América Latina: ¿estaremos siempre a expensas de los precios del petróleo?

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Hace unas semanas una extraña tormenta conocida como "Derecho" devastó el área de Washington DC, llevándose muchas vidas y dejando a 1.3 millones de hogares y negocios sin electricidad.

Mi casa, desgraciadamente, estuvo entre las afectadas por el apagón y en un intento de hacer frente a las temperaturas de más de 90F provocadas por la tormenta, nos trasladamos hasta el sótano – normalmente la parte más fresca de la casa. 

 

 

Durante los primeros días los niños disfrutaron de la novedad, pero a medida que pasaban los días, la frustración creció, en parte porque no teníamos idea de cuándo iba a volver la electricidad.

En realidad esto no es comparable a la escasez de electricidad crónica ni al aumento de los precios provocados por los mercados petroleros volátiles en toda América Latina. Pero el apagón de DC me recordó nuestra vulnerabilidad a las crisis y nuestra extrema dependencia de la energía.

Pero, ¿qué tiene esto que ver con los precios del petróleo volubles? Bueno, todo está relacionado, como bien señala nuestro informe "Mitigación de la vulnerabilidad de los precios del petróleo altos y volátiles".

La volatilidad del precio del petróleo provoca una reacción en cadena que repercute en todos los bienes y servicios. Alimentos, gas, viajes, electricidad, gastos de matrícula, entretenimiento y salud.

Desde 2007, los precios del petróleo se han mantenido altos y volátiles. Y así como cada hogar tiene que "apretarse el cinturón" para cubrir los costos cada vez mayores, los gobiernos se enfrentan a un dilema similar, especialmente cuando bajan los ingresos.

Esto es particularmente cierto para los importadores netos de petróleo, tales como América Central y el Caribe. En ambas subregiones, el petróleo representa más del 90% de sus necesidades de energía primaria. Esto es más de un tercio más alta que el promedio regional y más del doble del promedio mundial.

Pero, ¿qué pueden hogares los hogares y los gobiernos? Cuando las facturas de energía deben pagarse de inmediato y existe la necesidad de reducir la dependencia a largo plazo, ¿cómo debemos evaluar las compensaciones sin poner en peligro sectores como la educación y las prioridades nacionales?
El nuevo informe "Mitigación de la vulnerabilidad de los precios del petróleo altos y volátiles" trata de ayudar a responder estas preguntas.

En cuanto a las medidas a corto, mediano y largo plazo disponibles para los gobiernos interesados, el informe se centra sobre todo en los impactos en el sector energético. En el corto plazo, las soluciones basadas en la gestión de riesgos de los mercados (herramientas de cobertura física y financieros) se pueden utilizar para ayudar a controlar el impacto de la volatilidad de los precios del petróleo en los presupuestos nacionales. Algunos países, como México, Panamá y Ghana ya han comenzado a utilizar estas herramientas, mientras que otros están observando estas experiencias con interés.

Sin embargo, en un plazo más mediano y largo, las medidas estructurales son necesarias para reducir la vulnerabilidad. Las fuentes renovables de energía, la inversión en eficiencia energética y una mayor integración regional con los países dotados de una oferta más diversificada, ayudaría a América Central y el Caribe a mejorar el promedio de la balanza por cuenta corriente en aproximadamente 1,6% del PIB.

A nivel de país, Haití y Honduras podrían reducir su déficit hasta un 3% del PIB. En Guyana y Nicaragua, esta reducción puede aumentar hasta un 5% del PIB.
No sólo la energía renovable reduce la necesidad conseguir petróleo en la generación de energía sino que también reduce los gases de efecto invernadero (GEI). Si América Central y el Caribe aumentaran su potencial capacidad renovable en sólo un 10%, la región podría ahorrar hasta 14,2 millones y 5,6 millones de barriles de diesel y fuel oil pesado, respectivamente. Esto representa una reducción media en sus déficits de cuenta corriente de casi el 1% del PIB.

Las inversiones en eficiencia energética podría aumentar aún más con este ahorro. En el caso de Honduras, una de las formas más rentables de reducir la necesidad de petróleo y productos derivados, sería tomar ventaja de las estrategias de eficiencia energética, y así el país podría ahorrar hasta un 1% del PIB. En cuanto a Nicaragua y Jamaica, el ahorro podría alcanzar cerca de un 1,5%.

Incluso es posible lograr una mayor reducción en la dependencia del petróleo si la región logra integrar sus respectivas fuentes de energía. Estas medidas también contribuirían a diversificar las fuentes de generación, mejorar la eficiencia, reducir los costos de generación asociados y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que suponen un ahorro de 2,4 millones de barriles de combustible diesel y 1,8 millones de barriles de petróleo pesado.
Estas cifras indican una reducción de aproximadamente el 8% en la cuota de gasoil en la matriz energética de estos países.

Si bien se centró principalmente en América Central y el Caribe, los instrumentos y recomendaciones de política del informe son aplicables a cualquier país importador de petróleo que trata de mitigar la vulnerabilidad de unos precios del petróleo altos y volátiles. Sin duda, las decisiones sobre la inversión en la gestión del riesgo, en las medidas estructurales y en la diversificación serán difícil, pero son necesarias para garantizar que estamos mejor preparados para el futuro.
 

 

 


Autores

Ariel Yepez

Senior Energy Specialist, Energy Unit, Latin America and the Caribbean Region

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