambios en comportamiento habilitadas por la tecnología son altamente costo-efectivas y que la implementación y la adopción juegan un papel crucial en su potencial éxito. La literatura proveniente de contextos de emergencia y estudios sobre refugiados también muestra que los programas de EdTech enfocados en brindar apoyo para el bienestar psicosocial ayudan a los estudiantes a sentirse más conectados y parte de una comunidad de aprendizaje. De hecho, como destaca el enfoque de EdTech del Banco Mundial, la educación es su núcleo sobre las conexiones humanas y cualquier diseño debe considerar cinco principios para maximizar la participación: estar guiado por un propósito y una visión claros; centrarse en el estudiante y llegar a todos los alumnos; empoderar a los maestros; involucrar a un ecosistema de apoyo; y estar basado en datos y evidencia.
En este blog, nuestro objetivo es destacar algunas formas prometedoras en las que se podría aprovechar de la tecnología educativa para apoyar el bienestar de los estudiantes:
- Usar líneas telefónicas directas para brindar apoyo y asesoramiento
Las líneas telefónicas directas creadas recientemente en respuesta a la crisis de COVID-19, así como las ya existentes, están desempeñando un papel importante en la prestación de apoyo de emergencia a estudiantes y padres. Algunos países como Portugal y EE. UU. han creado líneas telefónicas gratuitas y / o alternativas de telesalud para apoyar a los estudiantes, docentes y padres.
Francia introdujo el esquema “chèque psy” (enlace en francés) en 2021, que permite a los estudiantes universitarios recibir consultas virtuales o presenciales con un psicólogo de forma gratuita y una plataforma con recursos enlace en francés para apoyar la salud mental de los estudiantes. Australia ha desarrollado centros Headspace, creados por la Fundación Nacional de Salud Mental Juvenil, así como una línea directa que ofrece apoyo en el marco del programa "headspace".
- Usar mensajes de texto (SMS) y servicios de mensajería como WhatsApp para crear redes de igual a igual y cambiar comportamientos
Las intervenciones dirigidas a maestros o padres que usan aplicaciones de mensajería, SMS y redes sociales son de bajo costo y baja tecnología y pueden usarse para reducir las brechas de información de los padres, mejorar la asistencia de los estudiantes y mejorar el sentido general de conexión y la mentalidad, y disposición, de los estudiantes para el aprendizaje. Estudios a pequeña escala provenientes de programas de educación para refugiados también sugieren que la flexibilidad y la inmediatez de estos medios pueden ayudar a disminuir la percepción de aislamiento físico y social entre estudiantes y profesores.
Durante la pandemia, muchos países han implementado programas de mensajería para docentes, estudiantes y padres como República Dominicana, Malawi y El Salvador. En Chile, la Fundación Súmate, red de escuelas de segunda oportunidad, implementó un programa para continuar brindando apoyo emocional y continuidad educativa a los estudiantes a través de WhatsApp y las redes sociales. Una intervención reciente en Ghana está introduciendo SMS para mejorar la participación de los padres en las actividades educativas y promover la paridad de género en la educación a través de mensajes que promuevan la educación de las niñas y aborden algunos estereotipos comunes sobre los roles de género durante el cierre de escuelas.
- Uso de plataformas, aplicaciones en línea y estrategias de gamificación para brindar apoyo socioemocional y coaching
Las pedagogías y modalidades relacionadas con la tecnología educativa por sí mismas también podrían apoyar el bienestar psicosocial, ya que permiten la comunicación a nivel local y global, a menudo implican algún elemento de juego y recreación, y requieren habilidades como el trabajo en equipo y la planificación.
Las plataformas e iniciativas en línea centradas en el desarrollo de habilidades y habilidades socioemocionales para el siglo XXI son cruciales para que los estudiantes superen los retos causados por la pandemia y cualquier otro desafío en el futuro. Wellness Together Canada es un portal que ofrece autoevaluación del bienestar sin costo, recursos de seguimiento y apoyo, y asesoramiento por mensaje de texto o por teléfono. El proyecto EVOKE, en sus muchas iteraciones, proporciona una experiencia educativa en línea (que incluye aprendizaje basado en proyectos, coaching, gamificación y contenido interactivo) que ayuda a los estudiantes a adquirir habilidades del siglo XXI (creatividad, comunicación, reflexión crítica), habilidades socioemocionales (curiosidad, empatía, generosidad, resiliencia) y ganar la confianza para experimentar, colaborar y crear soluciones innovadoras. La plataforma y aplicación JovenSalud.net ofrece coaching en línea gratuito y confidencial para jóvenes en Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Estados Unidos. JovenSalud también ofrece consejos a estudiantes sobre cómo evitar conductas sexuales de alto riesgo.
Las aplicaciones que utilizan estrategias de gamificación como EduApp4Syria para la educación de los refugiados y Stubbe para estudiantes que han dejado la escuela han tenido éxito en el apoyo al bienestar psicosocial. Una innovación más reciente M-Shule es una plataforma de aprendizaje personalizada que opera en Kenia y Uganda que utiliza SMS e Inteligencia Artificial para desarrollar habilidades para los estudiantes a través del apoyo de organizaciones dirigidas por refugiados.
Viendo hacia adelante
Es importante tener en cuenta que todas estas intervenciones de EdTech, que tienen como objetivo mejorar el bienestar, son complementarias a la instrucción regular, ya sea en persona, híbrida o remota. Si bien se necesita mayor evidencia para evaluar su impacto potencial, estas representan un método de bajo costo para brindarles a los estudiantes un sentido de conexión con sus compañeros o con ayuda más profesional, así como para brindarles a los padres y maestros información para apoyar a los estudiantes (y a ellos mismos) durante tiempos continuos de incertidumbre y aislamiento. El Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, debería permitirnos reflexionar sobre la impacto del COVID-19 en la salud mental de las personas y especialmente en la de estudiantes, profesores y padres.
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