La tecnología está transformando al mundo a velocidades vertiginosas, abarcando cada vez más áreas de nuestra vida cotidiana. Las compras en línea en el supermercado; las operaciones de banca desde el hogar; hablar por videoconferencia con nuestros seres queridos; el trabajo a distancia, todas estas tendencias se incrementaron drásticamente como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, haciendo más evidente su gran aporte a nuestros modos de vida.
¿Has pensado cómo la tecnología también puede mejorar la actuación del gobierno? A continuación, ofrecemos un ejemplo claro.
Para que el sector público pueda aprovechar al máximo las oportunidades que brinda la tecnología, el Banco Mundial lanzó en el año 2019 la iniciativa global de GovTech. Esta consiste en el diseño de un enfoque integral para la modernización del sector público, que promueve una transformación hacia un gobierno más simple, accesible y eficiente. El centro de esta estrategia es mejorar la entrega de servicios a la ciudadanía y los negocios, incrementando la eficiencia, transparencia y rendición de cuentas.
En este sentido, el Banco Mundial y la Contraloría General de la República de Chile unieron esfuerzos para implementar esta estrategia y, a través de un mayor uso de tecnologías digitales, aumentar de manera gradual las capacidades de fiscalización de esta entidad.
El objetivo es incrementar la confianza en las instituciones públicas chilenas, logrando que sean más creíbles, eficientes, inclusivas e innovadoras.
Gracias al uso masivo de datos, se están desarrollando una serie de auditorías que permiten analizar diversos programas de Gobierno, por ejemplo, al Bono Clase Media, las compras y gastos vinculados a la pandemia, el Plan Alimentos para Chile, entre otros. Al auditar el universo total de datos y no solo una muestra, como sucedía anteriormente, los avances son notables.
Sin duda esto permite una mejor entrega de servicios a la ciudadanía, evitando desvíos de recursos e ineficiencias en el gasto público.
Los beneficios y retos que significan estos avances tecnológicos tienen un alto impacto en la agenda de transparencia y rendición de cuentas. Por ello, deben estar al centro de la estrategia de todas las Entidades Fiscalizadoras Superiores.
Alcanzar esta meta no es tarea fácil ni inmediata, ya que además de adaptar sus sistemas, las instituciones deben capacitar a su personal y lograr un cambio de la cultura organizacional respecto al enfoque de auditoría tradicional.
Al realizar auditorías utilizando Inteligencia Artificial y Datos Masivos, las Entidades Fiscalizadoras Superiores podrán transformarse, ya que serán capaces de lograr que las aplicaciones algorítmicas que se encuentran en "cajas negras" se conviertan en "cajas blancas", transparentes y de acceso simple a la ciudadanía, sociedad civil, academia y poderes del Estado.
Creemos que el ejemplo de la Contraloría General de la República de Chile puede ofrecer lecciones interesantes a otras instituciones de la región y del mundo.
El desafío es grande, pero los beneficios valen la pena: entrar en una nueva era tecnológica impulsada por el análisis de datos, permite tener un Estado más transparente y enfocado en la ciudadanía.
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